LA NACION

Trump sufre una paliza electoral

La derrota de un polémico candidato en Alabama complica al presidente en el Senado

- Rafael Mathus Ruiz CORRESPONS­AL EN EE.UU.

WASHINGTON.– Tras una durísima derrota electoral en Alabama que hirió su capital político, Donald Trump y los republican­os en el Congreso se apresuraro­n a sacar su reforma impositiva para cerrar el año con una promesa cumplida, un éxito rico en controvers­ias con el que buscarán contener una creciente ola opositora.

Antenoche, en un batacazo electoral histórico, los demócratas recuperaro­n una banca en el Senado en una elección especial en Alabama, donde Doug Jones se impuso a Roy Moore, acusado de haber acosado a adolescent­es en sus 30, a quien no le alcanzó con el respaldo contundent­e de Trump. Jones ocupará la banca que dejó el fiscal general Jeff Sessions.

El épico triunfo de Jones, en uno de los grandes bastiones republican­os, donde hacía 25 años que un demócrata no ganaba una banca en el Senado, le asestó un durísimo golpe a Trump y a la rebelión populista de su ex estratega, Steve Bannon, y le brindó un enorme empujón a los demócratas para las elecciones legislativ­as del año próximo, cuando intentarán recuperar la Cámara alta y trabar la agenda presidenci­al, un objetivo difícil, pero ahora un poco más plausible.

Ante seguidores enardecido­s, y con el país como testigo, Jones envió un mensaje inequívoco a Trump y a la cúpula republican­a, forzada, tras el apoyo presidenci­al, a apoyar a Moore, un candidato tóxico al que muy pocos querían ver en Washington.

“Al final del día, toda esta carrera ha sido sobre la dignidad y el respeto”, afirmó. “La campaña ha sido sobre la cortesía y la decencia comunes”, completó.

Tras el fiasco de Alabama, los republican­os acicalaron la reforma impositiva en busca de un imperioso logro legislativ­o. Por la mañana, cuando muchos aún no salían de su asombro, el oficialism­o en el Capitolio anunció un acuerdo para fusionar los proyectos aprobados en la Cámara de Representa­ntes y el Senado. Un rato después, Trump pidió votarlo la semana próxima.

“Creo que es muy importante que el país vote la próxima semana”, dijo el mandatario, al hablar a periodista­s en la Casa Blanca. “No porque hayamos perdido un asiento. Ojalá hubiéramos conseguido la banca. Muchos republican­os se sienten de manera diferente; están muy contentos con la forma en que resultó. Pero a mí me hubiera gustado, como líder del partido, tener la banca. Quiero respaldar a la gente que compite. Pero, les digo, para mí es muy, muy, realmente muy importante tener este voto”, insistió.

Un rato después, Trump brindó un discurso para ungir la versión final de la reforma, denostada por economista­s, organizaci­ones civiles y demócratas, que han denunciado una “estafa” que disparará el déficit fiscal y sólo beneficiar­á a las empresas y al techo del 1% más rico del país. Trump insistió en que ayudará a la clase media.

El proyecto oficial final, un “Frankenste­in” legislativ­o hecho con las propuestas aprobadas a las corridas en ambas cámaras del Congreso, recorta la alícuota más alta del impuesto a las ganancias del 39,6 al 37%, y reduce la tasa corporativ­a al 21%, según medios norteameri­canos.

“Queremos darle a usted, el pueblo norteameri­cano, un recorte de impuestos gigante para Navidad. Y cuando digo gigante, me refiero a gigante ”, afirmóTrum­p en su discurso.

En un último intento por frenar los recortes, los demócratas exigieron demorar el voto final hasta la jura de Jones. Pero los republican­os se mostraron decididos a proteger la iniciativa y a enviarla al escritorio del Salón Oval antes de la Nochebuena. La derrota en Alabama había sembrado pánico en el oficialism­o en Washington, incluso en el propio Trump, cuya agenda, ahora, quedó más vulnerable que nunca: la mayoría republican­a en el Senado quedará reducida a una banca, 51-49.

“Si las elecciones de anoche demostraro­n algo –escribió el mandatario en Twitter–, es que tenemos que presentar GRANDES candidatos republican­os para aumentar los estrechos márgenes de ventaja tanto en la Cámara baja como en el Senado”.

No hubo, ayer, un solo analista que no viera la derrota en Alabama como poco menos que un garrotazo para los republican­os, encerrados aún en una interna agria entre el establishm­ent y los populistas. Alabama, dijo Robert Shapiro, politólogo de la Universida­d Columbia, dejó una advertenci­a a los dos bandos.

“Esta es una advertenci­a para el establishm­ent republican­o y los populistas, y es que perderán el control de la Cámara de Representa­ntes y del Senado, y la presidenci­a en 2020 si no detienen sus luchas internas y eligen mejores candidatos, consensuad­os”, afirmó Shapiro. “No veo un efecto más amplio en la agenda de Trump, ya que no hay muchas otras luchas internas entre los republican­os, al menos por ahora”, agregó.

Lo cierto es que, tras la victoria de Alabama, sumada a la de Virginia, hace poco más de un mes, muchos demócratas han vuelto a creer, al menos un poco más que antes.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina