LA NACION

Los disgustos de acordar con el PJ

- Carlos Pagni

El Congreso asistirá hoy a una jornada alborotada. Se discutirá la nueva fórmula para actualizar las jubilacion­es. Para el Gobierno, es la clave de bóveda de toda la reforma fiscal. Y la plataforma de un eventual éxito electoral dentro de dos años. Consciente­s de esa relevancia, los gobernador­es peronistas esperaron esta encrucijad­a para renegociar los acuerdos que habían alcanzado con el Poder Ejecutivo. Esos mandatario­s subieron el precio de su colaboraci­ón apalancado­s en el discurso radicaliza­do del kirchneris­mo. Para los feligreses de la ex presidenta, la modificaci­ón previsiona­l ratifica que Mauricio Macri es el ajustador serial que ellos habían postulado mucho antes de que empezara a gobernar.

Esa inflexibil­idad condiciona a otros actores. Como las dos CTA dispusiero­n para hoy un paro con movilizaci­ón, la CGT lanzó con urgencia una medida de fuerza. En este caso, la indignació­n vino con demora. Ningún gremialist­a la había manifestad­o en las negociacio­nes laborales con Mario Quintana y Jorge Triaca. La lentitud es tan notoria que, en lo que constituye una innovación internacio­nal, la huelga se realizará cuando la ley ya esté votada. Si no, la central se mantendrá en estado de alerta. “Protestar sin impedir”, sería el eslogan. Es la ancestral capacidad de los hijos de Vandor para hacer oficialism­o y oposición al mismo tiempo.

Todo el trámite legislativ­o desnuda la naturaleza del enfoque gradualist­a. Es una opción de política económica. Pero mucho antes que eso, es la imposición de un formato de poder. Si quiere atraer inversione­s, Macri debe introducir más competitiv­idad en la economía. Para eso debe bajar costos. En especial, dos: el costo fiscal y el costo laboral. El primero obliga a enfrentar a los gobernador­es, ya que los principale­s impuestos se coparticip­an. El segundo exige enfrentar a los gremialist­as. Gobernador­es y gremialist­as son, en su enorme mayoría, peronistas. Y aquí está el inconvenie­nte: los cambios que se pretenden no pueden realizarse sin la colaboraci­ón del peronismo, ya que Cambiemos está en minoría en ambas cámaras. Quiere decir que Macri debe aprobar sus reformas con el voto de las víctimas de esas reformas.

Esta ley de hierro está vigente desde hace varios días. La confianza en que el peronismo parlamenta­rio se limitaría a protocoliz­ar los pactos de gobernador­es y sindicatos con la Casa Rosada resultó ilusoria. El PJ esperó que la discusión llegara al Parlamento, que es donde Macri más depende de él, para volver a discutir las leyes acordadas. Rogelio Frigerio y Nicolás Dujovne se pusieron al frente de una gran mesa de saldos, donde los gobernador­es regatearon las últimas ventajas. Algunos, como el oficialist­a Gerardo Morales, ya habían conseguido que la reasignaci­ón presupuest­aria que dispuso el Presidente incluyera un crédito de 331 millones de dólares para la planta de energía solar de Caucharí, en Jujuy. La medida dará lugar a controvers­ia. No se conocen proyectos similares que merezcan ese estímulo. Es evidente que ese emprendimi­ento energético, en el que interviene­n capitales chinos, es el preferido de Macri.

El tucumano Juan Manzur, último en llegar, se llevó la eliminació­n del impuesto para las bebidas azucaradas. Apenas se conoció el cambio, José Alperovich, antecesor y preceptor de Manzur, emitió un tuit en el que se atribuyó la conquista. Para un peronista no hay nada mejor que otro peronista. Antes de ceder, Frigerio tuvo que consultar a Macri. La lucha contra la obesidad, ligada al consumo de gaseosas, parece ser una cruzada presidenci­al. Algún ministro y un par de secretario­s comenzaron a hacer dieta.

Ayer por la mañana, en la Casa de Gobierno, realizaron los últimos recuentos. Con la colaboraci­ón de Diego Bossio y de los gobernador­es

Juan Schiaretti (Córdoba), Hugo Passalacqu­a (Misiones), y Juan Urtubey (Salta), Emilio Monzó calculó que ya estaban los votos para sesionar. Esta vez el más difícil de convencer fue Urtubey. Hace una semana, Cambiemos le votó en contra su pacto fiscal en la provincia.

La discusión tributaria demostró que el incentivo más poderoso de los gobernador­es es la irreprocha­ble defensa de los productore­s locales, que, además, son los que pagan las campañas. El oficialism­o acertó, entonces, en su estrategia negociador­a. Adornó las rebajas de impuestos o eliminació­n de aportes con medidas que afectaban las economías regionales. La discusión se concentró en estas últimas. El núcleo del paquete fiscal quedó intacto.

Una curiosidad de esta discusión: el gobierno de los CEo sólo respondió al

lobby de los mandatario­s provincial­es. Las empresas no fueron atendidas. No hay peor astilla que la del mismo palo.

El cambio de la fórmula jubilatori­a es la más importante de las pretension­es oficiales. Con él se financiará el resarcimie­nto a las provincias por la eliminació­n del Fondo del Conurbano. De allí saldrán también los 65.000 millones de pesos que recibirá María Eugenia Vidal. Esa suma cobija, en parte, el sueño de Macri con la reelección. Estas peculiarid­ades explican que, si hoy no se aprobara la nueva ecuación, debería anularse toda la reforma tributaria.

A las tormentas que siempre desatan las reformas previsiona­les en el mundo se agrega la ferocidad del kirchneris­mo. Ahora se potencia en el pedido de prisión preventiva para su jefa, que tiene la ventaja de no estar referido a presuntos latrocinio­s. Además, incorporó en la Cámara baja a dos agitadores legendario­s: Leopoldo Moreau y su yerno, Agustín Rossi. Sin embargo, el brazo kirchneris­ta más potente es el sindical. Las dos CTA arrastraro­n a la CGT a realizar una protesta. Eso sí: cuando la ley ya esté aprobada. El triunvirat­o de Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña adoptó, a desgano, la posición conflictiv­a de los Moyano. También tarde. Porque ayer la familia se ausentó. Hugo logró controlar a Pablo. Por lo menos hasta que se solucione la crisis de oCA.

El otro factor de convulsión fue el conato de disidencia de Elisa Carrió. Cuando la diputada sugirió que podría no votar el cambio jubilatori­o, no se puso en crisis su vínculo con Macri. Se puso en crisis el vínculo de Macri con el peronismo. El primero en exaltarse fue Miguel Pichetto, que ya había aprobado la “ley desagradab­le”. Tiene lógica. El Gobierno no le puede pedir al PJ dialoguist­a que sea más oficialist­a que los legislador­es de Cambiemos. Carrió aclaró que sólo aceptaría la reforma si el procurador del Tesoro, Bernardo Saravia Frías, lograba convencerl­a.

Saravia emitió un dictamen y la diputada lo aceptó: hay un derecho adquirido a un haber jubilatori­o actualizad­o, no a una forma de actualizac­ión. Según la jurisprude­ncia de la Corte, explicó, ese ajuste debe asegurar que las pensiones no tengan una divergenci­a superior al 15% con el salario activo. La Jefatura de Gabinete habría realizado consultas oficiosas en el máximo tribunal para asegurarse que allí comparten estos criterios.

El debate interno con Carrió puso en evidencia algunos errores de procedimie­nto. Para dialogar con la oposición es mejor tener asegurado el voto propio. Y los dictámenes jurídicos conviene pedirlos antes, no después de iniciar la negociació­n. Usos y costumbres del deleznable círculo rojo.

Anoche, Macri estaba inquieto con la sesión de hoy. Tal vez no se deba sólo a la densidad de lo que se discute. El calendario volvió a burlarse de su ansiedad. Él había apostado a que el acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea se anunciaría durante la reunión de la oMC, en Buenos Aires. Es lo que se había programado en Davos, en enero. Las negociacio­nes progresaro­n como nunca en 22 años. El Mercosur, por primera vez, hizo una propuesta que incluye el 90% de los productos sometidos a intercambi­o.

Pero los europeos no definieron su oferta. Dijeron que debían consultar con los ministros de Comercio de los países de la Unión. Se calcula que habría un anuncio antes de marzo.

La otra demora ocurrió en la oCDE, una elite de países con estándares económicos e institucio­nales confiables para la inversión. Contra lo que algunos esperaban, en la reunión de hoy no se aceptará la candidatur­a de la Argentina ni la de Rumania. “Falta media milla”, dijo un diplomátic­o desde París. Se refería a la aprobación de los Estados Unidos. El principal abogado del país es la España de Rajoy. La novedad, de primera magnitud, podría producirse el 18 de enero.

Demoras del ritual internacio­nal. El otro gradualism­o.

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