Rajoy le pone el cuerpo a la campaña para evitar una debacle en Cataluña
El presidente viajó ayer y planea volver otras tres veces ante el riesgo de que el PP sufra la peor derrota de su historia
MADRID.– Las encuestas le transmiten señales de alarma al presidente Mariano Rajoy: al Partido Popular (PP), que él lidera en España, los votos se le escurren en Cataluña como agua entre los dedos y se expone a un derrumbe histórico en los comicios del jueves que viene.
La intervención estatal de las instituciones regionales, que incluyó la destitución del gobierno de Carles Puigdemont y la convocatoria electoral, alcanzó para contener la crisis independentista y devolver cierta calma a las ciudades catalanas. Pero tomar el control de la Generalitat, a fines de octubre, le resultó infinitamente más sencillo que conseguir después el reconocimiento de la población.
El último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) revela que el 54% de quienes votaron hace dos años al candidato del PP, Xavier García Albiol, optarían ahora por la postulante de Ciudadanos, Inés Arrimadas. Los populares pasaron del 13% en 2012 (19 diputados) a 8,5% en 2015 (11); las encuestas conocidas hasta ahora lo ubican en el orden del 6%, con no más de 8 diputados, y peleando el último lugar entre los partidos que obtendrían representación.
Preocupado, Rajoy decidió volcarse en persona a una campaña que prefería conducir a la distancia con la misma discreción con que llevó adelante este mes y medio de intervención de Cataluña.
“Hemos demostrado que la democracia funciona. Restituimos la legalidad en cuestión de horas. El PP es la garantía de que la ley seguirá vigente en Cataluña”, dijo ayer, durante un acto en Badalona, uno de los pocos municipios donde su partido mantiene una base sólida y del que Albiol fue alcalde.
De aquí al martes, último día de la campaña, el presidente tiene en agenda otras tres visitas a Cataluña. Siempre con el mismo mensaje: el voto útil para quienes quieren defender la unidad de España es respaldar al partido que enfrentó a los nacionalistas con la herramienta más dura de la Constitución, el artículo 155.
La línea argumental del PP pone en duda la capacidad de Arrimadas de mantener el pulso contra los secesionistas, a pesar de que con ella al frente Ciudadanos podría incluso quedarse con el primer lugar, gracias a la división de votos entre las dos principales listas del separatismo.
Al candidato Albiol le resultó infructuosa la estrategia de mostrarse como el más extremo, un papel que no tiene que impostar nada. Abrió la campaña con un grito de origen futbolero: “A por ellos”, en alusión a los independentistas a los que pretende derrotar. Llegó a decir: “Vamos a votar para enviar a Puigdemont y compañía al baúl de los recuerdos, cerrarlo con llave y tirarlo al mar”. Tuvo que aclarar que era “en sentido figurado”.
La mayor presencia de Rajoy apunta a moderar un poco el tono, pero sin desperfilar el mensaje. Ayer insistió en Badalona que la vigencia del artículo 155 “no tiene fecha de caducidad” y que el fin de la intervención dependerá de que quienes formen el próximo gobierno respeten la ley.
Pero al palo le sumará un poco de zanahoria. Para los próximos días el presidente y sus ministros desplegarán un rosario de promesas de inversión estatal, obras públicas y medidas para fomentar el empleo en Cataluña.
“Será todo un plan de choque para que las empresas que se fueron asustadas por el proceso independentista vuelvan a confiar en Cataluña”, anticipó Albiol.
El módico objetivo de Rajoy es evitar un desastre electoral. Retener al menos lo que tuvo el PP en las últimas elecciones catalanas, que ya de por sí representaban un piso histórico. Aunque su principal obsesión es evitar que los nacionalistas vuelvan a formar gobierno y reactiven la pelea por la independencia, un resultado del PP como el que anticipan las encuestas afectaría de manera clara la imagen de Rajoy. Sobre todo ante sus socios europeos, que lo respaldaron de manera decisiva en su política para asumir el control de Cataluña.