LA NACION

El sonido del folklore indie llega al Conti

María y Cosecha, mañana en ese centro cultural música.

- Gabriel Plaza

Hay bandas que marcan su tiempo. en estos veinte años, maría y cosecha ayudaron a construir un camino colectivo, desde peñas alternativ­as como La eulogia hasta encuentros como músicos de Provincia, donde la música independie­nte de raíz folklórica se hizo fuerte. “Fuimos una generación de transición en hacer la música de raíz fusionando con las músicas del mundo y otros géneros. También aprendimos de la autogestió­n. Fue lo que nos salvó de poder seguir haciendo la música que queríamos sin esperar nada de nadie”, dice la cantante del grupo, maría de los Ángeles Ledesma.

maría es una de las mejores voces de su generación. su forma de cantar y frasear se puede rastrear en muchas intérprete­s de la actualidad. con cinco discos editados de forma independie­nte –Miradas

(1999), Esencia (2006), Otra vuelta (2010), Umbral (2014) y Agosto (2017)–, este ensamble que se completa con Pablo Fraguela en piano, Pedro Furió en guitarra, Taty calá contrabajo y matías Furió en percusión, es una referencia del indie folklórico.

sus versiones y los arreglos que hicieron de temas del repertorio folklórico se estudian en las escuelas de música. Por eso, mañana, además de presentar las canciones de su nuevo disco, Agosto, en el Haroldo conti lanzarán el proyecto de un libro de 200 páginas con partituras. “ese proyecto surgió porque muchos músicos que están estudiando nos piden los arreglos”, cuenta maría “chiqui” Ledesma.

el grupo se constituyó en una rara avis de la escena aglutinand­o a su alrededor el circuito del indie folklórico. durante la década del noventa el grupo apuntó a la continuida­d de una historia surgida en el nuevo cancionero de los sesenta, ese movimiento apuntalado por la voz de mercedes sosa y la palabra de Armando Tejada Gómez.

“ese movimiento fue nuestra una escuela para muchos que aprendimos a hacer otra música. Por suerte, las generacion­es más jóvenes siguen este legado del nuevo cancionero de los sesenta, que es retratar la vida en una canción de una manera poética y creativa. No es estruendos­a y no tiene que ver con las grandes masas y los grandes festivales, va por otro lugar”.

La escena independie­nte se expandió, desde que maría y coseche surgieron en 1997 en plena crisis de identidad. “Lo que se consiguió como movimiento de músicos independie­ntes en todo este tiempo fue muy grande. creció antes que nada el fortalecim­iento de los proyectos colectivo y un vínculo humano entre todos los músicos que andaban por el mismo camino. Y las generacion­es actuales ya vienen con ese chip. Ya hay muchos artistas dentro de la música popular, el jazz, el tango, la canción y el rock, que aprendiero­n a hacer las cosas de forma colectiva e independie­nte”, apunta la cantante.

en Agosto, su último disco, el grupo deja versiones para que segurament­e serán tomadas como influencia­s como los arreglos de “Alfonsina y el mar,” de Felix-ramírez, y “Te recuerdo Amanda”, de víctor Jara. “siempre pensamos mucho en la música que hacemos y como le va a llegar a la gente un arreglo. cuando hicimos Alfonsina o Te recuerdo, dos canciones que respetábam­os mucho, nos agarramos mucho de la sensación que genera la luminosida­d o oscuridad de la palabra. esas sensacione­s de la palabra las transforma­mos en sonido. Y eso tiene sus resultados. esa es la clave para arreglar temas en el grupo”. La canción como leitmotiv es lo que reúne generacion­es en su música, señala maría: “están los autores que nos marcaron de chicos y los autores nuevos que vienen haciendo cosas. somos parte de una masa crítica del arte que nos acompañamo­s entre todos. eso habla del espíritu colectivo de esta generación”.

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