El sonido del folklore indie llega al Conti
María y Cosecha, mañana en ese centro cultural música.
Hay bandas que marcan su tiempo. en estos veinte años, maría y cosecha ayudaron a construir un camino colectivo, desde peñas alternativas como La eulogia hasta encuentros como músicos de Provincia, donde la música independiente de raíz folklórica se hizo fuerte. “Fuimos una generación de transición en hacer la música de raíz fusionando con las músicas del mundo y otros géneros. También aprendimos de la autogestión. Fue lo que nos salvó de poder seguir haciendo la música que queríamos sin esperar nada de nadie”, dice la cantante del grupo, maría de los Ángeles Ledesma.
maría es una de las mejores voces de su generación. su forma de cantar y frasear se puede rastrear en muchas intérpretes de la actualidad. con cinco discos editados de forma independiente –Miradas
(1999), Esencia (2006), Otra vuelta (2010), Umbral (2014) y Agosto (2017)–, este ensamble que se completa con Pablo Fraguela en piano, Pedro Furió en guitarra, Taty calá contrabajo y matías Furió en percusión, es una referencia del indie folklórico.
sus versiones y los arreglos que hicieron de temas del repertorio folklórico se estudian en las escuelas de música. Por eso, mañana, además de presentar las canciones de su nuevo disco, Agosto, en el Haroldo conti lanzarán el proyecto de un libro de 200 páginas con partituras. “ese proyecto surgió porque muchos músicos que están estudiando nos piden los arreglos”, cuenta maría “chiqui” Ledesma.
el grupo se constituyó en una rara avis de la escena aglutinando a su alrededor el circuito del indie folklórico. durante la década del noventa el grupo apuntó a la continuidad de una historia surgida en el nuevo cancionero de los sesenta, ese movimiento apuntalado por la voz de mercedes sosa y la palabra de Armando Tejada Gómez.
“ese movimiento fue nuestra una escuela para muchos que aprendimos a hacer otra música. Por suerte, las generaciones más jóvenes siguen este legado del nuevo cancionero de los sesenta, que es retratar la vida en una canción de una manera poética y creativa. No es estruendosa y no tiene que ver con las grandes masas y los grandes festivales, va por otro lugar”.
La escena independiente se expandió, desde que maría y coseche surgieron en 1997 en plena crisis de identidad. “Lo que se consiguió como movimiento de músicos independientes en todo este tiempo fue muy grande. creció antes que nada el fortalecimiento de los proyectos colectivo y un vínculo humano entre todos los músicos que andaban por el mismo camino. Y las generaciones actuales ya vienen con ese chip. Ya hay muchos artistas dentro de la música popular, el jazz, el tango, la canción y el rock, que aprendieron a hacer las cosas de forma colectiva e independiente”, apunta la cantante.
en Agosto, su último disco, el grupo deja versiones para que seguramente serán tomadas como influencias como los arreglos de “Alfonsina y el mar,” de Felix-ramírez, y “Te recuerdo Amanda”, de víctor Jara. “siempre pensamos mucho en la música que hacemos y como le va a llegar a la gente un arreglo. cuando hicimos Alfonsina o Te recuerdo, dos canciones que respetábamos mucho, nos agarramos mucho de la sensación que genera la luminosidad o oscuridad de la palabra. esas sensaciones de la palabra las transformamos en sonido. Y eso tiene sus resultados. esa es la clave para arreglar temas en el grupo”. La canción como leitmotiv es lo que reúne generaciones en su música, señala maría: “están los autores que nos marcaron de chicos y los autores nuevos que vienen haciendo cosas. somos parte de una masa crítica del arte que nos acompañamos entre todos. eso habla del espíritu colectivo de esta generación”.