LA NACION

“Los policías se habían empecinado conmigo”

Una denuncia sobre corrupción habría originado la causa por narcotráfi­co

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El 11 de diciembre de 2015, en un juicio abreviado, el Poder Judicial de San Martín condenó a Elma Vega y a su marido como coautores del delito de tráfico de estupefaci­entes, en la modalidad de tenencia con fines de comerciali­zación, agravado por la intervenci­ón organizada de tres o más personas, en concurso real con el delito de tenencia ilegítima de arma de uso civil. Elma recibió una pena de cinco años (hacía dos años y medio que estaba detenida), pero los estímulos educativos que recibió en la cárcel y las conclusion­es de la junta de psicólogos que revisó su caso se combinaron para lograr una rebaja en la condena.

Sin embargo, aún hoy, la mujer insiste en que no debió pasar ni siquiera una noche en el penal.

“En 2012 denuncié que los policías de la comisaría de Pablo Podestá eran corruptos y que arreglaban todo con plata. Dos semanas después hubo un allanamien­to en mi casa de los mismos policías. Yo les decía que no me hicieran ninguna chanchada porque me la veía venir. Al final apareció en la cajonera de mi habitación una pistola 9 milímetros con el cargador lleno y empezó todo el circo”.

Por ese hecho, Elma estuvo presa una semana en la Comisaría de la Mujer de Villa Maipú. Ella denunció que el arma fue “plantada”, pero el proceso siguió. En junio de 2013 hubo otro operativo en su casa, pero esta vez con una acusación grave: Elma y su marido formaban parte de una organizaci­ón dedicada a la venta de drogas.

“Dijeron que tenían escuchas mías con gente que recién conocí en el camión de traslado a Ezeiza. Supuestame­nte me acusaban de que yo me iba a encontrar con esta gente para venderles dos kilos de cocaína. Los policías se habían empecinado conmigo”, remarcó Vega, quien en el tiempo en prisión aprendió el oficio de costurera y ahora lleva adelante con éxito la fabricació­n de muñecas.

Tras ese segundo expediente iniciado, La Justicia unificó las causas contra Elma y su abogado la convenció de acordar una pena en un juicio abreviado.

“Lo hablé mucho con mi marido –aseguró Vega en diálogo con la nacion–, porque ninguno de los dos quería asumir la culpa de algo que no había hecho, pero mientras estaba detenida me había salido un tumor en la garganta y decidimos que lo mejor era ponerle punto final al tema. Después de aceptar el trato, el 8 de marzo de 2016 recuperé la libertad. Mi marido estuvo detenido medio año más porque en la cárcel no había estudiado. Igual da mucha bronca y todavía siento impotencia”.

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