Juan Mata da vida a las causas nobles con un 1% de algunos sueldos
Éste es el hombre”, se dijo Jürgen Griesbeck apenas lo escuchó el año pasado en una entrevista televisiva. La claridad de Juan Mata atravesó la pantalla. El jugador de Manchester United reconocía que los futbolistas vivían en un burbuja y que la vida real transcurría fuera de ella, y consideraba excesivo su salario y los de muchos colegas. El emprendedor comprendió inmediatamente que el español sintetizaba los valores que lo habían llevado a fundar, en 2002, Street Football World, una organización que en la actualidad apoya a 125 ONG en ochenta países. El punto de unión entre ambos no ofrecía dudas: el fútbol como herramienta de cambio social. Un pensamiento que Griesbeck alumbró y consolidó en la década de los noventas durante su permanencia en Colombia como estudiante de salud pública.
Impactado por el asesinato de Andrés Escobar tras el Mundial 94, y motorizado por lo que sucedía en Medellín, el alemán creó Fútbol por La Paz, un programa juvenil para erradicar la violencia callejera. “Hubo un hecho que me pareció inspirador. Presencié cómo en un partido de bandas enemigas dejaron las armas al costado del campo y se dedicaron a jugar con absoluto espíritu deportivo. Al cabo del encuentro volvieron a tomarlas y quizá pensaron en seguir matándose, pero la transformación que se produjo mientras jugaban fue prodigiosa”, cuenta.
Juan Mata es un distinto, no sólo por la jerarquía de una zurda que se formó en las canteras de Oviedo y Real Madrid antes de brillar en Valencia, sino por las inquietudes que exceden a su vida con el balón. Licenciado en comunicación, fanático lector de Borges, habitual usuario del subte londinense durante su estadía en Stamford Bridge, encontró cada lunes en su blog One Hour Behind (Una Hora Atrás, por la diferencia horaria entre Inglaterra y España) la manera de expresar su otra vocación. Por eso no extrañó que eligiera la plataforma The Players Tribune para comentar su nueva propuesta mediante una entrañable nota que combina los jugosos recuerdos de la final de la Champions 2012 en Chelsea, el papel de su padre (admirador de Maradona) y la importancia de su abuelo, el seguidor número uno que tuvo en su carrera.
Del encuentro entre Griesbeck y Mata nació Common Goal. No es una idea solidaria más. Messi, Pupi Zanetti, Drogba, Neymar Jr, Eto’o, Dirk Kuyt, James Rodríguez, Dybala, Iker Casillas y Marcelo Gallardo son algunas de las celebridades que de modo plausible han establecido fundaciones. Common Goal apela a un camino diferente para obtener recursos. De forma específica y regular apunta al bolsillo del protagonista con la donación de 1% del salario mensual para que sea destinado a la problemática de cada región. En África se puso el foco en la lucha contra el SIDA; en Latinoamérica, en la inclusión social, y en Europa, en la migración.
Según Global Sports Salaries Survey, durante 2017 los clubes de las cinco grandes ligas europeas invertirán en sueldos 4.575.940.176 euros. Con el porcentaje pedido se podría recaudar más de 45 millones anuales, monto que quedará muy lejos de ser alcanzado. Hasta ahora se han comprometido 30 personas. Comenzó Mats Hümmels en agosto y en los últimos días se agregaron Kasper Schmeichel y Aleksandr Ceferin, el presidente de UEFA. La lista contiene protagonistas de variados escalones. Desde Giorgio Chiellini, Julian Nagelsman y Shinji Kagawa hasta Alfie Mawson (Swansea), Charlie Daniels (Bournemouth) y la española Vero Boquete.
Mata mira con optimismo el futuro del proyecto. Como aquella vez en Múnich, cuando tras el gol de Bayern, a falta de ocho minutos, notó desalentado al valiente líder Drogba y antes de reanudar el juego le apoyó una mano en ese hombro que parecía de piedra y le dijo, convencido: “Mirá alrededor, Didier. Mirá dónde estamos. Sólo cree”. Y el marfileño le creyó a Juan.