Ficción rock. La nueva Literatura de músicos
Desde Andrés Calamaro hasta Flavio Cianciarulo, distintos referentes de la música popular comenzaron a escribir novelas, cuentos y poesía; con aspiraciones más creativas que comerciales, estos libros de tono contracultural suelen editarse a través de edit
imaginemos una viñeta típica de recital: un chico entra a una sala llena de gente, camina hacia el escenario y en su lugar encuentra una mesa con libros y su ídolo todo tatuado firmando ejemplares. bueno, esta situación ya no es tan disparatada. andrés calamaro, el indio Solari, Sr. Flavio de los Fabulosos cadillacs o la solista rosario bléfari, entre otros músicos menos populares, iniciaron un camino totalmente nuevo: escribir libros de narrativa o literatura con muy buena recepción. No faltará mucho para que cuando se topen con un seguidor o un fan, en lugar de hablarles de sus discos o giras sacarán a relucir la admiración por sus libros. el “¿me firmás la primera página?” ya aparece como variante o complemento de la selfie y el autógrafo. ¿Qué es esto de los libros por sobre los discos?
“en esta época tecnológica escribimos bastante más de lo que hablamos. escribir es el nuevo lenguaje”, explica calamaro (por mail como no podía ser de otro manera) a la hora de encontrar un porqué a esta creciente tendencia de rockeros locales ampliando sus expresiones artísticas a la narrativa en formato libro. Sr. Flavio (Flavio cianciarulo), en tanto, ubica al placer como otro posible motor artístico: “escribo porque me gusta. Y porque, al igual que me pasa con la música, no lo puedo evitar. Las dos cosas me alimentan el corazón y están concatenadas en mi ser”.
el bajista de los cadillacs, que cuenta con cuatro libros de ficción en su haber y suele mixturar el policial, la aventura y el terror clase b en su estilo narrativo, acaba de publicar El León del ritmo, un diario de viaje que registra el reencuentro con sus compañeros de banda después de años de estar separados. “a veces me pasa que digo: «Porque el disco que publiqué...», y ahí me freno y corrijo: <«Perdón, el libro...» Y eso porque vivo ambos mundos como parte de lo mismo: escribir canciones me lleva a escribir ficción y viceversa”, dice Sr. Flavio que, aunque podría recurrir a casa editoriales de alcance global, eligió un sello boutique como Piloto de Tormenta para publicar la mayoría de sus títulos. “me gustan los autores que tiene esa editorial y la cultura rock que maneja. Siento que es el lugar donde tengo que estar”, expresa el músico-escritor. en Piloto de Tormenta, Sr. Flavio comparte catálogo con músicos de corte más under, pero que también vienen incursionando en la escritura de ficción. Son los casos de Pedro dalton, personalísimo frontman de chillan las bestias (y de buenos muchachos en Uruguay), que escribió La cara del
ángel, una novela de iniciación cuyo estilo seco y directo podría emparentarse con Menos que cero, de bret easton ellis, y de mariano “Hacha” Ludueña, cantante y periodista, que cuenta con dos libros de cuentos y una novela (la reciente Rockeros), en donde relata con humor paródico y sin tabúes los vicios y las virtudes de vivir bajo las leyes del punk-rock.
a ellos se les suman Gustavo astarita, figura de culto del rock platense (lideraba a los míster américa), que el año pasado sacó Probation, un libro de relatos y reflexiones sobra la experiencia de haber vivido con su hijo durante 30 días en una cel-
da cordobesa, y martín elizalde (ex cantante de Falsos Profetas, actual solista de la escena porteña), que publicó No hay nada de romántico en
Buenos Aires, una excelente novela sobre un publicista en la mediana edad que vuelve al país para asistir al entierro de su madre y de alguna manera hacer las paces con su pasado. “escribirla fue un viaje que me comió la cabeza durante un par de años. Y en el que aprendí cosas que luego apliqué en las letras de mis nuevas canciones”, explica elizalde. También habría que incluir en esta tendencia de “literatura de músicos” a Escenas del delito americano, la flamante novela gráfica del indio Solari con dibujos de Pablo Serafín.
escribir una novela suele implicar un desgaste y una dedicación a largo plazo que no siempre es sencillo de sostener. “es como si me mudara de ciudad, de país, de amigos. empiezo a pensar como los personajes y cada cosa que me sucede en el mundo real la pienso como una posible escena”, describe Zambayonny, cantautor de poética obscena y lúdica, que ya cuenta con dos novelas (Biografía de
un superhéroe, 2010, y Leyenda de un superhéroe, 2012) y un libro de relatos alrededor del fútbol (La suerte
del campeón, 2016). en su narrativa exhibe un estilo directo que lo emparenta a roberto Fontanarrosa o a osvaldo Soriano, pero también a los escritores de aventuras con cierta pizca de delirio. “La segunda novela la armé primero con anotaciones, flechas, situaciones y apuntes en una pizarra que iba cambiando de lugar. durante varios meses viví inmerso en esa situación”, confesó Zambayonny sobre este “arte nuevo” para él y los músicos en general.
No por nada, hasta la aparición en la última década de estos músicos literatos, no existían prácticamente antecedentes de rockeros dedicándose a la narrativa. Sí acercamientos a la poesía (ver recuadro), pero tampoco tantos: recién a partir de la década de 2000, la publicación de poemarios empezó a volverse más frecuente. ambas experiencias, entonces, brillaban hasta hace poco por su ausencia. ¿Qué tan distinto es escribir que componer? ¿Qué da y qué quita cada experiencia?
“en la escritura se trata de otro trabajo con el tiempo y el silencio. otro. más entregado o en interacción con la lectura que hace quien lee el texto”, explica rosario bléfari, referente favorita del indie local desde que irrumpió en los 90 en los escenarios con su banda Suárez. “en la música esa propuesta de tiempos y silencios está más cerrada en la composición y su ejecución. el tiempo es su soporte ineludible”, agrega la reciente autora de libros de ficción (y de poesía) como Antes del río, editado este año por mansalva.
¿Qué rédito tiene para un rockero acostumbrado a imaginar acordes tener que lidiar con otras reglas, otro público, otras expectativas, que las que está acostumbrado desde siempre? a primera vista, no demasiado. Sin embargo (y evidentemente) hay algo en la escritura lisa y llana, cierta libertad de otra clase, que los atrae y los invita a lanzarse al vacío. descubrir que ahí también puede haber algo. “me encuentro cómodo escribiendo. es mi forma de decir también”, explica calamaro que con Paracaídas y vueltas, un libro con espíritu de diario íntimo y momentos de cuasi-ficción, concretó su primera acción literaria. “Prefiero manifestarme por escrito. Si tengo que hablar, lo escribo primero”, dice quien prácticamente no deja pasar un día sin escribir (en la Web o en privado) relatos de toda clase y que, según se rumorea, tiene en gateras más de un escrito con vistas a ser publicado. ¿Habrá en el futuro cada vez más rockeros que se lancen a escribir? La compuerta se abrió y el deseo parece haberle ganado la partida al prejuicio.
Andrés Calamaro MúSICO “Me encuentro cómodo escribiendo. Es mi forma de decir también” Sr. Flavio LOS FABULOSOS CADILLACS “A veces me pasa que digo: «Porque el disco que publiqué...», y ahí me freno y corrijo: «Perdón, el libro...»”