Literatura para chicos de la Revolución Rusa
Con los aires de utopía de los primeros años de la revolución rusa se abrieron espacios para la innovación en el arte y la literatura que también alcanzaron a la infancia. Una exposición de 166 libros refleja en la biblioteca La Nube (Jorge Newbery 3537) destellos de vanguardia en textos poéticos, diseños que juegan con la tipografía e ilustraciones que alternan entre la influencia del suprematismo de Kazimir malevich y el realismo que poco a poco se fue imponiendo en el arte ruso.
“máximo Gorki es el que primero expresa que no había una literatura apropiada para niños y comienza ya a comienzos del siglo XX a alentar a sus amigos a que la escriban”, señala Pablo medina, director de La Nube y curador de la muestra. entre los autores apadrinados por Gorki se encontraba Samuil marshak (18871964), quien junto al artista plástico Vladimir Lebedev (1891-1967) formó una dupla creativa potente, cuya obra fue rescatada también por investigaciones y exposiciones en estados Unidos y Gran bretaña.
marshak, reconocido como el gran traductor al ruso de los sonetos de Shakespeare, fue proclamado por Gorki como “el padre de la literatura infantil soviética”. La necesidad de impulsar la alfabetización le dio un fuerte apoyo editorial a la literatura infantil, floreciendo proyectos innovadores. La colección de La Nube –450 libros de literatura infantil soviética– parte de una donación de unos 180 libros realizada en 1991 por la embajada rusa en la argentina, después de la caída de la Unión Soviética. “me llamaron de la agregaduría cultural para decirme que les daba pena llegar a perder la colección y que para ellos La Nube era el único lugar donde podría quedar bien resguardada”, recuerda medina. el afán de difusión internacional de la experiencia soviética había llevado a la proliferación de ediciones en otros idiomas de la literatura infantil rusa, incluido el español. Las ediciones exhibidas datan de 1960 a 1990, pero son en gran parte reediciones del período de mayor florecimiento: 1920 y 1930. La exposición parte del relato El
equipaje (1926), en el que marshak recurre a cierta dosis de juego del absurdo para un viaje en tren de una señora, que lleva bolsos, un sofá y su perrito, y su poema Correo (1927), sobre un carta que recorre el mundo en busca de un destinatario que se muda de una ciudad a otra, sobre la que se realizó un célebre cortometraje animado en 1929.
otros autores destacados que forman parte de la muestra son la poetisa agnia barta, Kornei chukovski, arkadi Gaidar y Serguei mijalkov (padre de los cineastas Nikita mijalkov y andreo Konchalovski). en los libros juveniles se acentúa la vocación propagandística, pero en los destinados a los más pequeños revelan una gran libertad creativa.