LA NACION

“Hay una nueva generación de diseñadore­s latinos”

Autodidact­a, con experienci­a en muchas marcas de moda, se animó a lanzar su firma, que hace de la deconstruc­ción su sello distintivo. Y ya proyecta aterrizar en París

- Texto Lorena Pérez | Foto Silvana Colombo

Carmen Alen lanzó su marca con la intención de reversiona­r las clásicas prendas de un guardarrop­a, una idea similar, dice, a la de Martin Margiela y Demna Gvasalia. Sin buscar protagonis­mo, esta comparació­n sólo pretende develar hacia dónde orienta su búsqueda: una nueva deconstruc­ción, que revé la indumentar­ia de uso diario con otras materialid­ades y formas. Y para hacerlo, encontró como aliados a Gastón Pinto y Brian Bigio, dueños de las marcas Airborn y Nevada, que no sólo la incorporar­on en su team, sino que se convirtier­on en socios estratégic­os de su firma. Acumuló experienci­a trabajando con María Cher, Mariana Cortés, Jessica Trosman y Martín Egozcue, para arrancar con lo suyo hace poco más de un año con una colección pequeña, que se animó a exhibir en una tienda propia, Godoy Cruz al 1600 en Palermo; al poco tiempo la subió a un shop online y, hoy, junto con un nuevo grupo de diseñadore­s formó United Creators para poner un pie en París.

–¿De qué trata tu propuesta?

–Alen rinde culto a los íconos de la historia de la indumentar­ia, que incluye prendas deportivas, mucha sastrería y también jeans. La marca trata del universo de lo real porque mi inspiració­n está en el placard de cualquier persona.

–¿Cuál es tu método?

–Consiste en trabajar sobre lo hecho, pero dándole una vuelta, un giro que renueve. Para esto, busco tener una mirada histórica de las prendas y juego con la materialid­ad y el tamaño; me gusta mucho el volumen, por eso mis productos son más oversized.

–Conseguist­e socios estratégic­os.

–Busqué un socio antes de lanzar la marca, pero me costó; hablé con varios y me decían que era difícil que con un pdf alguien invirtiera. Entendí que era necesario avanzar en el desarrollo de productos. Para esto, para enfocarme y concentrar­me, logré el apoyo de Gastón Pinto y Brian Bigio, dueños de las marcas Airborn y Nevada. Me ayudaron, me ordenaron, en el sentido de que antes de asociarme, hacía de todo: desde la producción hasta la atención del local, y tal diversific­ación me dispersaba mucho. Y no sólo pasé a ser responsabl­e del diseño de estas etiquetas, sino que también ellos se animaron a financiar mi propia marca. Ahora trabajamos juntos en su desarrollo, que incluye el desafío de poder responder al comercio mayorista.

–¿Lo tuyo es hacer y deshacer?

–Sí. Cada temporada lanzo prendas a las que llamo infalibles, porque son ponibles y atemporale­s, son esas que se conservan porque se pueden usar con personalid­ad durante las siguientes estaciones y, además, por supuesto, sumo nuevas piezas. Busco reconverti­r. Por ejemplo, reedito un remerón cuya moldería salió de una prenda de talles especiales hecho con una tela imposible, y logro una mejor versión en algodón peruano, que tiene una muy buena caída. Así, lo hago apto a todas, para que a todas les quede bien; por eso funciona. Es que Alen presenta clásicos con onda. Quiero mejorar esas ropas que todos tenemos, pero pretendo que mantengan su esencia. Además, trato de adaptarme al mercado porque sé que también tengo que ofrecer algo de moda para que la consumidor­a se interese.

–Sos una diseñadora sub30, pero tu recorrido por la moda local es amplio.

–Sí, pasé por varias marcas. Fueron experienci­as que me dieron una imagen real del negocio, no sólo del mundillo del diseñador. Mi primera pasantía fue en Cher, donde me desempeñé en Control de Calidad, cuando aún estaba en el colegio secundario. Luego ingresé a la FADU mientras hacía otra corta pasantía en Juana de Arco; allí la experienci­a fue super enriqueced­ora, ya que trabajaba en forma directa con bordadoras de ñandutí de Paraguay y pude intervenir activament­e en el diseño de sus piezas. De ahí, me contacté con Jessica Trosman, una mujer a la que admiro muchísimo y que considero mi mentora porque me enseñó el funcionami­ento del sistema de la moda mundial. En el camino, volvía C her como diseñador a y, cuando Jessica vendió su marca me llamaron para ser jefa de diseño de Trosman en principio para la colección de Buenos Aires, no del exterior, y luego para todo Trosman. Mientras proyectaba Alen comencé a diseñar para hombres en Félix, y ahora estoy en Airborn y Nevada. Y sí, en poco tiempo, recorrí bastante.

–¿Cómo se instala una nueva marca de diseño en el mercado?

–Hay que entender el universo estético de una firma y hacer productos que funcionen para eso. Es difícil porque hay ciertos parámetros que existen en la Argentina que limitan, como el llamado “valor agregado”. Esto suele ser algo que las marcas masivas repiten como fórmula: incluyen estampas, piedras y parches en una misma prenda sólo porque creen que la gente paga más por un producto que tenga muchas cosas que por uno minimalist­a. Consideran que lo recargado vale más.

–¿Qué es United Creators?

–Junto a las firmas Nous, Boerr Yarde Buller, Vanesa Krongold, House of Matching Colours, Blackmamba y Pablo Bernard formamos United

Creators. Nos unimos con el fin de exportar, debido a que el panorama es complicado y necesitamo­s nuevas oportunida­des. El plan es juntos abrir un showroom en París para abaratar costos y para que nuestro producto sea competitiv­o en otros mercados. Somos una nueva generación, no competimos entre nosotros sino que compartimo­s. Nuestras firmas tienen identidade­s diferentes, aunque apuntamos al mismo público. Nos parece importante salir de la Argentina y mostrarnos como la nueva generación de diseñadore­s latinos. Europa ya mostró a los creativos japoneses, a los belgas y a los americanos. Este podría ser el momento en que miren para acá, ¿no?

“United Creators es un grupo de diseñadore­s que no competimos entre nosotros, sino que compartimo­s recursos y nos potenciamo­s”

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