LA NACION

autopista de agua El sueño del canal navegable

con el objetivo de bajar los costos logísticos, el gobierno encaró un estudio de factibilid­ad para construir una vía de navegación paralela al paraná; se abrió el debate entre los especialis­tas

- Texto Gabriela Origlia

Abrió muchas expectativ­as la posibilida­d de construir un canal navegable que conecte la zona núcleo agropecuar­ia con el Atlántico. El interés lo generan los beneficios que traería por la reducción de costos desde el punto de vista logístico y de transporte de la producción. El estudio de factibilid­ad, cuyos resultados estarán a fines de 2018, lo realiza el gobierno nacional junto al Ministerio de Infraestru­ctura y Gestión Hídrica de los Países Bajos.

La obra en análisis es una hidrovía mediterrán­ea alternativ­a al Paraná que permita mover la producción del centro del país por barcazas. El subsecreta­rio de Recursos Hídricos de la Nación, Pablo Bereciartú­a, explicó que el acuerdo con los holandeses –con vasta experienci­a en vías navegables­permite una aproximaci­ón “seria” a la idea de generar el canal navegable.

El proyecto analizará diferentes salidas entre el puerto de La Plata y el de Bahía Blanca. “Se va a estudiar más de una traza. Pensamos en una que sea de norte a sur, que atraviese el centro de Argentina, posiblemen­te en el este de Córdoba, en un trayecto que puede tener que siga la topografía del terreno, hasta que en un punto se desvíe al Atlántico y allí sí hay que bajar los metros de desnivel entre el oeste de la provincia de Buenos Aires y el Océano Atlántico”, explicó Bereciartú­a.

El estudio evaluará la prefactibi­lidad técnica, económica y ambiental de la construcci­ón y una identifica­ción preliminar para identifica­r las zonas de producción sin acceso al transporte fluvial, la definición de alternativ­as del canal de navegación a ser excavado, la ubicación de puestos con conexión de ultramar y la de existentes y nuevos posibles.

La cooperació­n también permitirá la caracteriz­ación del delta del Paraná y una propuesta de desarrollo que pretende definir el estado actual y evaluar sus posibilida­des de que se genere un esquema de desarrollo sustentabl­e de la región.

Bereciartú­a indicó que, entre los impactos positivos, se cuenta el de una rebaja “sustantiva” en costos logísticos. “También implica liberar la capacidad en las rutas, la posibilida­d de tener una estrategia de desarrollo de territorio más equilibrad­a, incrementa­ndo el valor de la tierra del centro del país”, añadió.

Para el funcionari­o –aunque hay que estudiar los impactos ambientale­s de los trabajos- desde el punto de vista económico hay “gran interés y es viable”; incluso planteó que podría aplicarse el esquema de participac­ión público-privada que promociona el gobierno para obras de infraestru­ctura.

En red

En el estudio con los holandeses se caracteriz­ará la red de rutas y ferrocarri­les que podrían ser complemeng­eográficas to de los canales de navegación o bien que actuarían como competenci­a. También debe definirse el potencial flujo de producción a mover, estudiarse la disponibil­idad de agua y el régimen de inundacion­es.

Recién en una segunda etapa se avanzará sobre especifica­ciones técnicas como la selección de zonas de producción a atender, la salida óptima y la ubicación de trazas para la vía de navegación interior (el área es la de los ríos Tercero, Carcarañá, Paraná y Salado).

La idea de la “autopista navegable” alternativ­a al Paraná no es la primera vez que se plantea; otros proyectos fueron presentado­s en su momento por especialis­tas, pero no se avanzó. Santiago Reyna, docente titular de Obras Hidráulica­s de la Universida­d Nacional de Córdoba (UNC), explicó que aunque siempre es importante estudiar alternativ­as, la ejecución de canales navegables son obras muy costosas y suelen reservarse a zonas de alta rentabilid­ad. A su entender, una posibilida­d menos onerosa y viable es la de avanzar con el desarrollo del tren y unirlo a la hidrovía que ya existe.

Viabilidad

Antonio Zuidwijk, experto en transporte en multimodal, fue consultado hace unos seis años por una iniciativa similar “pero cuando sostuve que el presupuest­o a considerar era muy significat­ivo, no tuve más noticias”. Holandés, el experto considera que lo ideal es avanzar en el mejor uso del río Paraná- Paraguay.

“Hay que eliminar asimetrías con la flota paraguaya y avanzar en políticas de transporte integrales. la Argentina tenía un perfecto transporte intermodal cuando aún el término no existía; hay que recuperarl­o. Hoy se transporta más del 90% de las cargas por camión, lo que es una aberración; se debe usar al máximo posible el transporte por agua, columna vertebral de la política de transporte intermodal”, añade.

Coincide con Reyna en la hidrovía Paraná-Paraguay tiene mucho para mejorar y que habría que abordar primero ese aspecto. “Con mucho menos recursos se podría eficientiz­ar. Sería mejor ir primero por ese lado, establecer políticas de transporte claras que establezca­n costos y beneficios”, sostiene.

Entienden que la “subutiliza­ción” del Paraná se explica, en buena medida, por los costos derivados de las regulacion­es portuarias, sobre los que hay acciones puntuales encaradas para reducirlos. Hace años que los productore­s reclaman por los altos costos logísticos tanto por tierra como en los puertos.

Uno de los informes que maneja Recursos Hídricos de la Nación muestra las ventajas económicas de transporta­r carga por vías fluviales. Por caso, mover una tonelada 1000 kilómetros insume en barcazas 3,7 litros de gasoil; en tren, 8,3 litros y en camión, 32,2 litros.

En la actualidad el 80% de la producción de la zona centro sale por el puerto de Paraná; las barcazas –que se usarían en el canal- pueden transporta­r 400 toneladas, el equivalent­e a 15 camiones o a 10 vagones de tren.

Entre los proyectos de vías de navegación anteriores al que se estudia ahora se destacan el “Canal del Milenio” que recorrería el país desde Formosa hasta el sur de Buenos Aires. Las limitacion­es observadas son la dirección norte-sur que cruza el drenaje natural del territorio (es de oeste a este); debe saltar ríos con alta carga de transporte de sedimentos y pasa por zonas con déficit hídrico (anual o estacional).

También se puntualiza­n problemas derivados del trasvase de cuencas, de la afectación de zonas productiva­s, la necesidad de presas de navegación, la posibilida­d de tener que afrontar conflictos interprovi­nciales y las negociacio­nes a encarar por las servidumbr­es de paso.

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Marcelo manera/shuttersto­ck
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ShUTTERSTO­Ck transporte fluvial Las barcazas pueden transporta­r 400 toneladas de carga o el equivalent­e a 15 camiones o a diez vagones de tren
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