LA NACION

Con velocidade­s diferentes,

- por Cristian Mira

“Hace tres horas que estamos discutiend­o sobre las cajas negras de los frigorífic­os y en la provincia de Buenos Aires aumentó un 50% el inmobiliar­io rural, ¿qué hacemos con la competitiv­idad”, se escuchó decir a un dirigente rural en la reunión de la Mesa de las Carnes del martes pasado.

La frase revela las dos velocidade­s con las que avanzan el sector público y el privado hasta llegar a la ansiada meta de la “competitiv­idad”. El Gobierno está convencido que hay que dar pequeños pasos, día a día, para alcanzar ese objetivo. Desburocra­tizando, abriendo mercados externos y alcanzar consensos en las diferentes mesas sectoriale­s. El sector privado, en términos generales, acuerda con esos principios, pero está urgido por los números. “Tenemos que plantear la cuestión del tipo de cambio”, se escuchó también en esa reunión.

Pese a que las exportacio­nes de carne vienen en aumento y terminaría­n el año cerca de las 300.000 toneladas, con lo cual la Argentina podría volver a entrar en el top ten de los exportador­es mundiales de carene vacuna, como informó la nacion esta semana, los ganaderos perciben que no hay incentivo económico suficiente como para producir novillo pesado para la exportació­n. “La suba de los reintegros a los frigorífic­os no se traslada a precio”, decía un dirigente rural que participó de la reunión de la Mesa de las Carnes. Finalmente el presidente Macri no recibió a la cadena debido a la tensa jornada que se vivió anteayer en el Congreso.

Productore­s e industrial­es perciben que la carga impositiva no tiene perspectiv­as de ser reducida. “Al aumento del inmobiliar­io rural bonaerense, se suman el de Córdoba, el de Santa Fe y el de San Luis”, explicaba un ruralista. “Vimos pasar de largo la reforma que propuso Dujovne (Nicolás, ministro de Hacienda”, añadía. Sus quejas apuntaban contra la falta de ajuste por inflación que obliga a pagar ganancias por tenencia (ver página 6). Y los reclamos por el tipo de cambio también se escuchan en las economías regionales. “En la Patagonia, los productore­s de fruta, lana y carne ovina tenemos problemas para exportar”, se dijo en una reunión de Confederac­iones Rurales Argentinas (CRA).

En el gobierno nacional responden que la discusión por el tipo de cambio implica tomar por un atajo, que los problemas por resolver no pasan por modificar el valor nominal del dólar sino por bajar costos y allanar el camino de la competitiv­idad. Y que los productore­s tienen que presionar a sus gobiernos provincial­es para que bajen la presión impositiva.

En esa discusión implícita se suceden malentendi­dos como la decisión del Senasa de instrument­ar en forma obligatori­a el pago electrónic­o o por internet de los trámites en sus delegacion­es. A priori la medida contribuye a modernizar las operacione­s y reduce la burocracia, pero se choca con las dificultad­es de conexión que hay en los pueblos. “Me alejo tres cuadras de la plaza principal y ya no tengo señal; ni 3G tenemos nosotros”, contaba un productor pampeano en una reunión de Confederac­iones Rurales Argentinas (CRA).

Hay otros frentes que se les abren a los productore­s de las economías regionales. La Federación Olivícola Argentina (FOA) advirtió que aumentaron un 62% promedio las tarifas eléctricas, lo que pone en riesgo la actividad de las empresas de La Rioja y Catamarca, las mayores productora­s detrás de Mendoza y San Juan. “Esta industria debe soportar elevados costos internos, atraso cambiario y leyes laborales cuyas modificaci­ones no repercuten en el análisis numérico”, expresaron en un comunicado de la FOA. Los oliviculto­res reclaman un tratamient­o especial dado su carácter de agroindust­ria electroint­ensiva con el uso del riego en la elaboració­n de aceitunas de mesa y aceite de oliva.

También están con la guardia en alto los fabricante­s argentinos de maquinaria agrícola. El presidente de Cafma, Raúl Crucianell­i, pidió esta semana que no se otorguen créditos a tasa bonificada los equipos que tengan menos del 60% de componente­s importados. Los industrial­es reconocen que han cerrado un bueno año, pero advierten nubarrones en su horizonte productivo.

Más allá de las quejas y reclamos los ruralistas e industrial­es, según afirman, respaldan el rumbo que tomó el Gobierno y tienen memoria respecto de lo que ocurría hasta diciembre de 2015. Y son consciente­s de las tensiones políticas que se viven. La instrument­ación de las soluciones no siempre coincide con las urgencias de quienes las expresan.

“Tenemos que hablarle al Presidente sobre el tipo de cambio”, propuso un dirigente rural en la Mesa de las Carnes

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