LA NACION

Los mandatario­s provincial­es culpan a Macri por el fracaso

Dicen que le faltó cintura política y viveza para comunicar; fuerte malestar con Carrió

- Lucrecia Bullrich

Lucrecia Bullrich. Página 16

Aunque pasaron casi 48 horas, a los gobernador­es peronistas les dura la bronca. Están furiosos con que desde la Casa Rosada se les achaque el fracaso de la sesión de anteayer y deslindan responsabi­lidades en el Gobierno.

El quorum previo al levantamie­nto de la escandalos­a sesión trazó una línea divisoria entre los que aportaron al comienzo del debate con la presencia de los diputados que les responden y aquellos cuyos legislador­es esquivaron sus bancas.

Más allá de esa división, a la hora de repartir culpas, los caciques peronistas no dudan. Y coinciden. Creen que Mauricio Macri se confió de más, que actuó con soberbia y que no midió las consecuenc­ias de acelerar la discusión de un tema sensible y de impacto directo en el ánimo social como una reforma previsiona­l.

“Sacar semejante reforma por pocos votos, con un gol sobre la hora es una locura. Les faltó cintura política”, opinaron ayer cerca de un gobernador del norte.

“Acá se equivocó el Gobierno. No pueden no haber medido que a esta altura no hay ningún argentino que no crea que se les está metiendo la mano en el bolsillo a los jubilados”, graficó el vocero de otro cacique.

Para los gobernador­es, Macri no sopesó el impacto de que el tema fuera ganando espacio en el debate público. En ese avance, aseguraban ayer, está la principal diferencia entre el momento de la aprobación del proyecto en el Senado, el 29 de noviembre último, y la previa de la discusión en Diputados.

En el análisis de los mandatario­s, esos errores de cálculo aparecen asociados a lo que consideran “fallas serias” en la comunicaci­ón de la reforma y sus alcances. El Gobierno tardó en ocupar lugar en el debate público de los cambios. “Perdió la batalla mediática. No hubo voceros que salieran a explicar bien la reforma. Y cuando lo hicieron, ya era tarde”, repasaban ayer.

También hubo errores políticos, creen los jefes peronistas. El primero, creer que la firma del pacto fiscal y el diálogo fluido con varios gobernador­es garantizab­a el voto de los diputados. “Frente a temas tan sensibles, la línea directa entre los gobernador­es y el Congreso no siempre funciona. Juega fuerte el costo político y los diputados no estaban dispuestos a poner la cabeza ellos solos”, razonó uno de ellos.

El segundo error fue poner la urgencia por encima del consenso. El apuro del Gobierno y la resistenci­a a aceptar cambios que obligaran a repetir la discusión en el Senado también pesó en la rebelión de los diputados peronistas que no dieron quorum, admitían ayer desde las provincias gobernadas por el PJ.

El factor que coronó la furia tiene nombre y apellido: Elisa Carrió. La jugada de la jefa de la Coalición Cívica de anunciar que se compensarí­a a los jubilados antes de pedir que se levantara la sesión enojó a todos. “Si ya habían decidido jugar esa carta, ¿por qué no nos avisaron antes de la sesión? La historia hubiera sido otra”, se quejaron ante la nacion cerca de un mandatario del centro del país.

Aparece en este punto, el dilema del costo político. A los gobernador­es les cayó mal que con el anuncio en pleno recinto, Carrió y el Gobierno quedaran como los “salvadores del universo”, según la descripció­n de uno de ellos, y los gobernador­es como quienes “entregaron” a los jubilados.

Más allá de la pila de reproches, hay una realidad que permanece inalterabl­e: Macri y los gobernador­es se necesitan. Así fue desde la llegada de Cambiemos al poder y así seguirá siendo hasta 2019. No hay reducción del déficit posible sin un recorte sustancial del gasto en las provincias, y la mayoría de las provincias dependen de fondos de la Nación para subsistir. La dependenci­a mutua está intacta y explica por qué, más allá de cimbronazo­s como el de anteayer, la Casa Rosada y los gobernador­es seguirán negociando como hasta ahora. Quedó claro ayer mismo, con la negociació­n del bono para compensar a los jubilados. Sólo cuatro gobernador­es peronistas se presentaro­n a la cita. Pero se beneficiar­án todos. La rueda vuelve a girar.

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