Otro cara a cara por la crisis venezolana
Representantes del chavismo y la oposición se reunieron en Santo Domingo
SANTO DOMINGO.– El gobierno venezolano y la oposición reanudaron ayer en república Dominicana una segunda ronda de negociaciones en busca de salidas a la aguda crisis económica, social y política del país, con dos bandos plantados en posiciones hasta ahora irreconciliables.
El jefe de los delegados del gobierno, el ministro de Comunicación e Información, Jorge rodríguez, dijo que habían viajado a Santo Domingo con “el mejor de los ánimos”, y confió en la posibilidad de alcanzar “un acuerdo definitivo” con la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
“Venimos siempre con el mejor de los ánimos. Somos insistentes, tercos, persistentes. Sospecho y creo que vamos hacia un acuerdo definitivo con la oposición”, confió el ministro.
En Venezuela, el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, decía que en la nueva ronda de diálogo “no va a cambiar nada”, y que rodríguez “tiene toda la autoridad otorgada por el presidente no para negociar, sino para dialogar”.
La MUD hizo una breve declaración a través de uno de sus delegados, el diputado Luis Florido, que dijo que los representantes de la coalición son conscientes de la demanda de los venezolanos y están “obligados a seguir adelante”.
Cada bando se aferra a sus objetivos principales: el gobierno exige que cese el “sabotaje” contra la economía, y sus adversarios exigen garantías para que las elecciones presidenciales de 2018 sean transparentes, una meta pendiente en Venezuela desde el triunfo opositor en las elecciones legislativas de 2015.
Las nuevas tentativas de diálogo suceden a otras dos que fracasaron por acusaciones mutuas de incumplimiento de lo pactado.
La posibilidad de alcanzar los acuerdos máximos, según los analistas, se ve distante, especialmente luego de los resultados de las recientes elecciones municipales, donde el gobierno salió triunfante y con un poder de negociación recargado.
La crisis económica, entre tanto, empeora, con una severa escasez de alimentos y medicinas, y una inflación que en 2018 podría escalar a 2349%, según vaticina el Fondo Monetario Internacional (FMI).