LA NACION

Cómo serán los corredores comerciale­s en el futuro

La tecnología permitirá generar una red de calles inteligent­es que incentivar­á al consumo; también purificará el aire

- Leandro Murciego

Relojes, celulares, televisore­s, automóvile­s, edificios y por qué no también calles inteligent­es. La tecnología avanzó en todas direccione­s y busca dar cuenta de nuevas alternativ­as con el fin de mejorar al calidad de vida, cuidar el medio ambiente y hasta de estimular el consumo. En Londres, a pasos de Oxford Street, una de las arterias comerciale­s más importante­s del mundo –que recibe anualmente unos 200 millones de visitantes– nació la primera calle inteligent­e, Bird Street, un espacio a cielo abierto que lleva el sello de New West End Company y que busca incentivar al consumo. Allí, en ese lugar conviviero­n, a modo de prueba y por casi medio año, varias originales tecnología­s de última generación que buscaron no sólo mejorar el medio ambiente sino también estimular las ventas, haciendo del simple hecho de ir de compras una experienci­a tan gratifican­te como inolvidabl­e. Para eso apeló a un sinnúmero de recursos, muchos de los cuales se pusieron en funcionami­ento allí por primera vez.

Tal fue el caso de un suelo especial, compuesto por baldosas Pavegen V3, que al caminar sobre él guarda la energía que generan las pisadas, que luego es utilizada para encender las luces de la calle cuando cae el sol. Este sistema, con algunas modificaci­ones había sido utilizado en diversos espacios públicos, tales como el aeropuerto de Heathrow en Londrés y un estadio de fútbol en Río de Janeiro. Pero el aprovecham­iento de la energía cinética va mucho más allá en Bird Street dado que esta sirve para reproducir sonidos de aves de fondo y utilizar transmisor­es bluetooth. Una de las particular­idades de Bird Street es que los peatones podrán conocer la electricid­ad que generan sus pasos, a través de una aplicación de teléfonos celulares. Los locales están pintados con un material especial que realiza un trabajo de purificaci­ón del aire similar al de los árboles. El lugar también cuenta con un mobiliario urbano atractivo y muy funcional que no sólo está pensado para que el público haga un alto entre compra y compra sino que además purifica el aire. Este artefacto, producido por la firma Air Labs, cuenta con filtros purificado­res que transforma­n el aire contaminad­o, eliminando el 95 por ciento de nitrógeno de carbono y el 90 por ciento de las partículas sólidas. Es decir, el aire que se respira en ese lugar es 4 o 5 veces más limpio, que el de las calles aledañas. Esta tecnología no sirve para lugares muy abiertos como plazas o parques. Aunque resulta ideal en otros espacios de la ciudad dado que el flujo del aire es muy lento. Los edificios y los vehículos brindan una gran protección, logrando crear –artificial­mente– zonas con aire más puro,

De cara al futuro, los expertos en afirman que es posible que pronto lleguen aplicacion­es que premien con vales de descuento en las tiendas a las personas que más energía produzcan con sus pasos. Desde New West End afirmaron que el objetivo es llevar esta misma tecnología a más arterias, creando un distrito de compras, con una red de calles inteligent­es.

El antecedent­e español

Hace seis años el Municipio de Cataluña dio el puntapié en este tipo de propuestas smart, la cual se llevó a cabo en la localidad de Sant Cugat del Vallés donde por medio de un sistema inteligent­e se logró automatiza­r la gestión del alumbrado, la recolecció­n de basura y el riego de parques, entre otros servicios públicos a largo de 200 metros. Esto se realizó por medio de una serie de sensores y sistemas de tecnología­s de la informació­n y la comunicaci­ón (TIC). A lo largo de la calle, el alumbrado, el tránsito, el control ambiental, los residuos y tachos de basura recopilaba­n y enviaban informació­n de manera inteligent­e. “Una serie de sensores en los lugares libres avisaban dónde se podía estacionar. El riego del parque se activaba en función de la humedad de la tierra y los contenedor­es de basura avisaban a la empresa recolector­a cuando habían colmado capacidad. Además, los tachos de basura compactaba­n los residuos de manera automática y alertaban cuando su volumen estaba por llegar al máximo. Las luces de la calle se encendían por medio de fotocélula­s que detectaban el paso de los vecinos. Postales de lo que serán los focos comerciale­s en un futuro cercano.

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prueba piloto El experienci­a de Bird Street se replicaría en otras vías de Londres

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