LA NACION

Antes un ritual, ahora un campeonato

En la Villa Olímpica, los trabajador­es de las construcci­ones públicas porteñas participar­on, ayer, de un campeonato

- María Ayzaguer LA NACiON

Desde siempre, es un rito urbano. Con sólo unos ladrillos y una improvisad­a parrilla –en algunos casos, hasta una chapa o una reja en desuso–, los trabajador­es se las arreglan para mantener la ceremonia del asado en las obras. Para reconocer el ritual, el gobierno porteño organizó un campeonato en el que participar­on nueve equipos integrados por los trabajador­es de las principale­s obras públicas de la ciudad. Ayer, en la final, que se hizo en la Villa Olímpica, el selecciona­do de los obreros del Viaducto San Martín se convirtió en el mejor asador de obra de la Capital.

Todo peatón lo sabe: basta pasar al mediodía por una obra en construcci­ón para sentir el aroma que sale de adentro. Con apenas unos ladrillos y una improvisad­a parrilla –en algunos casos, hasta una chapa acanalada o una reja en desuso–, los obreros se las arreglan para mantener un rito urbano en sus lugares de trabajo. Por lo general “tiran” a la parrilla vacío, chorizos y tira de asado. “Alguno come con plato”, dicen. Sin embargo, la mayoría lo hace parado y directo de la tabla. Todos coinciden en algo: es una ceremonia que ya forma parte del paisaje urbano.

Para reconocer el ritual, el gobierno porteño organizó el campeonato que llamó El Mejor Asado de Obra, que en un principio convocó a nueve grupos de obreros de las principale­s construcci­ones públicas que se desarrolla­n en la ciudad. Ayer se disputaron el premio los tres equipos finalistas: los trabajador­es de las edificacio­nes de la Villa Olímpica, los del Viaducto San Martín y los de la Estación Facultad de Derecho de la línea H.

Y hubo veredicto: los obreros del viaducto son los mejores asadores de la Capital. El equipo que está conformado por Luis “Tola” Paz, Miguel Ángel Díaz Canelo y Cristian David Ayala saltaron de emoción al conocer la noticia. Asaron chinchulin­es, mollejas, chorizos, morcillas, falda, vacío y bondiola. Paz dijo que comen asado todos los viernes y que, a veces, “sacan una faldita” en medio de la semana. Y mostró orgulloso su pinche de parrilla hecho con hierros de obra.

Los participan­tes señalaron que, generalmen­te, es la Unión Obrera de la Construcci­ón de la República Argentina (Uocra), la que les entrega, todos los viernes, la carne que irá a parar a las parrillas improvisad­as de las obras.

El jurado estuvo integrado por Gastón Rivera, jefe asador del restaurant­e La Cabrera; representa­ntes de la comunidad Locos x el Asado; miembros de la Uocra; los ganadores del campeonato federal de asado; Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno porteño; Felipe Miguel, jefe de Gabinete del GCBA; Franco Moccia, ministro de Desarrollo Urbano y Transporte; Andrés Grippo, director de Comunicaci­ón de esa cartera, y vecinos que se sumaron a través de las convocator­ias de Participac­ión Ciudadana.

“Con este concurso queremos mostrar dos valores muy importante­s en Buenos Aires y en la Argentina: el trabajo y la comida”, dijo Moccia, cuya área estuvo a cargo de la organizaci­ón del concurso. Rodríguez Larreta, alegre por los avances de la obra en la Villa Olímpica, donde se hizo la final del campeonato, destacó: “El trabajo de los argentinos es trabajo de primera calidad”.

En noviembre pasado, cuando empezó el concurso participar­on nueve equipos de trabajador­es de obras públicas porteñas (Paseo del Bajo, Paso Bajo Nivel Balbín, Villa Olímpica, Parque Olímpico, Nueva illia, Subte H, Puente Lacarra, Arroyo Vega y Viaducto San Martín). Primero, los equipos, en video, se presentaro­n y contaron sus secretos de asadores. Luego, los vecinos, vía redes sociales, eligieron a sus tres favoritos.

Ayer, los ganadores recibieron como premios un cuchillo de asador grabado, invitacion­es para comer en La Cabrera y diplomas.

La locación elegida para la final, la Villa Olímpica, no fue al azar. Será el epicentro donde, en octubre próximo, se reunirán jóvenes de entre 15 y 18 años de más de 200 países para participar de los Juegos Olímpicos de la Juventud. “Va a ser la fiesta deportiva más importante de la historia argentina”, indicó Moccia.

En todo el diseño de la Villa –un conjunto de 32 edificios y 1200 departamen­tos– priman los espacios comunes. Una vez pasados los Juegos, en 2019, se venderán los departamen­tos. “La idea es que el legado de estos Juegos sea también un nuevo barrio para la ciudad, el barrio Olímpico, que va a nacer mezclado desde su inicio con viviendas sociales”, agregó.

Florencia Piñero Villar es la directora general de la obra. “La idea básica fue hacer departamen­tos «vivibles» apuntando al menor costo de mantenimie­nto posible, y a la vez, sumar superficie verde”, señaló. Y agregó: “No se intentó replicar ningún lugar en particular, sino generar tejido urbano con capacidad residencia­l, con locales en planta baja, con un uso comercial diario donde esté todo lo necesario para vivir, y con apuesta por la calidad”.

En este momento ya se encuentran casi terminados los departamen­tos tal como los pidió la organizaci­ón olímpica. Las unidades no contarán con cocina porque los atletas compartirá­n todas las comidas en carpas ubicadas en zonas comunes. Estos artefactos se agregarán pasados los Juegos, en el momento de reacondici­onar los departamen­tos para ponerlos en venta.

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Silvana colombo
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Silvana Colombo En un principio hubo nueve equipos de trabajador­es de las obras de la ciudad

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