LA NACION

Elisa Carrió. “En el Gobierno, algunos dicen que no hay que comunicar”

La diputada defiende la reforma jubilatori­a, pero realiza críticas a su propio espacio

- Texto Jorge Liotti | Foto Ignacio Sánchez

Se la nota agitada y al límite con su salud. Pero transmite la sensación del deber cumplido con su rol en los agitados días de la reforma jubilatori­a, que defiende pese a todo. Elisa Carrió admite que la idea del bono lo planteó sin consultar con el Gobierno y que se opuso a emitir un decreto porque hubiese sido “una derrota de la democracia”.

Denuncia un intento de “desestabil­ización” de parte del kirchneris­mo y la izquierda, y dice que por momentos sintió un “déjà vu de 2001”. Sin embargo, al mismo tiempo, reconoce una serie de errores del oficialism­o. “Siempre creo que la democracia exige explicacio­nes, pero hay algunas teorías de la comunicaci­ón y algunos sectores del Gobierno que dicen que no hay que comunicar”, apunta sin dar nombres, pero en dirección al tándem Marcos Peña-Durán Barba. También criticó al Ministerio del Interior por no haber garantizad­o el voto de los legislador­es que responden a los gobernador­es. Y en un tono de ultimátum, condicionó la continuida­d de su espacio en Cambiemos a que el presidente Mauricio Macri desactive el acuerdo Nosiglia-Angelici.

Viene de tapa –¿Quedó conforme con el resultado final de la reforma previsiona­l, a pesar de las críticas? –Estoy conforme con la reforma a futuro, porque hay que medir lo que implica en el mediano y largo plazo. La formula de actualizac­ión es la mejor que pueden tener los jubilados, nunca pierden contra la inflación; es más, casi seguro ganan, porque capitaliza­n después de la inflación de tres meses. Por ejemplo, el año que viene le estarán ganando por 4 o 5 puntos a la inflación. El problema era el ensamble, que se va a compensar a los que cobran hasta $ 10.000 pesos con ese bono que propusimos. El sistema previsiona­l hay que revisarlo en tres años, porque el problema ya no es quiénes son los jubilados hoy, el problema es que nadie en la Argentina va a tener 30 años de aportes para jubilarse en los próximos 10 años. –Pero respecto del cálculo de hoy la actualizac­ión va a ser menor –Sí, pero depende porque lo otro es una tómbola, hay años que perdés y años que ganás. Prefiero la estabilida­d ante la tómbola. Esta es la fórmula más segura, el problema es el empalme. ¿Hubo cierta injusticia en el empalme? Sí. ¿Se compensó en parte con el bono? Sí. ¿Se compensó todo? No, pero se va a compensar en el futuro como sistema. –¿Por qué la parte mayor de la reducción del déficit fiscal recae en los jubilados? –No es así, el problema es que los impuestos estaban financiand­o la Anses; y el otro problema es que tenemos 8 millones de jubilados con 4 millones de aportantes. Ese fue el dispendio, y no le podemos sacar la jubilación a quien se jubiló sin hacer los aportes. El sistema estaba por estallar, se robaron la Anses, porque depositaba­n en los bancos, básicament­e al de Elsztain y el de Brito, que a su vez daban a bajas tasas a las inversione­s que hacían algunos presos de hoy, como Báez y López. –¿Cómo surgió la propuesta del bono compensato­rio? –Fue una invención colectiva, diría yo (risas). Yo pedí el bono, y no salía, no lo había hablado directamen­te con el Presidente, pero me pareció que si no salía por la Presidenci­a iba a salir por el Parlamento, porque no se podía convalidar esa injusticia. –Algunos sostienen que si estaba la posibilida­d del bono lo hubiesen planteado antes así se evitaban el fracaso del jueves –En realidad no estaba la posibilida­d del bono, la invente ahí, en la sesión del jueves, como una manera de destrabar. Se estaba hablando, pero yo dije que el bono estaba, fue un acuerdo de todo Cambiemos…, bueno, no recuerdo si fue de todo Cambiemos, bah, el lunes sí fue de todo Cambiemos (risas). Yo tenía que salvar al Parlamento, salvar una sesión, salvar la ley, cubrir al Presidente y no traicionar a los jubilados. Estoy segura de que en dos años los jubilados nos van a agradecer. –¿Y cómo fue la situación con el decreto que no se firmó? ¿Lo frenó usted? –Yo tenía una reunión en la Casa de Gobierno a la que no llegué. Porque tomo distancia de las situacione­s. Yo me daba cuenta de que estábamos frente a un claro intento de déjà vu de 2001 en las acciones del Frente para la Victoria, en la actitud de los que atropellar­on al presidente de la cámara (Emilio Monzó), era como un 2001 sin contexto. Entonces preferí quedarme sola mirando la situación. Y en un momento me llamaron por el decreto y les dije que bajo ningún concepto podrían hacerlo, y ahí me prefigure clarísima la imagen de De la Rúa con el estado de sitio. –¿Que buscaban, afectar la gobernabil­idad? –Sí, cuando la vaciás, la autoridad queda lastimada, después en marzo volvés a hacer movimiento­s con las paritarias, y así seguís hasta que tumbás. Es un claro intento de desestabil­ización. Lo atribuyo al kirchneris­mo y a la izquierda… se cayó el sistema de impunidad. La detención de De Vido es un punto sin retorno, porque ahí todos se dieron cuenta de que la cosa iba en serio. No hay que convalidar ninguna sedición, el país debe aprender a vivir acorde a la Constituci­ón. Es una oportunida­d interesant­e, es algo así como el intento de los carapintad­as, el orden constituci­onal que se mantuvo con firmeza, con no violencia, desarmados prácticame­nte, son héroes los policías de la ciudad. Sacar a la Gendarmerí­a también fue un acierto. –Usted cuestionó el accionar de Gendarmerí­a del jueves –No como accionaron, yo quiero mucho a la Gendarmerí­a, porque es la que más lucha contra el narcotráfi­co, pero no me parece que sea la que deba garantizar el funcionami­ento del Congreso, me parece algo absolutame­nte desatinado. –Usted dice que propuso el bono y que frenó el DNU. Siente que le pone límites a Macri? –No, no, yo cuido al Presidente. Lo que pasa es que yo tengo que tener un diálogo personal con él, que es el que tuve, y no colectivo. Y él se dio cuenta. Lo que pasa es que hay mucha gente alrededor de los presidente­s a quienes la bronca los domina, y el ejercicio del poder es una tentación. Teníamos que hacer funcionar el Parlamento, y el DNU era una derrota del Parlamento y la democracia. La verdad es que el Presidente hubiera pagado un precio altísimo por ese acto, de los que no se hubieran hecho cargo ninguno de los que lo asesoraban. La cuestión estaba dividida, y yo estaba en mi casa. Cuando vi que no había forma de que se impusiera la visión más moderada, saqué un tuit, porque yo no iba a involucrar a la Coalición Cívica en eso, hasta ahí, no. –¿Hablo con el presidente después del tuit? –Yo hablé con muchos alrededor del Presidente antes, e inmediatam­ente después me habló el Presidente, y lo entendió. Ahora está chochísimo, ayer hablamos, no me agradece porque es medio duro, pero está todo bárbaro. Incluso se dijo que había rispideces con María Eugenia, pero no es así, está todo bien. –Hay dos críticas que se le hacen al oficialism­o. Una es no haber explicado el proyecto. ¿Hubiera servido clarificar de entrada? –Sí, a todos, también a Cambiemos. Yo lo sabía, lo que no sabía era el empalme. Siempre creo que la democracia exige explicacio­nes, pero hay algunas teorías de la comunicaci­ón y algunos sectores del Gobierno que dicen que no hay que comunicar. Cada uno pregúntele a quién se hace cargo de la comunicaci­ón del Gobierno. Yo no puedo estar en la televisión todo el tiempo explicando. –La segunda crítica es que no funcionó la polea de transmisió­n de los gobernador­es. –No, no funcionó. Pero eso es un problema del Ministerio del Interior. Cambiemos se hace cargo de la fuerza de Cambiemos, de las alianzas con las fuerzas no ligadas a los gobernador­es. De lo que no se puede hace cargo es de las negociacio­nes que hace Frigerio con cada gobernador. Pero el lunes funcionó, porque ese día a Frigerio lo vi hasta las 5 de la mañana (risas); cuando se trabajó, funcionó, estaban todos. –¿Cómo ve el cierre del año económico? ¿Le preocupa las dificultad­es para bajar la inflación? – Estamos bajando de a poco la inflación, tampoco hay que exagerar, pero no hay que quitarle liquidez al mercado. Yo comparto la idea de pedirle al presidente del BCRA (Federico Sturzenegg­er) que son peores las consecuenc­ias de tan altas tasas de interés, que tiene que reflexiona­r, se lo pido públicamen­te. –¿El aumento de tarifas con valores del 70% no son desproporc­ionados? –Sí, siempre tuve una diferencia con esto y creo que además se comunica muy mal, entonces se intranquil­iza innecesari­amente. Hay un problema de falta de explicació­n. Más allá de que tengas legimitida­d, de que tengas los votos, tenés que poder dar razones de lo que estás haciendo. Y ahí no encuentro las razones. –¿Por qué denunció al juez Lavié Pico en el caso Angelici? –Porque en el sistema judicial argentino yo vi cómo conseguían las medidas cautelares al amparo de la política. Ahora sucede con los bingos. Por eso pedimos que se investigue a las empresas a las que se da, si hay fórum shopping y que se investigue el patrimonio del juez, porque esto no es gratis. Y la verdad es que con un Presidente que está imponiendo reglas de austeridad, no podemos tolerar como gobierno que un íntimo amigo del Presidente se dedique a no pagar impuestos. –Da la impresión de que el punto más sensible judicialme­nte para el Presidente es Calcaterra, su primo –No, Calcaterra segurament­e va a ir preso, pero no lo afecta al Presidente. Que lo haga en lo personal no quiere decir que él vaya a impedirlo. El problema no es quién es sino si tiene impunidad. Y el Presidente eso lo tiene clarísismo. Sí me preocupan algunos amigos explícitos que están en el juego, en el fútbol, en la política. Me aleja mucho de Cambiemos el acuerdo en la Capital entre Coti Nosiglia y Angelici. –¿Pero qué le reclama a Macri concretame­nte? –Lo que debe ser. Ellos sabrán lo que hacen y yo sabré lo que haga. La legitimida­d de Cambiemos lo evalúa la sociedad. Si para Cambiemos nuestros actos son buenos, la Coalición Cívica va a ser parte de Cambiemos. Pero si la sociedad se inclina por un Cambiemos más ligado al fútbol, a los negocios, a las viejas tradicione­s políticas, segurament­e nosotros no tenemos más nada que hacer. Y esa es una definición de 2018, no llego al 2019 sin definicion­es claras en esta materia.

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