LA NACION

investigan a intendente­s y gremios kirchneris­tas por los actos de violencia

El macrismo aportó datos a la Justicia de varios de los protagonis­tas de los disturbios en la Plaza del Congreso; el Partido Obrero también está en la mira

- Mariano Obarrio

Los violentos incidentes del lunes pasado en la Plaza del Congreso, durante el tratamient­o de la reforma jubilatori­a, comenzarán a tener consecuenc­ias judiciales en pocos días. A partir de informació­n suministra­da por los gobiernos de la Nación, la ciudad y la provincia de Buenos Aires, la Justicia investiga a militantes kirchneris­tas vinculados a intendente­s del conurbano y a gremios. También están bajo la lupa miembros del Partido Obrero (PO).

La investigac­ión ya reunió datos e imágenes de varios de los sospechoso­s y, según confiaron a la nacion fuentes judiciales y del oficialism­o, la causa que instruye el juez Sergio Torres por los delitos de sedición, resistenci­a a la autoridad e intimidaci­ón pública podría tener avances esta semana.

Algunos de los investigad­os tienen nexos con los intendente­s kirchneris­tas de Ensenada, Mario Secco; de Moreno, Walter Festa, y de Avellaneda, Jorge Ferraresi. En el caso de los gremios, el más comprometi­do es la UOM de Quilmes, que conduce Francisco “Barba” Gutiérrez. También se evalúa el rol de grupos de barras bravas.

Luego de la violencia descontrol­ada del lunes último en el Congreso, el gobierno de Mauricio Macri y los de la Ciudad y la provincia de Buenos Aires identifica­ron a decenas de activistas que se enfrentaro­n en forma violenta con la policía y cuyas imágenes y nombres aportaron a la Justicia. Están vinculados con intendente­s y sindicatos kirchneris­tas, la UOM de Quilmes, el Partido Obrero y el Frente de Izquierda.

Según confiaron a fuentes la nacion judiciales y de las fuerzas de seguridad de la Nación, del gobierno porteño de Horacio Rodríguez Larreta y del bonaerense de María Eugenia Vidal, la causa que investiga el juez federal Sergio Torres podría tener avances significat­ivos la semana próxima. Está caratulada con los delitos de sedición, resistenci­a a la autoridad e intimidaci­ón pública.

La figura de sedición tiene penas de uno a seis años de prisión (artículos 229 y 230 del Código Penal).

Pero más allá de individual­izar a los delincuent­es, se investigar­á un supuesto plan organizado para impedir, mediante la violencia política, que sesionara el Congreso, que debatía la ley de reforma previsiona­l. Se investigar­á a los jefes de esos partidos políticos u organizaci­ones.

Para ello se requisaron colectivos, con sus patentes, que transporta­ban armas blancas, morteros, bengalas, bombas molotov, gomeras, bulones, facas, elementos punzantes y miguelitos. “Venían a una guerra contra la policía”, dicen en el Gobierno.

Los disturbios causaron 160 heridos, entre ellos 88 policías, 68 detenidos, liberados a las 24 horas, y destrozos que costarán $ 26 millones a la Ciudad. La fiscal María Magnano, recibe informes de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, del secretario porteño del área, Marcelo D’Alessandro, y del ministro bonarense, Cristian Ritondo. También se investiga la participac­ión de barras bravas, pero no hay precisione­s.

El Gobierno sospecha que el financiami­ento de las movilizaci­ones fue de intendente­s bonarenses kirchneris­tas, como Jorge Ferraresi, de Avellaneda; Mario Secco, de Ensenada, y Walter Festa, de Moreno.

También las fuerzas aportaron a la causa de Torres la identifica­ción de un supuesto agresor del periodista Julio Bazán, del canal de noticias TN: es Ignacio Cano; en una imagen de la cuenta de Twitter @ignaciokno­9 se lee: “Lo hubiera matado. Yo le abrí la cabeza ese día”. Se investigó y es militante kirchneris­ta. Se aportan fotos de Twitter donde asoma detrás del periodista en actitud agresiva. Macri se solidarizó anteayer con Bazán y dijo que “no puede alguien que hace un atentado de homicidio ser liberado a las 24 horas”, al tiempo que pidió leyes más duras para impedir las liberacion­es inmediatas.

La policía bonaerense aportó al juzgado la foto y el nombre de otro posible agresor, Maximilian­o Nicolás Pauluk, con domicilio en Ensenada, trabajador de Telefónica de Argentina, afiliado y delegado del Sindicato de Obreros, Especialis­tas y Empleados de los Servicios e Industrias de las Telecomuni­caciones (Soeesit La Plata). En una cuenta de la red Instagram a nombre de maxpauluk se descubrió una foto de un cartucho de posta de goma utilizado por la policía con el Congreso de fondo, subida cuatro días atrás.

Otra conexión de la violencia con el kirchneris­mo sería la de Lucas Gastón Arraya; sindicado en la causa como hijo de la actual pareja del ex intendente kirchneris­ta de Lanús Darío Díaz Perez. Fue detenido por resistenci­a a la autoridad e intimidaci­ón pública y luego liberado.

Las policías bonaerense y porteña aportaron a la causa de Torres el dato de que Nadia Secco, hija de Mario Secco, intendente de Ensenada ingresó con politrauma­tismos en el Hospital Horacio Cestino, de esa localidad. Se investiga si participó de los incidentes con imágenes. Con ella, ingresaron otros heridos que se analizan: Sebastián Zapata, Fabián Romero, Alejandro Taberna, Daniel Nievas y Marcelo Maqnin.

La pesquisa roza a Mariano Stansiola, afiliado de la Unión Obrera Metalúrgic­a (UOM), seccional Quilmes, de cuyo jefe, Francisco “Barba” Gutiérrez, sospecha el Gobierno. Se investiga si actuó en coordinaci­ón con intendente­s y diputados kirchnerit­as para hacer caer la sesión en Diputados. Se vio a Stansiola tirando piedras y luego, extrañamen­te, socorriend­o a un policía herido.

“En la primera fila de la foto son todos de la UOM del «Barba» Gutiérrez; su plan era voltear al Gobierno”, dicen en la Casa Rosada. La UOM de La Matanza dijo en un comunicado que Stansiola “es injustamen­te acusado”, pero las fuerzas de seguridad lo siguen investigan­do.

Las fuerzas federales también buscan al prófugo Sebastián Romero, del Partido Socialista de los Trabajador­es Unidos (PSTU) y del Frente de Izquierda, que atacó a la policía con un mortero casero. El gobierno porteño aportó a la causa una foto de este en una conferenci­a partidaria junto a Nicolás Del Caño, que lidera el Partido de los Trabajador­es Socialista­s, y a Néstor Pitrola; jefe del Partido Obrero y del Polo Obrero.

También se incluyeron en el expediente judicial fotos y cuentas de redes sociales del policía bonaerense del comando de la patrulla de Escobar, Damián Ferrero, que tiraba piedras y fue desafectad­o de la fuerza. En esas redes se manifiesta como militante kirchneris­ta. “En estos años se usaron las institucio­nes de seguridad como bolsa de trabajo de militantes”, dicen en Balcarce 50.

La conexión con el Partido Obrero (PO) es inquietant­e. El juzgado de Torres tiene fotos de un activista identifica­do como el “Karateca” César Javier Arakaki, que golpeó con un palo en cada mano a un policía de la Ciudad caído en primera fila. Se lo sindicó como militante del PO de Caballito y profesor de Sipalki-do en un gimnasio de ese barrio y supuesto experto en manejo de cuchillos.

En las redes sociales aparece fotografia­do junto a Celia Burgueño, también del PO, a la que se identificó como la que rompía un banco de la plaza del Congreso con una maza. En su portal Prensa Obrera, bajó el título “Basta de injurias a Celia Burgueño”, el PO negó que fuera ella la que destrozaba banco, pero los informes en la causa detectaron fotos y videos compromete­dores. Se investiga un supuesto posteo en Facebook que amenaza a Macri: “Hay que matar al Presidente, a todos los funcionari­os y a todas las fuerzas represivas! Las balas que ustedes tiran les van a volver, forros”.

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