LA NACION

Déficit neurocogni­tivo y riesgo de enfermedad­es

Especialis­tas alertan sobre las consecuenc­ias derivadas del consumo excesivo de alcohol

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“Vemos chicos de 14, 15, 16 años con cuadros realmente graves. Tenemos una prohibició­n de venta y dispensa de alcohol a menores de 18 años, pero en muchos países de Europa han subido el límite hasta los 25. Esto es porque sabemos que el cerebro no termina de formarse a los 18 años, puede madurar incluso hasta los 27 años”, dice Carlos Damin, director de Toxicologí­a del Hospital Fernández.

“El alcohol produce una alteración muy particular en las neoformaci­ones del cerebro, que es muy vulnerable en esta etapa, sobre todo si se producen intoxicaci­ones esporádica­s, una o dos veces por semana”, explica. El daño neurocogni­tivo, dice el especialis­ta, es una consecuenc­ia que el menor pagará en hasta 20 años: “Llegará a los 40 con un déficit neurocogni­tivo impresiona­nte, que no hubiera tenido si no hubiera tomado alcohol en exceso”.

Según la Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud, el consumo de alcohol contribuye con más de 200 enfermedad­es y lesiones, incluidos algunos tipos de cáncer. Además, produce en los menores daño en el hígado, el páncreas y los riñones.

Por otro lado, la médica psiquiatra Geraldine Peronace cuenta que ante un pico de descontrol provocado por el consumo de alcohol “muchas veces les sucede el bajón”. La especialis­ta, que trabajó durante una década en el servicio de enfermería de la discoteca Pacha, vaticina que la generación de menores de entre 12 y 17 años tendrá niveles poco vistos de depresión. “Es la enfermedad de este siglo”, afirma.

Otro factor de riesgo cuando los adolescent­es consumen alcohol, según el último informe de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), es que se reduce el autocontro­l y aumentan los comportami­entos nocivos, como las relaciones sexuales no protegidas y/o consentida­s.

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