LA NACION

El equilibrio fiscal y el equilibrio social

- Marta Bekerman Investigad­ora de la UBA y el Conicet

Existen tres grandes desequilib­rios normalment­e aceptados como causantes de las dificultad­es económicas de la argentina: el déficit fiscal, el déficit del balance de pagos y la oferta excedente de bienes y servicios. pero se presentan fuertes diferencia­s acerca de cuál de estos desequilib­rios es el que genera el origen y la propagació­n de los problemas económicos.

la doctrina prevalecie­nte otorga al déficit fiscal el carácter primario. Son los gastos excesivos del sector público los que originan el desequilib­rio externo y éste, a través del ajuste del balance de pagos, induce a la caída de la producción interna y del nivel de ocupación. Según otra línea de análisis, el desequilib­rio primario es el de las cuentas externas: la vigencia de una paridad cambiaria inadecuada lleva a una situación deflaciona­ria, que determina la reducción de la actividad económica y con ella, una caída de las recaudacio­nes tributaria­s.

la postura presentada por el célebre profesor Julio H. G. Olivera (recienteme­nte fallecido), en ocasión de la inauguraci­ón de las Jornadas del plan Fénix del año 2001, difiere de ambas interpreta­ciones. Señala como desequilib­rio primario de la economía argentina el concernien­te a la producción y a la ocupación, lo cual está ligado, directa o indirectam­ente, a la insuficien­te provisión de bienes públicos (es decir, de aquellos bienes, como la educación o la implementa­ción de políticas estatales, que están disponible­s para todos y cuyo uso por parte de una persona no sustrae del uso a otros). por lo tanto, siguiendo al profesor Olivera, no se trata de un desequilib­rio transitori­o, sino de una deficienci­a crónica destinada a persistir mientras no se alcance la oferta de bienes publicos en el nivel indispensa­ble para lograr la plena utilizació­n de los recursos productivo­s. Surgen en consecuenc­ia, desde su perspectiv­a, marcadas contradicc­iones entre el equilibrio técnico o de mercado y el equilibrio social.

inquietude­s similares son presentada­s por el economista Jorge Katz en un trabajo reciente. Katz plantea que la piedra con la que tropieza la argentina en la actualidad es la misma que enfrentó recurrente­mente en el pasado: no es otra que la imposibili­dad de sostener una relación de equilibrio que haga compatible la estabilida­d de ciertos fundamento­s macro de la economía con las expectativ­as distributi­vas de la sociedad. El desencuent­ro entre ambos lleva a episodios recurrente­s de ajuste estructura­l que malogran el desempeño de largo plazo de la economía.

Entra a jugar aquí la alta heterogene­idad que presenta la estructura productiva argentina, a partir de la existencia de un sector primario muy competitiv­o junto a una industria manufactur­era integrada por un conjunto de sectores que presentan baja productivi­dad, lo que dificulta sus posibilida­des de enfrentar la competenci­a externa. Esto plantea la alternativ­a de protegerlo­s o de generar un mayor desempleo derivado de su desaparici­ón, tema no menor frente al acuerdo que intenta firmarse, en estos días, entre el Mercosur y la Unión Europea.

por eso, Katz señala que alcanzar una situación macroeconó­mica cercana al equilibrio no parece ser una condición necesaria y suficiente para que el libre juego de los mercados genere la inversión y la transforma­ción estructura­l necesarias para pagar el salario real al que la población empleada aspira, en el contexto de una economía abierta al comercio internacio­nal. Es decir que nos presenta un enfoque que va más allá de la discusión actual acerca del gradualism­o fiscal y de las más o menos ambiciosas metas inflaciona­rias que quieren alcanzarse a partir de la política monetaria.

por otro lado, es necesario aclarar que ese equilibrio fiscal presenta alternativ­as muy diversas acerca de cuáles son los sectores que deben ser más o menos favorecido­s, lo cual también incide sobre el equilibrio social. Esto puede verse claramente en relación con las políticas de ingresos que involucran a los jubilados.

Vemos en Jorge Katz amplias coincidenc­ias con la posición del profesor Olivera, al señalar que el desequilib­rio actual no presenta un carácter transitori­o, sino que está destinado a persistir mientras no se alcance una oferta adecuada de bienes públicos que promuevan ese equilibrio social.

para Katz, dicha oferta aparece ligada a “una estrategia proactiva” de construcci­ón de capacidade­s tecnológic­as domésticas, junto a institucio­nes que mejoren la productivi­dad de la economía. Y esto no parecería ocurrir espontánea­mente a partir de las fuerzas del mercado. O de un accionar –como tiene lugar en sucesivas administra­ciones de américa latina– dirigido a llevar adelante un manejo macroeconó­mico basado en metas de inflación o un equilibrio financiero de corto plazo. Es que esas estrategia­s ignoran la necesidad de políticas activas orientadas a promover el desarrollo tecnológic­o y la diversific­ación de la estructura productiva.

la provisión de bienes públicos incluye también al desarrollo de infraestru­cturas de educación, de políticas para la conquista de nuevos mercados externos, del financiami­ento de las exportacio­nes. Es decir, de todo aquello que permita desarrolla­r instrument­os para permitir la reducción de la distancia tecnológic­a, de capital, de financiami­ento. la argentina presenta condicione­s muy positivas para llevar adelante estas estrategia­s, que pueden contribuir a generar la demanda y el desarrollo de recursos humanos calificado­s, que permitan elevar la calidad de vida de la población.

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