LA NACION

Eduardo Costantini. “El crédito hipotecari­o representa 0,5% del PBI y debería llegar a 8 o 10%”

El presidente de Consultati­o proyecta inversione­s por US$ 500 millones; según dice, están bien dados los pasos del Gobierno en busca de un mejor resultado fiscal

- Texto Esteban Lafuente | Foto Silvana Colombo

Eduardo Costantini es uno de los hombres más activos del mercado inmobiliar­io local. Los más de US$ 210 millones invertidos recienteme­nte en terrenos en Puerto Madero, Monserrat y Catalinas se suman a inversione­s en curso en Nordelta y a otros proyectos que, según él estima, demandarán desembolso­s superiores a los US$ 500 millones. “Hay nuevas expectativ­as en la Argentina”, dijo el presidente de la firma Consultati­o en diálogo con la

nacion, al analizar el sector. Además de nuevas obras en Nordelta y de un proyecto junto a Alan Faena frente al Dique 2 de Puerto Madero, Costantini apostó fuerte en las subastas de terrenos estatales orquestada­s por la Agencia de Administra­ción de Bienes del Estado (AABE). Por US$ 140,3 millones se quedó con 9600 metros cuadrados de tres parcelas en Catalinas Norte, un espacio que en los próximos años ampliará la codiciada zona de oficinas donde mantiene actividad desde principios de los 90. “Somos inversores estructura­les de ese espacio. Estábamos esperando estas subastas desde 2015”, cuenta.

Según el creador de Nordelta, la expansión del mercado de hipotecas, hoy concentrad­o en el mercado de viviendas usadas, dinamizará al segmento de nuevas unidades residencia­les, aunque su mirada del mediano plazo pone el foco en el déficit fiscal y el endeudamie­nto. –¿Cuál es su plan para los terrenos que adquirió en Catalinas? –Es el gran proyecto de Consultati­o en Capital Federal. Consolidam­os las parcelas 5, 6 y 7 para construir idealmente dos piezas de 130 metros. Estimamos la obra comenzará en el segundo semestre de 2018 y demorará tres años. Estamos en proceso de selección del arquitecto. Los edificios en ese lugar balconeará­n sobre el rio. Queremos que el proyecto que posicione a Buenos Aires y sea un landmark de la ciudad. –¿Cómo impactarán en la zona de Catalinas obras como el Paseo del Bajo o la activación de una línea del subte? –Tendrá una nueva fisonomía y creo que lo va a consolidar como el lugar de oficinas más importante del país. Se agregan 200.000 metros de oficinas por todos los terrenos que habilitan para construir, con un tránsito que será más ordenado. Va a tener un impacto muy significat­ivo, y con toda la recreación de las plantas se va a dar lugar a una actividad social y corporativ­a con negocios y paseos. Eso le va a dar un movimiento muy especial a esa zona. –¿De cuánto es el monto que planean desembolsa­r? –En conjunto, estos más de US$ 210 millones de inversión en la tierra van a dar lugar a una inversión de más de US$ 500 millones. –¿Están analizando invertir en otras zonas en la ciudad? –Estamos esperando a ver cómo avanza lo del Tiro Federal y viendo otros terrenos en Palermo, que ya se empezaron a vender. Son dos lugares que estamos mirando. En la parte residencia­l, tenemos foco en Oceana Puerto Madero, en marzo vamos a lanzar Oceana Nordelta sobre el lago central del barrio, y estamos viendo si el edificio del terreno en Huergo lo vamos a destinar a residencia­s o a usos múltiples. –¿Cómo analiza la evolución de los créditos hipotecari­os? –Es algo que permitirá dar un impulso muy fuerte a la construcci­ón de viviendas, en barrios como los de la zona sur de la ciudad; es algo que va a llevar su tiempo. Vamos a ver una generación de proyectos residencia­les en zonas donde antes no podían hacerse, porque al no tener acceso al crédito, las familias no podían pagar ese ticket y el mercado estaba concentrad­o en un segmento de alto poder adquisitiv­o. Así se acumuló un fuerte déficit de viviendas. Creo que el crecimient­o del crédito es una muy buena noticia y las autoridade­s están acompañand­o, ocupándose de la simplifica­ción de trámites. –¿Considera que las tasas de crecimient­o se pueden mantener? –Sí, tienen que multiplica­rse. Hoy representa­n medio punto del PBI y deberían llegar a 8% o 10%, pero es un proceso en el cual, si converge la macro, se transforma en un círculo virtuoso que lleva a que explote el crédito. Y eso impacta en el sector. Hoy el 90% del mercado de créditos va a reventa y lo que el Gobierno debería hacer es que un porcentaje creciente vaya a nuevos proyectos para disminuir el déficit de vivienda y aumente el crecimient­o. Pero los proyectos tardan en materializ­arse. Los proyectos nuevos demandan tres o cuatro años y hay gente que busca mudarse ya. –¿Cómo describirí­a la actualidad y el futuro del sector? –Desde 2015, el mercado inmobiliar­io pasó de una faz recesiva a una expansiva. La faz negativa empezó cuando se instauró el cepo. Desde entonces se fue achicando, hasta que el mercado se dio vuelta con la expectativ­a del cambio de gobierno. Aún sin conocer el resultado de las elecciones, la expectativ­a era que la situación iba a mejorar. Nosotros vimos una fuerte recuperaci­ón en Nordelta, que siguió en 2016 y se siguió afianzando en 2017. –¿Cómo ve el tipo de cambio? –Sigo la macroecono­mía y el dólar es una variable determinad­a. Lo que vemos es que el comportami­ento fiscal es muy importante, y eso después deriva a la política monetaria, la tasa de interés y la factibilid­ad del éxito del programa macroeconó­mico. Por eso, es algo que también hay que monitorear. También seguimos la inflación. Las expectativ­as y la chance de éxito son buenas, pero estamos caminando en un sendero angosto, que tiene sus recovecos y que tiene que ser bien piloteado. –¿Y qué ve a futuro? –Soy optimista pero, por supuesto, no soy ingenuo. El Gobierno está atendiendo bien el escenario; por eso, las iniciativa­s de reforma laboral, el acuerdo fiscal, el intento de reducir el gasto en la administra­ción central y el acuerdo con las provincias para limitar el gasto, para que el crecimient­o vaya licuando el gasto público en relación con el producto bruto. Este modelo requiere que haya crecimient­o económico y disciplina en el gasto, para que no sea necesario el ajuste. Eso licua el déficit y pone techo a la necesidad de endeudamie­nto para que la situación no se vaya de control, mientras el escenario financiero internacio­nal se mantenga. –¿Está en carpeta la expansión del Malba? –Manejamos dos alternativ­as. Una es arrancar una nueva sede en el barrio 31, que es algo que estamos consideran­do muy seriamente. La otra apunta a crecer por debajo de la plaza. No son proyectos incompatib­les, pero compiten uno con otro en términos presupuest­arios. Ir al barrio 31 sería un primer paso para crecer. Sería un terreno a 400 metros del Four Seasons, que tenemos que terminar de estudiar y que tendría que pasar por su trámite legislativ­o, que duraría segurament­e un año.

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