LA NACION

Messi necesita a un Jordi Alba en la selección

- Diego Latorre

allá están las estrellas, el poderío económico y los grandes espectácul­os. Con tantos equipos y jugadores para deleitarse y analizar, ningún amante del fútbol debería permitirse no mirar a Europa a la hora de hacer un balance del año, porque sería negar la excelencia.

El problema es elegir por dónde empezar. ¿Acaso por Pep Guardiola y su obra en Manchester City? ¿Por el Real Madrid ganador de cinco de los seis títulos que disputó? ¿Por Juventus y Bayern Munich, que siguen sumando ligas? ¿O tal vez por Paris Saint-Germain que sacudió el mercado a mitad de año sumando a Neymar y Mbappé?

Debo confesar que no me seduce la idea de un magnate multimillo­nario que llega a un club y lo transforma a partir de una poderosa inyección económica. No estoy en el sentimient­o de los simpatizan­tes de PSG o del City, que alimentado­s por la ambición de ganar estarán felices, pero percibo algo artificial en el modelo.

Quizás seamos nosotros los que no entendemos esta nueva visión. En definitiva, venimos de otra cultura, de otra concepción del fútbol. Nos mueven el

hinchismo y el sentido de pertenenci­a, la pasión y el amor por unos colores. No me gusta imaginar que el día de mañana viene un millonario chino y compra Boca o River. Pero en Europa es moneda corriente, y gracias a eso hoy Paris Saint-Germain, dueño de un plantel riquísimo salvo quizás en el arco y el centro de la defensa, puede convertirs­e en candidato a ganar la Champions League.

Claro que tendrá que superar en octavos de final al Real Madrid, que no es cualquier equipo, por más que siempre parezca depender más de las individual­idades que del funcionami­ento, tal como pudo verse en el clásico de ayer. Por eso se resiente demasiado si las figuras bajan un poco su nivel. Pero cuando los Modric, Kroos, Isco, Cristiano o Benzema lo recuperan, como en el final de la temporada pasada, muestran lo mejor de su repertorio.

Aunque el equipo del momento, sin duda, es el City. Al llegar a Manchester, Guardiola, que si no es el mejor entrenador de la historia tiene seguro un sitio en el podio, pidió un plazo de 15 meses para que su tarea empiece a dar frutos, y lo está logrando. El técnico catalán es un innovador, alguien que ve más que los otros porque tiene un conocimien­to superior.

Retrasar la posición de De Bruyne en el campo, por ejemplo, fue una medida extraordin­aria que permitió terminar de descubrir a un jugador completísi­mo que hace todo bien: es versátil, tiene dinámica, interpreta a la perfección la secuencia de pases y las transicion­es, se incorpora al ataque, tiene remate desde afuera del área… Pero no es solo el belga. Con Guardiola evoluciona­ron Fernandinh­o, Delph, Otamendi… y Silva, un futbolista fascinante que juega en puntas de pie, puede desplegar toda su imaginació­n.

La riqueza que ofrece el City contrasta con lo que le ocurre a Barcelona. Sé que la tabla indica otra cosa, admito que gana muchos partidos, que Valverde le dio más equilibrio y que quizás pueda ser campeón, incluso de la Champions. Pero la exclusiva dependenci­a de Messi, semejante a lo que ocurre en la selección argentina, lo distancia mucho de aquel conjunto que ganaba copas pero también los corazones de los espectador­es.

La esencia pura de Barcelona se ha ido deterioran­do con los años. Hoy el equipo sostiene el rendimient­o esperando que se ilumine el 10, cuando antes era el conjunto el que lo alentaba a participar mejor.

Y ya que mencioné a la selección habría que tomar nota de la cada vez más aceitada sociedad Messi-Jordi Alba. Con Leo en el borde del área o llegando desde segunda línea, al ataque argentino le harían falta centros atrás como los que tira Alba. Se dice que no contamos con buenos laterales. Dudo de que sea así, y creo que debemos buscar nuestro Jordi Alba porque sería un aporte descomunal para aprovechar a Messi.

La última escala es Italia. Resulta paradójico que la selección no vaya al Mundial justo cuando la Serie A ha subido el nivel, en paridad y riqueza de juego. Ya no es sólo la Juventus. Están Nápoli y Roma, se acercan Inter y Lazio, hay más equipos que aspiran a ganar el título, más competenci­a. Es cierto que los clubes están plagados de extranjero­s, pero un torneo local con jerarquía acaba reforzando el crecimient­o de los jugadores locales. Es la tarea pendiente que le queda al Calcio a partir del año que viene.

La sociedad Messialba: se dice que no contamos con buenos laterales, dudo de que así sea

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