Aquí, el kirchnerismo se adelantó y fue por más
la frase que Donald Trump repite hasta el cansancio (“noticia falsa”) parece haberse viralizado y hoy es arma de muchos líderes autoritarios a lo largo del globo. Sin embargo, en la argentina el kirchnerismo no sólo se anticipó al presidente norteamericano sino que además llevó el viejo truco de desacreditar la prensa todavía más allá.
En lugar de descalificar las noticias críticas de a una, optó por abreviar y atacar directo a los medios: “clarín miente”, por ejemplo. la campaña tuvo pancartas, globos y medias. Hasta cruzó el océano: en aquel viaje empresarial imposible que el ex secretario de comercio Exterior Guillermo Moreno organizó a angola, los niños africanos recibieron productos de regalo en los que se leía el latiguillo contra el matutino.
los ataques del kirchnerismo a la prensa fueron sistemáticos. a partir de 2008, tras el conflicto con el campo, la ex presidenta cristina Kirchner puso en la mira a todo el periodismo independiente, incluido este diario, y arremetió con la fuerza del Estado. no sólo les quitó la pauta oficial, sino que además su gobierno amenazaba a los anunciantes para que no pautaran en ellos. Y hasta intentó quedarse con Papel Prensa, para dejar sin papel a los diarios. Es difícil olvidar la imagen de Moreno cuando, en medio de una asamblea de la empresa, sacó unos guantes de box e invitó a los presentes a pelear.
En paralelo, el kirchnerismo montó un aparato de propaganda que propaló a los cuatro vientos el relato K. a los medios oficiales se les sumaron aquellos otros que el gobierno anexó a través de empresarios amigos.
cristóbal lópez compró más de veinte medios en los últimos cuatro años del gobierno de cristina, entre ellos c5n y radio 10. los pagó con las retenciones que hacía en la red de estaciones de servicio de su poderoso holding. Esos 8000 millones de pesos que no entregó al fisco con el guiño oficial le costaron, hace días, la cárcel. Hoy los medios que compró languidecen sin remedio, lo mismo que el relato que trataron en vano de imponer.