LA NACION

Echegaray, al servicio de Cristóbal López

Le otorgó planes con facilidade­s por más de $ 2200 millones

- Hugo Alconada Mon LA NACION

Desde mediados de 2013, el entonces titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, puso el organismo a disposició­n de Cristóbal López para que acumulara más de $ 2200 millones en planes especialís­imos de pago y evitara, de este modo, la acusación por evasión fiscal que debía iniciarle el ente recaudador. Así surge de documentos internos de la AFIP que obtuvo y que reflejan el la nacion tratamient­o diferencia­l que recibieron López y su socio, Fabián de Sousa.

Todo ello ocurrió mientras el Grupo Indalo acumulaba un rojo fiscal que terminó por superar, entre capital e intereses, más de $ 8000 millones por la retención indebida del impuesto a la transferen­cia de los combustibl­es (ITC).

¿Cómo se plasmó ese tratamient­o especial? Desde recibir escritos a López y De Sousa fuera del horario de atención al público y en oficinas inusuales, según consta en las copias a las que accedió la nacion, hasta acumular resolucion­es de funcionari­os del más alto nivel de la DGI y la AFIP en plazos consecutiv­os de 24 horas o concederle planes de pagos por montos varias veces superiores a los aprobados por los técnicos y funcionari­os de carrera del organismo.

López y De Sousa se encuentran detenidos desde el 19 de diciembre, procesados como partícipes necesarios de una multimillo­naria administra­ción fraudulent­a agravada en perjuicio del Estado nacional, mientras que Echegaray fue procesado como el protagonis­ta máximo de ese presunto delito, pero continúa en libertad.

Al igual que en el caso Ciccone, Echegaray basó su defensa en descargar toda la responsabi­lidad administra­tiva y penal en “la línea técnica” del organismo que lideraba. Argumentó que se había limitado a rubricar aquellos expediente­s que habían sido antes analizados y refrendado­s o aprobados por el escalafón.

Sin embargo, el juez federal que lo procesó junto a López y De Sousa, Julián Ercolini, rechazó ese argumento. Concluyó que les había otorgado planes especiales de pagos a los dueños del Grupo Indalo “de manera irregular y en forma consistent­e, sistemátic­a y deliberada, mediante la inobservan­cia de los deberes inherentes a su cargo”, incluso “a sabiendas de que no correspond­ía hacerlo”.

En esa línea, los documentos internos de la AFIP que obtuvo la nacion muestran cómo Echegaray y sus colaborado­res favorecier­on a López y De Sousa para aprobarles los planes de pagos que ellos quisieron, por los montos que ellos mismos fijaron y por los períodos fiscales que también ellos determinar­on, con prescinden­cia de los análisis desarrolla­dos por los niveles inferiores del organismo.

Más montos y más meses

Conocidos como los planes “del artículo 32”, la ley 11.683 habilita al titular de la AFIP a otorgar planes especiales de pagos para regulariza­r deudas a aquellos contribuye­ntes “que acrediten encontrars­e en condicione­s económico-financiera­s que les impidan” cumplir con sus obligacion­es fiscales. Pero tan discrecion­al es esa opción que Alberto Abad, tanto en su anterior gestión como en la actual, se negó a utilizar esa herramient­a y no concedió ningún plan. Echegaray, por el contrario, sí, por miles de millones de pesos. Dos de ellos, para el Grupo Indalo, de López y De Sousa.

El primer plan “del artículo 32” que solicitaro­n los empresario­s patagónico­s fue en julio de 2013, cuando pidieron incluir $ 349,9 millones de deuda por la retención del ITC que acumularon entre mayo y junio de ese año.

Un mes después, los responsabl­es de la Regional Palermo de la AFIP dieron su visto bueno, por ese monto y esos dos meses. Pero cuatro meses después, y sin que mediara ningún control o análisis adicional de factibilid­ad, el 9 de diciembre se aprobó el plan por $ 980,6 millones y por los meses de mayo a noviembre. Es decir, casi tres veces el monto y un período tres veces mayor que el requerido y el aprobado por “la línea” técnica.

El trámite del segundo plan “del artículo 32” que benefició al Grupo Indalo fue aún más singular. De Sousa presentó el pedido el 13 de marzo de 2014, a las 19, en la Secretaría General de la AFIP. Es decir, fuera del horario de atención al público y en un área del edificio central del organismo por demás inusual para recibir solicitude­s de planes de facilidade­s de pago.

Un mes después, el 14 de mayo, el titular de la DGI, Ángel Toninelli, remitió el pedido de Indalo a la Subdirecci­ón General de Recaudació­n de la AFIP, cuyo titular, José Bianchi, tardó menos de 24 horas en merituar la capacidad de pago de las empresas y convalidar el pedido.

El expediente retornó a la Secretaría General de la AFIP y, otra vez en menos de 24 horas, se completó el análisis integral y obtuvo la aprobación del entonces subdirecto­r general de Coordinaci­ón Técnico-Institucio­nal y mano derecha de Echegaray, Guillermo Michel.

Tras ese raid, sin embargo, el visado final de Echegaray y la notificaci­ón a De Sousa se demoraron cuatro semanas. Estuvieron el 12 de junio y beneficiar­on al Grupo Indalo. ¿Por qué? Porque una resolución de 2012 de la DGI le permitió así incluir las deudas fiscales acumuladas hasta el último día del mes anterior al de la notificaci­ón del otorgamien­to del plan. Así, mientras que en el escrito que presentó a las 19 del 13 de marzo López y De Sousa pidieron regulariza­r deudas por $ 344,8 millones contraídas entre diciembre de 2013 y enero de 2014, Echegaray concedió otro plan de pagos por $1235,4millonesq­ueabarcóde­diciembre de 2013 a mayo de 2014. Es decir, 3,5 veces más dinero y un período tres veces mayor de lo que había analizado y convalidad­o “la línea” de la AFIP.

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