La cultura y el espectáculo tendrán 12 meses inolvidables
Las visitas de artistas serán el punto fuerte del año que empieza. Por el lado musical, llegarán Roger Waters, Depeche Mode, Patti Smith (leerá poemas y dará un concierto), y Daniel Barenboim dirigirá ópera por primera vez en el Colón. También vendrán Mario Vargas Llosa, Fernando Aramburu, y una escultura de Leonardo se expondrá en el Bellas Artes. El libro político, de un lado y del otro de “la grieta”, renace y la escena editorial indie no decae.
“Soldado argentino sólo conocido por Dios”: esa es la inscripción que está en 121 de las cruces del cementerio argentino de Darwin y que le “partió la cabeza” a Julio Aro cuando volvió a Malvinas, en 2008. Había estado como conscripto en la guerra y entendió que él podría haber sido uno de los que yace en una tumba sin nombre.
De vuelta en la Argentina, fundó la ONG No Me Olvides y comenzó a trabajar para identificar a los caídos y ponerles nombre a todas las tumbas. No fue fácil. Recorrió el país visitando las familias de los soldados cuyos cuerpos no habían sido reconocidos, e intentó gestiones con el gobierno argentino, pero al final fueron dos ingleses los que destrabaron el conflicto: Geoffrey Cardozo y Roger Waters.
El primero es un soldado británico que estuvo encargado de enterrar a los argentinos y organizar el cementerio de Darwin una vez terminada la guerra. Aro se reunió con él en Londres, en 2008, y se fue con un informe pormenorizado que Cardozo había elaborado durante su trabajo en Malvinas. Estaban los detalles de todos los caídos, incluso aquellos que no había podido reconocer, que incluía dónde los había encontrado y en qué tumba estaban enterrados. “No enterré ningún cuerpo sin antes haberle dado vuelta todos los bolsillos y cerciorarme de que no podía ser identificado”, recordó Cardozo en una entrevista publicada en la nacion.
Con esa información, Aro siguió buscando el apoyo del gobierno argentino, que logró gracias a Roger Waters. Cuando estaba de gira en la Argentina, el músico se enteró de su trabajo, se sensibilizó con el tema y le acercó la inquietud a la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que al fin le prestó atención y activó la maquinaria del Estado.