Las dos Coreas, cerca de retomar el diálogo tras dos años de silencio
encuentro. Seúl propuso una cumbre para la semana que viene en respuesta a un inédito llamado a negociar del régimen de Kim
SEÚL.– Corea del Sur propuso mantener conversaciones de alto nivel con Corea del Norte la semana que viene y redobló así una inédita sugerencia del dictador norcoreano, Kim Jong-un, un hombre obsesionado con desarrollar un arsenal de armas nucleares y que por primera vez llamó a la convivencia.
Seúl lanzó la propuesta para reunirse el 9 de enero con representantes del gobierno de Pyongyang, luego del discurso de Año Nuevo de Kim, donde aprovechó para agitar el palo de las armas nucleares y la zanahoria del diálogo hacia sus tradicionales enemigos del sur.
Tras haberse jactado de la flamante capacidad nuclear de su país –advirtió que tenía a mano el “botón nuclear”–, Kim hizo un gesto de apertura al señalar que Corea del Norte podría participar en los Juegos Olímpicos de invierno que se celebrarán del 9 al 25 de febrero en Corea del Sur. Y destacó que los juegos de Pyeongchang podrían ser una oportunidad para los representantes de ambos países de “reunirse en un futuro próximo”.
El presidente surcoreano, Moon Jae-in, conocido partidario del diálogo con la mitad comunista de la península, recibió con satisfacción las declaraciones de Kim como una oportunidad para reactivar las estancadas conversaciones.
“Propongan por favor rápidamente medidas para retomar las relaciones intercoreanas y concretar la participación de la delegación norcoreana”, le dijo a su consejo de ministros. Meses atrás había propuesto dialogar a través de la Cruz Roja y el ejército, pero Pyongyang hizo oídos sordos.
El ministro de la Unificación surcoreano, Cho Myoung-gyon, declaró en conferencia de prensa que Seúl le había propuesto a Pyongyang la fecha del martes próximo, y reiteró “su voluntad de organizar conversaciones con el Norte en cualquier momento, en cualquier lugar y de cualquier forma”.
La reunión, de concretarse, llegaría en momentos de especial tensión debido a los repetidos ensayos nucleares y de misiles balísticos de Pyongyang en los últimos meses, y a la retórica belicista del presidente norteamericano, Donald Trump.
Kim llamó a Seúl en su discurso de Año Nuevo a elegir el camino de la pacificación en vez de “ser parte” de las medidas de Washington que “amenazan la paz y la seguridad”.
Los anuncios hicieron reaccionar a Trump, que desde su insaciable cuenta de Twitter señaló que las conversaciones tienen un potencial indefinido, que puede declinar hacia un avance o un retroceso en la controversia nuclear.
“Las sanciones y otras presiones están empezando a tener un gran impacto en Corea del Norte”, escribió, y dijo que los soldados norcoreanos están huyendo a Corea del Sur, corriendo un gran peligro. “El hombre cohete [como le dice a Kim] ahora quiere dialogar con Corea del Sur por primera vez. Quizás es una buena noticia, quizás no. ¡Veremos!”, añadió.
La primera en reaccionar en la arena internacional había sido China, mediadora de los conflictos de Corea del Norte con Estados Unidos y con sus vecinos en la región del Asia-Pacífico. “Esto es algo bueno. China celebra y apoya que Corea del Norte y Corea del Sur aprovechen esta oportunidad para realizar esfuerzos por mejorar sus relaciones y fomentar la distensión de la situación en la península y la desnuclearización”, dijo la cancillería.
Contacto
Sería el primer contacto de alto nivel en más de dos años entre los gobiernos de las dos Coreas. Los canales habituales no están operativos desde que en febrero de 2016 Corea del Norte los canceló en protesta por la decisión de Seúl de cerrar el complejo industrial intercoreano de Kaesong.
Para Corea del Sur, la reunión supondría la “restauración inmediata” de los canales de comunicación, y el gobierno adelantó que ambos países deben negociar una agenda del encuentro y las delegaciones que participarán.
Los que podrían ser testigos preferenciales del encuentro son los patinadores artísticos Ryom Taeok y Kim Ju-ik, los únicos deportistas norcoreanos clasificados para los juegos de Pyeongchang, en el condado situado a 70 kilómetros del límite altamente militarizado con Corea del Norte, la frontera más caliente del mundo. Tanto Seúl como el Comité Olímpico Internacional quieren que Corea del Norte participe en el certamen, que dado el característico espíritu olímpico podría contribuir a la paz. Pero la presencia de Pyongyang en eventos deportivos está siempre sujeta a otras variables.