Familias del conventillo incendiado hace casi seis meses aún acampan en la calle
LA BOCA. Son una decena, que construyeron precarias casillas sobre la avenida Pedro de Mendoza; el corte de tránsito obliga a desviarse a camiones y a una línea de colectivos
¿Un campamento permanente en una calle de La Boca? La postal es la misma que hace casi seis meses. Un grupo de personas continúa viviendo en medio de la avenida Pedro de Mendoza, al 1400, luego de que un hombre incendiara adrede un conventillo con la intención de matar a su pareja. Aunque con el paso de los días muchas de las familias damnificadas decidieron buscar un lugar provisorio para dormir y transcurrir parte de la jornada, una decena de ellas todavía permanece instalada en plena calzada. Mientras, los vecinos del barrio esperan una pronta solución y que se rehabilite el tránsito para recuperar el movimiento habitual.
Primero fue el frío. Ahora es el calor. María Elvira trata de sobrellevar las inclemencias del tiempo desde el último 20 de julio en su precario “hogar”, pegado a las rejas que circunscriben al Riachuelo, que apenas la resguarda. Si llueve mucho, el agua fluye por todo el interior. Si hay mucho viento, las lonas y los plásticos que hacen las veces de techo flamean en cualquier dirección. “Queremos vivir dignamente”, reclamó la mujer. “El gobierno de la ciudad nos dice que busquemos un alquiler para irnos, pero no nos ayudan”, se quejó ante la nacion.
En aquella jornada fatal de julio, un hombre provocó un incendio en la pieza donde vivía su mujer, en el conventillo de Pedro de Mendoza 1447. Cuatro personas murieron y el acusado fue detenido. Pero, además, 32 familias que residían en el inmueble donde antes había funcionado la fábrica textil Sancheti quedaron en la calle. Según los peritajes oficiales, el edificio corre riesgo de derrumbe, por lo que se prohibió el reingreso al lugar. Los damnificados se instalaron entonces en precarias casillas construidas sobre la avenida, que quedó cortada al tránsito.
Con el paso del tiempo, algunos de los vecinos consiguieron lugares alternativos para pasar la noche, aunque sus escasas pertenencias continúan en el irregular campamento, explicaron los consultados. Pero una decena de las familias permanece en la calle, se alimentan con las viandas que les entrega la Ciudad y se apoyan en la solidaridad de algunos vecinos del barrio que colaboran con bebida fresca y electricidad.
Natalia Esteban dijo a la nacion que no puede irse del campamento porque no tiene recibo de suel- do para presentar ante un posible arrendatario y así justificar los ingresos para abonar la renta. “El gobierno porteño le ofreció un subsidio habitacional a sólo tres de las 10 familias que firmaron un amparo y nada más. Nos insisten en que alquilemos, como si fuera fácil”, agregó la mujer.
“Desde un principio, charlamos con cada una de las personas afectadas para ofrecerles el subsidio habitacional y otros recursos con los que cuenta el ministerio, según lo requerido por la Justicia, que pudiera permitirles atravesar esta difícil situación bajo un techo seguro. Algunas familias aceptaron y ya tramitaron el beneficio, mientras que otras se negaron a hacerlo”, indicaron voceros de Desarrollo Humano y Hábitat del GCBA. Las fuentes agregaron que desde el programa Buenos Aires Presente (BAP) se brinda agua, alimentos y la asistencia de profesionales.
El movimiento del barrio alrededor del improvisado campamento tuvo algunos cambios. La interrupción del tránsito a lo largo de una cuadra de la avenida obligó a los camioneros y a una línea de colectivo a modificar parte de su recorrido ribereño. Marta, una vecina de 73 años, contó que a primera hora de la mañana se producen algunos congestionamientos cuando los vehículos de gran porte –que ahora tienen que circular por Ministro Brin– deben girar sobre Lamadrid en sentido hacia el sur. “Las calles son angostas y a veces hay camiones a los que les cuesta pasar. Hay un poco más de ruido en el barrio”, describió.
Y un comerciante lamentó: “Tienen que resolver la situación de esas personas para bien de todos. Sin un tránsito constante en la avenida me están llevando a la bancarrota”.