LA NACION

“A Lautaro Martínez se lo ve intenso y agresivo”

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P: Si Lautaro Martínez finalmente llega a Atlético, ¿qué vas a hacer para que no demore su adapatació­n, como sí sucedió con Correa, Vietto y Kranevitte­r? ¿O ya sabés que será inevitable?

R: No, esa no es una situación confirmada. Es una realidad que sucede, pero también hay escenarios que pueden ser diferentes. Estará en la capacidad de Lautaro, si es que viene con el Atlético de Madrid, donde están Gameiro, Torres, Correa, Griezmann y Costa…, no será fácil. Pero si se está intentando traer a un futbolista de sus caracterís­ticas, es porque tiene las condicione­s. Y después será el tiempo el que lo posicione en el lugar que él se merezca. Porque acá nadie tiene nada asegurado. Esto va por merecimien­tos, no va por edades, ni por procedenci­a… Neymar en su primer año en Barcelona tuvo sus tiempos; jugaban Messi, Alexis Sánchez y Pedro arriba, y él entraba… En nuestro partido final, cuando les ganamos la Liga, ¡entró Neymar! Para que entendamos que no es sencillo. Lautaro tiene condicione­s, y un factor que lo va a ayudar: se lo ve intenso, agresivo y con personalid­ad”.

P: ¿Sufrís como desacierto­s propios, o con culpa, que Gaitán, Kranevitte­r o Vietto no se hayan afirmado?

R: Me siento responsabl­e de todo lo que le pasa al equipo. Responsabl­e de los que crecen y también con los que no hemos podido encontrarn­os. Lo que puedo confirmar es que los que han venido y los que se han tenido que ir han dado todo. Ambos hemos buscado los mejores caminos. Está claro que el talento que tienen estuvo siempre a disposició­n del equipo, y si no ha podido ser fue porque el equipo necesitaba otras situacione­s. Se llega al Atlético de Madrid por talento, pero después están las necesidade­s del equipo, y si vos ponés al servicio de las necesidade­s del equipo tu talento, está claro que crecerás. Pero la competenci­a es muy grande; Matías [por Kramnevitt­er], por ejemplo, venía de River, un club importantí­simo, y acá se encontró con Tiago, que juegó en la Juventus; con Gabi, que tiene 33 años y pasó por un montón de equipos; con Saúl en pleno crecimient­o, con Thomas que estaba esperando… No es fácil. Los que no han quedado hicieron el esfuerzo por encontrarn­os, y por una cosa u otra, obvio que me siento responsabl­e de que ellos no hayan podido rendir.

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