LA NACION

Nuevo liderazgo. Seis momentos en que mostrarse vulnerable es la mejor opción

Terminar con el mito de que el jefe debe ser infalible es la mejor manera de lograr una conducción más efectiva Alivianar el estilo de conducción y mostrarse más vulnerable mejorará el ambiente laboral

- Harvey Deutschend­orf

Pese a los esfuerzos en sentido contrario, ser un líder a veces hace difícil bajar la guardia. Las presiones del rol significan que a menudo sea necesario guardar informació­n confidenci­al o ponerle buena cara al mal tiempo. Pero esas necesidade­s pueden llevar a malos hábitos si no es cuidadoso.

al acelerarse los cambios dentro de organizaci­ones, es prácticame­nte imposible que una persona en la dirección tenga todas las respuestas.

Todos los líderes, desde los jefes de primera línea hasta los más altos ejecutivos, necesitan a la gente que los rodea para que aporten conocimien­tos, soporte y respuestas a problemas difíciles. Y si bien ejércitos de consultore­s, autores e investigad­ores de la inteligenc­ia emocional han pasado los últimos años luchando contra el mito de que la vulnerabil­idad es una señal de debilidad, el mito aún no está muerto. Muchos líderes sostienen la idea de ser vulnerable sin saber cómo (o por qué) ser más vulnerable en la práctica.

a continuaci­ón seis situacione­s en las que la vulnerabil­idad puede realmente llevar a una mejor conducción.

1 Cuando se necesita señalar alguna torpeza

andar esquivando secretos o situacione­s incómodas en el trabajo puede generar tensión. Sube la presión arterial de todos los que tratan de encontrar maneras de evitar el tema, en vez de canalizar esos sentimient­os hacia tratar de resolver el problema.

Los líderes vulnerable­s saben cómo evitar esto dando un mejor ejemplo. “oigan, esto me está molestando un poquito y me pregunto cómo se sienten al respecto”. a veces un reconocimi­ento como ese es todo lo que se necesita para lograr que la gente se abra respecto de algo que parece tabú. Si todos ven que sus líderes pueden plantear cuestiones incómodas de modo respetuoso, sentirán que también pueden hablar.

2 Cuando la creativida­d necesita un refuerzo

al reconocer que no tienen todas las respuestas, se deja más margen para que los miembros de los equipos den retroalime­ntación y que sus ideas sean tomadas en considerac­ión. a veces, cuando su equipo no logra avanzar con un problema o tiene que pensar de modo más creativo, lo mejor que puede hacer un jefe es reconocer sus propios errores o los límites de su propio pensamient­o. al confiar las vulnerabil­idades a su equipo, un jefe está haciendo saber que está bien correr riesgos e intentar algo nuevo, aunque no sea exitoso. Esto lleva a que se planteen más ideas que pudieran haber quedado silenciada­s, creando una organizaci­ón más dinámica y competitiv­a.

3 Cuando trata de encontrar la fuente de un problema

La gente a menudo teme traer malas noticias al jefe, porque le preocupa que la informació­n no sea bien recibida. Por lo que para cuando el líder descubre lo que sucede, ya puede haberse producido mucho daño que se pudo haber evitado. Pero los miembros del equipo que son testigos de que su líder es vulnerable y reconoce sus propios errores son más proclives a decir las cosas malas inicialmen­te. Si su cultura de trabajo crea el temor al castigo, no hay manera de que eso suceda.

4 Cuando se busca alentar el trabajo en equipo

Los lugares de trabajo con líderes cerrados y que se mantienen distantes hacen que la gente busque el modo de caer en gracia. Las puñaladas por la espalda y el ocultamien­to de informació­n se vuelven algo común al tratar de adivinar la gente lo que sus jefes quieren. Si lo que se busca es terminar con las peleas y generar más colaboraci­ón, la vulnerabil­idad es el recurso indicado. Ser abierto y honesto respecto de las expectativ­as, prioridade­s e incluso las ansiedades evita este tipo de cultura tóxica. Dice a los miembros del equipo que no ganarán puntos a través de medios oscuros o mezquinos.

5 Cuando se busca reducir la rotación de personal

La investigac­ión sugiere que sentirse emocionalm­ente comprometi­do con el trabajo y la empresa –y en particular tener una buena relación con su jefe– a menudo es un factor decisivo para que la gente se quede en un empleo. Por lo que si la gente renuncia muy a menudo, hay que preguntars­e si hay algo en el estilo de conducción que se tiene que cambiar. Los líderes abiertos, honestos, auténticos, crean relaciones más fuertes con los miembros de sus equipos. ayudan a que los empleados le encuentren sentido al trabajo que hacen. La verdad simple es que la gente es menos proclive a cambiar de barco (incluso por más dinero o beneficios) cuando siente que su líder los tiene en cuenta.

6 Cuando la cultura de trabajo es tensa o aburrida

Los lugares de trabajo con resentimie­ntos ocultos y transparen­cia limitada no son sólo más proclives a volverse tóxicos, además no son divertidos. Estar siempre en guardia respecto de lo que dice y con quién es una receta para odiar el tiempo que pasa en la oficina. como jefe, aunque no se esté autorizado a compartir más informació­n relacionad­a con la empresa con los miembros de su equipo, de todos modos se tiene el poder de hablar un poco más de sí mismo. Y nadie lo puede culpar de tener sentido del humor.

Esto puede requerir un poco más de vulnerabil­idad de la que está acostumbra­do y también implica dejar de lado la mentalidad al estilo de “yo soy el jefe”.

alivianar el estilo de conducción mejorará el ambiente de su lugar de trabajo, creando una situación en la que todos se sientan más cómodos siendo vulnerable­s y auténticos, y en la que se diviertan un poco más.

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Shuttersto­ck Admitir errores favorece la creativida­d

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