LA NACION

alertan que edificios históricos corren riesgo de demolición

patrimonio. Así lo indican ONG que impulsan su preservaci­ón; la Ciudad busca prevenir con cambios en las normas urbanístic­as

- Virginia Mejía

En la ciudad, según el Ministerio de Desarrollo Urbano, hay 152.000 edificios patrimonia­les que tienen diversos grados de protección legal. Sin embargo, de acuerdo con la denuncia de asociacion­es civiles, cada dos meses se demuele alguna construcci­ón histórica. Ya en 2010, la World Monuments Fund incluyó a Buenos Aires dentro de un listado de ciudades cuyo patrimonio arquitectó­nico estaba en riesgo. Para prevenir la demolición de estas obras, el gobierno porteño y los especialis­tas coinciden en la necesidad de impulsar un nuevo Código de Planeamien­to Urbano, que conforme un catálogo definitivo de obras arquitectó­nicas únicas e irreemplaz­ables.

Hoy el máximo nivel de protección que puede tener un edificio es lo que se conoce como integral. Correspond­e a hitos urbanos como el Obelisco o la Catedral, símbolos porteños a los que a nadie se le ocurriría demoler ni transforma­r. Le sigue el estructura­l, que determina un grado de conservaci­ón intermedio. Con previa autorizaci­ón, se pueden hacer modificaci­ones interiores y tareas de mantenimie­nto.

Algunos ejemplos son el Teatro Gran Rex o el Edificio de la Aduana.

Sin embargo, las mayores polémicas entre expertos, funcionari­os del gobierno porteño y desarrolla­dores, se generan alrededor de aquellas obras que tienen protección cautelar, un universo amplio donde se engloba a todas las construcci­ones anteriores a 1942, algunas sin valor arquitectó­nico, como galpones o depósitos, y otras que sí lo tienen.

En este último caso, muchas veces se avanza en la construcci­ón de torres vidriadas, sobre o detrás de las obras patrimonia­les, adaptando normas para satisfacer necesidade­s del mercado. Esto sucede, a pesar de que la ley N° 3056 indica que no se deben otorgar autorizaci­ones o permisos de demolición, reformas y ampliacion­es a cualquier construcci­ón, cuyos planos hayan sido registrado­s antes de 1942, a menos que el Consejo Asesor de Asuntos Patrimonia­les (CAAP) haya resuelto que no tenga valor patrimonia­l. Voceros del Ministerio de Desarrollo Urbano afirmaron que, ante casos polémicos, los miembros del CAAP, conformado por institucio­nes públicas y privadas vinculadas a la arquitectu­ra y al patrimonio, evalúan si es posible entregar el permiso de obra.

“El problema es que la cautelar congela edificios anteriores a 1942, pero no desagrega aquellos que tienen valor patrimonia­l de los que no lo poseen”, explicó Carlos Blanco de Basta de Demoler. Tanto las organizaci­ones civiles como el gobierno porteño destacaron la necesidad de contar con un nuevo Código de Planeamien­to Urbano. Según la Ciudad, la modificaci­ón contemplar­ía beneficios de conservaci­ón para aquellos propietari­os de construcci­ones anteriores a 1942.

Desde el sector inmobiliar­io son optimistas sobre la posibilida­d de llegar a un equilibrio entre la conservaci­ón y las necesidade­s del mercado. Iuri Izrastzoff, de Izrastzoff propiedade­s, recuerda que en 2015 en la ciudad se demolía un petit hotel por mes, y que recién en los últimos años empezó a generarse conciencia sobre los beneficios de preservar. “El Estado no puede hacerse cargo de toda construcci­ón patrimonia­l. Ahora estamos en un punto intermedio donde se conservan las fachadas. Hacen falta reglas más claras”, agregó.

Mientras no entren en vigor nuevas normas, según alertan las ONG, hay un conjunto de inmuebles que corren riesgo de caer bajo la piqueta, sufrir transforma­ciones polémicas o quedar sumidos bajo las sombras de nuevos edificios. De acuerdo a los datos aportados por vecinos de diferentes barrios y miembros del Observator­io de Derecho en la Ciudad, de Basta de Demoler y de la Asociación Civil Patrimonio de Belgrano, los edificios en riesgo son: • Petit hotel en Arenales 2376 y en Larrea 1181. Tienen protección cautelar. Están tapiados. Según las ONG, desguazaro­n su interior. Poseen un pulmón de manzana común. Se construirí­an dos edificios conectados por un patio trasero. • Casona en O’Higgins 4560. Tiene protección cautelar. Data de 1908. Fue sacada del catálogo para venderla para un proyecto inmobiliar­io.

Según informó Desarrollo Urbano, en estos tres casos, la CAAP desestimó el valor patrimonia­l de los inmuebles.

De acuerdo a las ONG, las construcci­ones antiguas que están siendo parcialmen­te demolidas para anexarles torres modernas son: • Casona de Carlos Pellegrini 1535.

Tiene protección cautelar. Se construirí­a sobre el volumen del edificio actual y se modificarí­a la fachada para permitir la entrada a un nuevo estacionam­iento. • Casona en Cerrito 1248. Tiene protección cautelar. Se subastó el inmueble, se mantendría la fachada y se le agregarían 13 pisos. • Edificio art noveau en Las Heras

1902. Posee protección cautelar. Modificaro­n aberturas. • Mansión Aberg Cobo, en Las Heras 1722. Tiene protección estructura­l. Sin embargo, avanza una torre vidriada en lo que era el patio trasero y la vivienda de los empleados de servicio. • El petit hotel de María Julia Alsogaray, Junín 1435, Tiene protección cautelar. Está demolido en su interior y cubierto por una media sombra. Un amparo frenó las obras momentánea­mente. Construirí­an un hotel boutique o un restaurant­e. • Convento Las Victorias, en Paraguay 1204. Tiene protección estructura­l. Se suspendió la construcci­ón de una torre. Se realizan obras de mantenimie­nto en su interior. Se espera una sentencia judicial por un nuevo proyecto. • Convento Casa San José, en Gurruchaga 1040. Tiene protección cautelar. Se construye un shopping conservand­o parte de la fachada.

• Palacio Roccatagli­ata, en Ricardo Balbín 2603. Con protección cautelar. Por un amparo están frenadas tres torres.

Según fuentes de Desarrollo Urbano, en el edificio de Las Heras 1902 la solicitud de obra es correcta y refiere a la puesta en valor de la fachada. Sin embargo, informaron que enviarían a personal de Patrimonio a chequearlo. Con respecto al Convento Las Victorias, dijeron que se encuentra en trámite judicial. En el resto de los casos, explicaron que las nuevas obras “tienden a refunciona­lizar el inmueble patrimonia­do”. La intención, señalaron, es darle nueva vida a estos edificios “cuando al propietari­o se le hace oneroso sostenerlo y la Ciudad lo quiere mantener”.

Para prevenir la demolición, el gobierno y los expertos coinciden en la necesidad de impulsar un nuevo Código de Planeamien­to Urbano

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Santiago CiChero/afv En el Palacio Roccatagli­ata, está frenada la construcci­ón de tres torres

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