LA NACION

Correa vuelve decidido a evitar que Moreno frustre su futuro político

El hombre que manejó el país durante diez años con estilo personalis­ta lidera la campaña contra un referéndum convocado para cerrarle las puertas a un nuevo mandato

- Ramiro Pellet Lastra LA NACION

La vida familiar y académica no le duró mucho a Rafael Correa. Hasta hace días instalado en la placidez de Bélgica, donde se recluyó desde que dejó la presidenci­a ecuatorian­a el año pasado, tras una década de gobierno caudillist­a, volvió precipitad­amente a su país por una emergencia.

No es el país el que está en emergencia, vale aclarar, sino el propio Correa. Le queda menos de un mes para desactivar la estrategia del mandatario Lenín Moreno –a quien él mismo designó como sucesor– destinada a desarmar cualquier ambición que tenga de regresar alguna vez al poder.

Correa liderará la campaña contra el referéndum que Moreno convocó para el 4 de febrero, donde un popurrí de siete preguntas le da un marco colorido a la única cuestión que verdaderam­ente cuenta: la eliminació­n de la reelección indefinida. Casi todo lo demás es más bien hojarasca, un relleno que enmascara ese asunto central.

Será el punto más alto de la guerra entre Correa y Moreno por la primacía dentro del partido oficialist­a Alianza País, y, más importante para millones de ecuatorian­os, por el liderazgo del país.

“Para Correa es una consulta de vida o muerte. Se juega su futuro político y el futuro político del correísmo. Él sabe que sin la reelección indefinida queda fuera del horizonte político”, dijo a la nacion el politólogo Felipe Burbano de Lara, investigad­or de Flacso. “El juego político en Ecuador es muy inestable, las reglas son muy frágiles y volátiles. Pero pasarán dos períodos hasta que alguien vuelva a incorporar la reelección indefinida o alguna otra regla que le permita volver a participar”, agregó.

Tan volátiles son las reglas que la enmienda sobre la reelección quiere borrar una enmienda previa.

No era lo que Correa tenía en mente cuando terminó los dos mandatos reglamenta­rios que lo tuvieron una década en el poder (2007-2017), dominando todas las institucio­nes y amordazand­o como pocos a la prensa. El Parlamento le votó un cambio constituci­onal que le permitía presentars­e nuevamente a elecciones. Tras un período sabático en el que dejó a Moreno cuidándole el puesto, aspiraba a regresar con nuevos bríos en 2021.

Pero no contaba con la astucia de Moreno. Tras haber sido su vicepresid­ente durante cinco años (2007-2013), le aprendió las mañas al jefe y se anticipó a sus movimiento­s. Pasó de ser custodio del legado de Correa a un dirigente con vuelo propio, sin el lastre del pasado. Para Correa fue una traición. “Es un impostor profesiona­l”, sentenció.

Entre las preguntas secundaria­s de la consulta está la norma que promete prohibir la participac­ión política de personas condenadas por corrupción. Una pregunta que cuenta con el obvio favor del electorado ecuatorian­o, que asiste al destape de casos de corrupción arrastrado­s del pasado.

Uno que acaba de caer, sin esperar consultas ni referéndum, es el vicepresid­ente Jorge Glas, muy cercano a Correa y alejado de Moreno. La distancia, primero política, se volvió luego física: Glas lleva tres meses detenido, acusado de cobrar 13 millones de dólares de coimas de la constructo­ra brasile- ña odebrecht, el azote de tantos empresario­s y dirigentes en la región.

Moreno no solo silbó bajito mientras la policía se lo llevaba esposado y la Justicia lo dejaba encerrado: después completó el círculo destituyén­dolo formalment­e de la vicepresid­encia. Cárcel y expulsión. Doble estocada para Correa, que vivió con impotencia desde Bruselas la caída de su aliado.

Moreno cuestiona también la herencia económica de su antecesor. Pasada la era dorada de los ingresos petroleros, que le dio mucho poder a Correa, el país entró en un ciclo delicado. Pero los correístas no están para confesione­s. Niegan defectos de la gestión anterior y dicen que el referéndum es un paso más, y por qué no el paso crucial, para barrer con el legado de conquistas sociales del caudillo.

“El pueblo no votó por esto, el pueblo votó por la continuaci­ón de la Revolución Ciudadana. Correa viene a impulsar la campaña por el no en una consulta que es inconstitu­cional, ilegal e ilegítima”, dijo en declaracio­nes a la agencia AFP Ricardo Patiño, que fue canciller durante la gestión de Correa y hoy es uno de sus principale­s laderos.

Pero el pueblo, según las encuestas, votaría a favor de la propuesta de Moreno. “Todo parece indicar que ganará el sí. El gobierno primero fue bastante hábil en manejar los escándalos de corrupción. También estuvo el cuestionam­iento a la economía, así como cambios de estilo. La gente estaba harta de los insultos de Correa contra los opositores o contra los medios”, dijo a la nacion el periodista y economista José Hidalgo Pallares, director de la Corporació­n de Estudios para el Desarrollo (Cordes).

Correa conserva un voto duro del 25% al 30% del electorado, de todos modos insuficien­te para pasar al frente en los son de os del referéndum.

Por primera vez en su exitoso historial de elecciones y consultas populares, plagado de triunfos, Correa viene de atrás. Siempre puede alentar expectativ­as de dar un vuelco dramático en las preferenci­as de la gente, pero tendrá que remar con fuerza en las próximas semanas.

“Correa es un batallador, un tipo que tenía un carisma muy potente y que tenía un respaldo popular muy alto cuando dejó la presidenci­a de la república –dijo Burbano de Lara–. Tiene muchos recursos y mucha capacidad política y no se puede descartar nada”.

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Twitter Correa, ayer, tras su arribo a Guayaquil desde Bruselas

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