LA NACION

Kimmich, el versátil heredero de Philipp Lahm

- Miguel Simón —PARA LA NACION—

Joshua Kimmich siempre fue un alumno aplicado. No hay mejor testimonio que la calificaci­ón de promedio con que terminó el nivel secundario: 1,7 (el equivalent­e a 9,4 en el sistema argentino). Lo es aún hoy. Por sugerencia de su madre, y curioso de lo que conversaba­n sus compañeros de habla hispana (Thiago Alcántara, Javi Martínez, Juan Bernat, Arturo Vidal, James Rodríguez), comenzó la aventura de incorporar otro idioma. Durante una entrevista con Sport Bild reveló que utiliza el himno de Real Madrid como herramient­a de práctica y aprendizaj­e, y que en el vestuario de Bayern suele acercarse al grupo “castellano” para aumentar su vocabulari­o. “Los escucho con atención. Ellos ni se dan cuenta”, asegura con la misma naturalida­d que le permitió sobresalir en diferentes posiciones.

Esa voracidad por el conocimien­to manifestad­a en los estudios se trasladó al ámbito profesiona­l. Guardiola, en su paso por Bayern, no tardó demasiado en detectarlo e impulsarlo: “Es un súper, súper, súper jugador. Quiero a este chico. Tiene deseo y pasión. Reúne las condicione­s para conseguir todo. Puede jugar en cualquier ubicación”. Tanto que Pep lo conoció como mediocampi­sta pero, asombrado por la versatilid­ad táctica y el buen primer pase, lo empleó también como zaguero central, lugar en el que debutó internacio­nalmente, contra Eslovaquia en 2016.

Un espacio clave vacante, las condicione­s ideales para el puesto y las necesidade­s compartida­s por el club y el selecciona­do hicieron que aquel inteligent­e futbolista que emulaba a Xavi terminara asentándos­e en el lateral derecho, donde Alemania, desde la conquista mundialist­a de 1974, tuvo claros referentes. Berti Vogts, Manfred Kaltz y Philipp Lahm representa­ron 278 veces al equipo nacional. La continuida­d de estos tres símbolos hizo que “Die Mannschaft” no exhibiera las dificultad­es históricas de la mayoría –la excepción es Brasil– para generar a repetición laterales de calidad. La sucesión de Lahm no será traumática. Los parches que en su momento, basados en músculo e intensidad, fueron Berthold, Heinrich y Friedrich, entre otros, no harán falta para cubrir la banda derecha. Nadie duda de Kimmich. Y mucho menos Jürgen Löw. Hasta el último amistoso, ante Francia, en el cual el director técnico rotó por cuestiones lógicas de calendario, el defensor protagoniz­ó 24 cotejos consecutiv­os de manera completa, superando un registro de Franz Beckenbaue­r (21) y quedando detrás de Vogts (34) solamente.

Para el DT germano es un imprescind­ible. Precisa que el mejor asistidor (hizo ocho, una más que el belga Thomas Meunier y el serbio Dušan Tadić) de la eliminator­ia europea esté en la cancha. Alemania, temida por un aceitado juego colectivo, no posee delanteros inquietant­es. Para confirmarl­o basta una comparació­n estadístic­a. Los cuatro hombres de punta (Timo Werner, Sandro Wagner, Mario Gómez y Mario Götze) que utilizó en su esquema preferido (4-2-3 -1) rumbo a Rusia acumulan 14 goles en la corriente Bundesliga, tres menos que los anotados por Mauro Icardi en la Serie A.

Este presente, que ya a los 22 años lo muestra como una de las banderas del campeón del mundo, encuentra explicacio­nes en las raíces, en la escuela que ha tenido. Al igual que Bernd Leno, Serdar Tasci, Antonio Rudiger, Sead Kolašinac, Sebastian Rudy, Sami Khedira, Mario Gómez, Serge Gnabry y Timo Werner, se formó en VfB Stuttgart, la cantera del país que más jugadores aporta en la actualidad a las grandes ligas del continente.

Sus padres lo llamaron “Joshua” porque admiraban el espíritu del personaje bíblico Josué. Ahora Kimmich quiere empezar a escribir su nombre en el libro sagrado del fútbol alemán.

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