LA NACION

coleccione­s de vinos que cuentan el paso del tiempo

Varias bodegas han lanzado estuches de sus etiquetas más destacadas, que reúnen botellas de distintas añadas

- Sebastián A. Ríos

Hasta no hace mucho tiempo, dar con una botella de un vino argentino de una añada anterior a la actual era tarea difícil. No estaba extendida la práctica de guardar vinos para ofrecerlos años más tarde, por lo que eran contados los restaurant­es como Oviedo –pionero en la materia– que se hacían de un stock de algunas selecciona­das etiquetas para ponerlas a dormir en la cava. Pero la mejora significat­iva en términos de calidad que experiment­ó el vino argentino en los últimos años llevó a muchos a apostar por la guarda, y hoy es posible no sólo encontrar vinos guardados en numerosos restaurant­es y vinotecas, sino que incluso un puñado de bodegas ha lanzado a la venta coleccione­s de distintas añadas de una misma etiqueta (verticales, como se las llama en la jerga) para que los amantes del vino puedan disfrutarl­as en el hogar.

“Esta es una tendencia que se dio también como resultado de que enólogos, sommeliers y referentes del mundo del vino comenzaron a hacer degustacio­nes verticales paneer, ra el público en general. Lo especial ahora es que el consumidor puede repetir esa experienci­a en su ámbito privado, y de esta manera apreciar la evolución de un mismo vino a través de los años”, comentó Ezequiel Sch- de Vinoteca Soil.

Hoy es posible adquirir una vertical de Saint Felicien Cabernet Sauvignon 2004, 2005 y 2006 ($2100) de la bodega Catena Zapata, o incluso otra de esa misma etiqueta, que reúne las añadas 1993, 1995, 1999, 2004, 2005 y 2006 ($7100); en la vinoteca Winery descansa una vertical del ícono de la bodega, Estiba Reservada, que incluye las cosechas 1999, 2003, 2007, 2008 y dos botellas de la 2009, junto con una cava, un decanter y copas ($61.428). Trapiche, por su parte, lanzó su Retrospect­iva, que contiene las cosechas 1994, 1996, 1997 y 1999 de Trapiche Medalla ($11.030); Nieto Senetiner ofrece el estuche Don Nicanor Single Vineyard Villa Blanca Collection, con las añadas 2011, 2012 y 2013 ($3500); y Luigi Bosca, con su colección vertical Finca Los Nobles Field Blend Cabernet Bouchet, alberga en un estuche de madera las cosechas 2010, 2011 y 2012 ($4200).

“La idea de crear coleccione­s muy limitadas a partir de esos vinos guardados es bastante novedosa, e implica un trabajo de archivo y de cata importante para poner en valor el acervo de la bodega y hacerlo disponible –explicó Pablo Naumann, de Catena Zapata –. Para el consumidor tiene muchos matices: es lúdico, es educativo y es iluminador”.

Los que guardan

Aunque reciente en la Argentina, la buena costumbre de guardar vino hace que, más allá de las verticales a caja cerrada que hoy ofrecen las bodegas, sea posible armar verticales a partir de las botellas guardadas por vinotecas y restaurant­es. “Los clien- tes piden las distintas cosechas de a una y ven cómo van mejorando año a año”, contó Emilio Garip, propietari­o de Oviedo, restaurant­e cuya cava es un mundo en el que descansan extensas verticales de vinos como Cobos Malbec, Estiba Reservada, Cheval Des Andes o Chacra 32, entre otros.

Afortunada­mente, su buena costumbre de atesorar vino para luego ofrecerlo a quienes visitan el restaurant se ha extendido a diversos establecim­ientos. “En Soil tenemos verticales de etiquetas como Alta Vista Alto, Gran Equilibris­ta, J. Alberto o Château Le Puy Barthélémy [Francia], por ejemplo”, comentó Schneer. Por su parte, Gabriel Oggero, chef del restaurant­e Crizia, relató: “Contamos con más de 50 verticales y etiquetas de añadas anteriores. En los champagnes, tenemos hasta 12 años atrás y en espumantes desde la cosecha 2000; en blancos, alguna añada semillón de 1947, otros del 93 y de 2007 en adelante; en tintos nuestras verticales más destacadas son de Enzo Bianchi y Felipe Rutini, ambas de 1994 a 2009, o Alta Vista Alto, de 1999 a 2006, entre otras”.

Dar con añadas anteriores en vinotecas y restaurant­es abre la puerta a un juego que permite apreciar cómo evoluciona­n los vinos argentinos con el paso del tiempo, y cuál es la influencia de factores como el clima. “La experienci­a de probar una vertical es magnífica porque podés ver la evolución según la interpreta­ción del enólogo –agregó Oggero–. Aparte, te da la oportunida­d de comparar vinos de misma bodega pensados en diferentes momentos”.

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PatRiCio piDal/aFV El sommelier Ramiro Jiménez revisa una vertical en la cava de Crizia

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