Violencia de género(s)
Un derivado insignificante de la violencia de género en el idioma es, paradójicamente, la violencia de género como categoría gramatical. El artículo “los”, que se usa indistintamente para agrupar a hombres y mujeres, recibe peculiares ataques que mutan en forma desopilante.
Primero fue “l@s”, pero se ve que recapacitaron que la arroba tenía el femenino aspecto de la letra “a” cursiva y que tampoco era cosa de inclinar la balanza para el otro lado.
Luego se enamoraron de la “x”. Y ahí va la “x” por todas partes. Ejemplo: “Chicxs, lxs esperamos a todxs”, a manera de inclusión de chicos y chicas, al mismo tiempo como si el genérico original no abarcase a todos los ¿miembrxs? del género humano más allá de su genitalidad.
Esta moda esnob suele traicionar a sus usuarios, dejando al desnudo sus verdaderos sentimientos.
Leo en un comunicado gremial: “Los trabajadores y trabajadoras”. La ausencia del necesario artículo “las” antes de “trabajadoras” indicaría una inesperada suprema cía del machista “los”. Que lo políticamente correcto no impida señalar subliminalmente quién lleva los pantalones.
En tanto, los más sofisticados empiezan ahora a introducir la letra “e”. Así, el afrancesado “les” suplanta a “los” y “las”. Gente con tiempo.