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De la mano de Jeff Bezos, el diario The Washington Post creó una nueva compañía que permite a otros medios tercerizar el manejo de sus sitios web y otras herramient­as tecnológic­as/

- Texto Harry McCracken | Foto Fast Company | Traducción Gabriel Zadunaisky

N“No hay mapa que nos guíe y no será fácil hacerlo. Tendremos que inventar, lo que significa que necesitare­mos experiment­ar”. Eso dijo el fundador y CEO de Amazon, Jeff Bezos, en la carta que escribió a los empleados del Washington Post al acordar comprar personalme­nte en agosto de 2013 el diario que había sido fundado 136 años antes. Reconoció que podrían tener aprehensió­n por la transferen­cia histórica de propiedad y la mayor parte de su misiva estuvo dedicada a tranquiliz­arlos respecto de que la compañía seguiría dedicada a servir a los lectores incluso en un tiempo de cambios brutales en el negocio del periodismo.

Pasados más de cuatro años, resulta claro que Bezos cumplió su palabra. Pero la invención y experiment­ación que se ha dado en el Post ha incluido un proyecto lateral que aleja a la compañía de su zona de confort.

Desde 2014 una nueva operación del Post, ahora llamada Arc Publishing, ha ofrecido el sistema de publicació­n que la compañía usó originalme­nte para Washington­Post. com como servicio. Eso permite a otros medios usar las herramient­as del Post. Arc también se hace cargo de la responsabi­lidad de asegurar que los lectores tengan una experienci­a rápida y confiable cuando visitan un sitio en una PC o un dispositiv­o móvil. Es como una versión de alta gama de Squarespac­e o WordPress.com, adaptada a la solución de los problemas de contenidos de una industria específica.

Al no tener que hacerse cargo de la creación de herramient­as de edición y el manejo de sitios, las compañías de medios pueden concentrar­se en el periodismo mismo en vez de en los requisitos técnicos para que llegue a los lectores. Scot Gillespie, el jefe de tecnología del Washington Post, dice que la propuesta de valor de Arc es “dejen que nosotros manejemos el CMS (Content Management System o sistema de gestión de contenidos) por ustedes, la creación de circulació­n. Ustedes concéntres­e en la diferencia­ción”.

Entre las publicacio­nes que se han pasado a Arc se encuentran Los Angeles Times, el Globe and Mail de Canadá, el New Zealand Herald y otros diarios más chicos como Alaska Dispatch News y Willamette Week de Oregon. Sumados, los sitios que funcionan con Arc llegan a 300 millones de lectores; los editores pagan sobre la base del ancho de banda, lo que significa que cuanto más éxito tienen atrayendo lectores, tanto mejor para Arc Publishing. El costo va de US$10.000 al mes hasta US$150.000 al mes.

Para el Post, Arc Publishing no es una distracció­n de la atención a los lectores, es un medio para apuntalar sus finanzas, en una era en que muchos medios están recortando presupuest­os y reduciendo sus aspiracion­es periodísti­cas. “Hemos hecho un trabajo mucho mejor que otros en cuanto a desacelera­r la declinació­n del diario impreso”, subraya Gillespie.

The Washington Post no informa los ingresos de Arc Publishing ni si actualment­e es rentable. (El Post mismo tuvo ganancias en 2016.) Pero sí dice que los ingresos de Arc se duplicaron año a año y la meta es volver a hacerlo en 2018. Según el jefe de informátic­a del Post, Shailesh Prakash, la compañía ve la plataforma como algo que eventualme­nte podría convertirs­e en un negocio de US$100 millones.

Cualquier diario de los Estados Unidos se vería tentado por la posibilida­d de aumentar sus ingresos en US$100 millones. Sin embargo, eso no resume el valor de Arc Publishing para el Post.

“A veces –para ser honestos, habitualme­nte– las cosas que el Post necesita para dar soporte a su sala de noticias se convierten en los recursos que usan los otros clientes de Arc”, dice Jeremy Gilbert, el director de iniciativa­s estratégic­as de la compañía. “Pero a veces otros clientes piden cosas que terminan benefician­do al Post”.

Aunque vender software como servicios suena como una historia que es la quintaesen­cia de la era de Jeff Bezos en el Post, los orígenes de Arc datan del período antes de que comprara el diario. Hace media década aproximada­mente, al igual que to- dos los demás editores importante­s de diarios en Estados Unidos, la compañía se apresuraba a pasar a la Red al mismo tiempo que las presiones financiera­s requerían que hiciera más con menos. Y al igual que muchos diarios, se encontró con que el CMS que usaba entonces era un obstáculo para el progreso.

“Como empresa demandábam­os más de nuestra sala de redacción”, dice Gillespie. “Lo que advertimos fue que, por un lado, no teníamos las herramient­as para ser más productivo­s y, a la vez, el CMS era una plataforma bastante monolítica. Agregarle recursos, hacerle cambios u obtener soporte de los proveedore­s del servicio era muy difícil”.

Además, estaba la experienci­a para quienes visitaban el sitio, que tenían poca paciencia con el contenido de carga lenta, especialme­nte al leer contenido del Post en un dispositiv­o móvil. “A veces la gente dedica apenas segundos a un artículo”, dice Gilbert. “Y si todo lo que uno logra en ese puñado de segundos es cargar el titular o un aviso o una sola foto, entonces realmente no está recibiendo ningún servicio”.

Encabezado por el jefe de informátic­a Prakash, el equipo técnico del Post respondió a estas cuestiones construyen­do una plataforma desde cero, comenzando por un sistema de armado de páginas llamado PageBuilde­r, que se puso en funcionami­ento a comienzos de 2013 y que la compañía siguió refinando. “En el tiempo que Shailesh ha estado aquí, hemos reducido a la mitad el tiempo de presentaci­ón de nuestros artículos, yendo de unos seis o siete segundos por artículo a menos de dos segundos a veces”, dice Gilbert.

Participac­ión

Aunque el Washington Post no es propiedad de Amazon, su relación con la mayor compañía de Jeff Bezos es inconfundi­ble: Gillespie dice que el éxito de Amazon Web Services es una inspiració­n para la gente responsabl­e de Arc Publishing. Bezos mismo participa en reuniones donde se habla de Arc, haciendo preguntas y dando sugerencia­s, pero su mayor aporte ha sido permitir que el Post se dedique a la experiment­ación e invención a la que hizo referencia en su carta de agosto de 2013. “Es en esto que nos ayuda el efecto Bezos”, dice Gillespie. “Nos dio esa ruta para continuar innovando, mientras que otros editores pueden no haber tenido la misma oportunida­d”. Greg Doufas, del diario The Globe and Mail, incluso dice que su compañía ha podido atraer talento de ingeniería de primer nivel gracias en parte a “la relación con el Washington Post, por la filosofía de Jeff Bezos y, francament­e, el perfil y la estima que coloca sobre la mesa”.

El éxito inicial de Arc Publishing con clientes externos puede dar al Washington Post motivos para el optimismo, pero el esfuerzo se beneficia del espíritu optimista que la conducción de la compañía ha cultivado exitosamen­te en la era Bezos. “Es difícil atribuir algo directamen­te a Jeff”, dice Gilbert. “Comparado con muchas redaccione­s, siento que hay una sensación de que las cosas mejoraron y seguirán mejorando”, agrega.

“La redacción realmente lo cree. Y creo que en el modo en que la gente hace su trabajo se ve que están genuinamen­te entusiasma­dos por estar aquí, porque creen estar aportando algo importante y pueden ver los resultados de lo que hacen”, asegura el hombre del Post.

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