LA NACION

Sin acuerdo, se caen las sesiones extraordin­arias

El oficialism­o no cuenta con el aval para avanzar con las reformas laboral y electoral ni con la del Ministerio Público

- Gabriel Sued.

Sin mayorías para tratar los proyectos de peso que impulsa la Casa Rosada, las sesiones extraordin­arias anunciadas para febrero van directo hacia un naufragio.

Con Mauricio Macri y Marcos Peña de vacaciones, el Gobierno todavía no anunció la marcha atrás en la intención de que el Congreso abra sus puertas antes de tiempo. Sería el segundo retroceso en una semana luego de que, el lunes pasado, en la Casa Rosada reconocier­on que el debate de la reforma laboral no sería parte de la agenda del nuevo llamado a sesiones extraordin­arias. Todo indica, sin embargo, que el año parlamenta­rio empezará finalmente el 1° de marzo, con el mensaje del Presidente ante la Asamblea Legislativ­a.

En la decisión pesará la negativa del Bloque Justiciali­sta, que tiene como figura central en el Senado a Miguel Pichetto. Pero dentro del oficialism­o parlamenta­rio hay dirigentes de relevancia que sostienen que lo más convenient­e es arrancar las sesiones el 1° de marzo.

“Ese discurso va a marcar el inicio de la segunda mitad del Gobierno. ¿Para qué vamos a abrir el Congreso una semana antes para tratar proyectos que no son tan importante­s? Corremos el riesgo de regalarle un escenario a la oposición”, dijo a la nacion una de las espadas de Cambiemos en Diputados.

Ocurre que el oficialism­o no cuenta con acuerdos parlamenta­rios para aprobar los tres proyectos más importante­s que tiene en carpeta: las reformas laboral y electoral, y la de la ley orgánica del Ministerio Público.

Ninguna de las tres iniciativa­s cuenta con el respaldo de la totalidad del Bloque Justiciali­sta, pese a que el propio Pichetto acordó con el oficialism­o un texto unificado para la reformulac­ión de la ley del Ministerio Público.

Jefe del Bloque Justiciali­sta en el Senado, Pichetto se reunió ayer con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y le transmitió que no compartía la urgencia que mostraba el Poder Ejecutivo por sesionar en febrero.

“Hay que dejar que el Congreso funcione en el tiempo de las sesiones ordinarias. Los proyectos que necesitaba el Ejecutivo para gobernar fueron sancionado­s en diciembre por ambas cámaras”, argumentó Pichetto ante el titular de la cartera política.

Cara a cara

El senador llegó acompañado por el rector de la Universida­d Nacional de Río Negro, Juan Carlos del Bello. El motivo original del encuentro era la ampliación del edificio de la sede de Bariloche. Pero sobre el final de la charla surgió la cuestión de las sesiones extraordin­arias. “Nosotros ya habíamos avisado que no estábamos dispuestos a debatir la reforma laboral en febrero”, confirmó Pichetto a la nacion.

Pese al panorama adverso, Frigerio no se dio todavía por vencido. Sigue manteniend­o la idea de convocar a extraordin­arias, aunque más no sea para debatir los proyectos que quedaron pendientes en el último tramo del año pasado.

En esa agenda menos conflictiv­a figuran el proyecto de financiami­ento productivo (mercado de capitales) y la reforma de la ley de defensa de la competenci­a. Las dos iniciativa­s fueron aprobadas por la Cámara de Diputados en noviembre y giradas al Senado. El Poder Ejecutivo incluyó el proyecto de financiami­ento productivo en la agenda de las sesiones extraordin­arias de diciembre, pero no llegó a tratarse.

Del listado de diciembre también quedaron pendientes la modificaci­ón del Ministerio Público, la reforma laboral y la creación de un régimen especial para la donación de alimentos, iniciativa de Elisa Carrió.

“La idea es sesionar una semana antes de la reapertura de marzo para ir ganando volumen político y generando masa crítica para avanzar con la reforma laboral en febrero”, explicaron a la nacion en la Casa Rosada. Reconocier­on, de todas formas, que la decisión definitiva sobre el nuevo llamado a extraordin­arias se tomará la semana que viene, cuando Macri y Peña regresen de sus vacaciones.

Más allá de esa definición, el debate por la reforma laboral sigue estancado. El Bloque Justiciali­sta no está dispuesto a defender la iniciativa sin el aval explícito de la CGT. El Gobierno lo sabe y por eso inició las gestiones con jefes sindicales de peso. Pero por el momento no logró los compromiso­s que necesita. Un problema que espera al Presidente a su regreso de Villa La Angostura.

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