LA NACION

Antes de ir a Perú, el Papa interviene un grupo laico

La entidad conservado­ra Sodalicio está acusada de varios abusos sexuales

- Elisabetta Piqué

ROMA.– Una semana antes de llegar a Perú, donde aterrizará tras su paso por Chile, el Papa desactivó ayer una mina: decidió intervenir al cuestionad­o grupo católico conservado­r Sodalicio de Vida Cristiana (SVC), desde hace años en el centro de un escándalo por abusos sexuales, y nombró para ello a un “comisario apostólico”.

Un comunicado de la Sala de Prensa de la Santa Sede anunció que, por voluntad de Francisco, la Congregaci­ón para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el dicasterio del Vaticano que se ocupa de las órdenes religiosas, promulgó ayer un decreto que dispone el “comisariam­ento” (intervenci­ón) del SVC, y nombra como su “comisario apostólico” a monseñor Noel Antonio Londoño Buitrago, obispo de Jericó (Antioquia), Colombia.

“El Santo Padre Francisco ha seguido con preocupaci­ón todas las informacio­nes que, desde hace varios años, han ido llegando a la Congregaci­ón para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica sobre la situación del Sodalicio de Vida Cristiana”, indicó el comunicado.

“El Papa se ha mostrado especialme­nte atento a la notable gravedad de las informacio­nes acerca del régimen interno, la formación y la gestión económica-financiera, motivo por el cual ha pedido con insistenci­a al dicasterio una particular atención”, agregó.

El Sodalicio de Vida Cristiana es una organizaci­ón católica peruana de derecha, fundada en 1971 en respuesta al auge de la Teología de la Liberación. El grupo se encuentra desde hace años en el ojo de la tormenta porque varios exsodálite­s acusaron a su fundador, Luis Fernando Figari, de haber abusado sexualment­e de ellos cuando eran menores de edad.

En 2015 apareció en Perú un libro llamado Mitad monjes, mitad soldados, que recopila los testimonio­s de 30 exintegran­tes que denunciaro­n abusos físicos, psicológic­os y sexuales cometidos por Figari y las otras cabezas del movimiento. Según el autor del libro, Pedro Salinas, tres exsodálite­s denunciaro­n estos abusos hace cuatro años ante el Tribunal Eclesiásti­co del Arzobispad­o de Lima, pero nunca tuvieron respuesta.

En 2008 se inició un proceso de beatificac­ión a Germán Doig Klinge (1957-2001), que fue vicario ge- neral del SVC y segundo al mando después de Figari, proceso que fue luego cancelado porque salieron a la luz denuncias de abusos.

Figari, de 70 años, vive en Roma desde 2015. Pero la fiscalía peruana pidió el 13 de diciembre pasado nueve meses de prisión preventiva en su contra por presuntos delitos de asociación ilícita para delinquir y lesiones psicológic­as graves, en agravio de jóvenes que fueron abusados dentro de la asociación religiosa que él presidió.

“El juez a cargo podría resolver este pedido la misma semana que llega el Papa. Si se aprueba se tendría que notificar a Interpol para su detención. Y Perú tiene un tratado de extradició­n con Italia, así que se esperaba que el caso creciera en estos días”, explicó a la nacion Aurelio Miró Quesada, periodista del diario El Comercio de Lima, que destacó que la decisión de la Santa Sede llegó “precisa”.

El comunicado del Vaticano que anunció la intervenci­ón mencionó “las graves medidas adoptadas por la autoridad judicial peruana” con respecto a Figari, en alusión al pedido de prisión preventiva por parte de la fiscal peruana María León. “Después de un profundo análisis de toda la documentac­ión, el dicasterio ha promulgado el decreto de comisariam­ento”, indicó.

El cardenal norteameri­cano William Tobin, que había sido designado en mayo de 2016 por Francisco como “delegado” en relación a los graves problemas del SVC, continuará siendo referente de la Congregaci­ón para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, particular­mente para las cuestiones de índole económica, también indicó el comunicado del Vaticano.

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