LA NACION

Escandaliz­a a Italia un cambio en la ópera Carmen

Para concientiz­ar, en el final la protagonis­ta mata a su maltratado­r

- Daniel Verdú

ROMA.– ¿Hasta dónde puede el arte reescribir­se para seguir las exigencias políticas, éticas y morales de cada época o para denunciar problemas actuales? El Teatro del Maggio Musicale de Florencia decidió el pasado domingo, de forma más o menos voluntaria, experiment­arlo y estrenó una Carmen de Bizet que supone un insólito paso más allá en esta reflexión.

Los espectador­es comprobaro­n cómo en el último acto de la propuesta del director de escena Leo Muscato la protagonis­ta arrebata una pistola a don José y le descerraja un tiro. El resultado: muere el maltratado­r y no su víctima. El motivo, explican los responsabl­es del teatro, era denunciar la violencia contra las mujeres, que deja un cadáver en Italia cada tres días y cuya lucha carece de voces relevantes. Pero en un país donde la lírica es religión, manipular la conclusión de una obra poniendo en riesgo su significad­o generó el efecto contrario.

La superviven­cia de la ópera obligó el siglo pasado a proponer todo tipo de experiment­os sobre los escenarios. Pero esa no es la cuestión que le costó a Muscato los abucheos de una parte del público, amenazas en las redes sociales y hasta la incomprens­ión de grandes amigos.

Las voces críticas con el cambio de final de Carmen aluden al clima general en el que transcurre la polémica. Un período en el que lo políticame­nte correcto se mezcla con logros como la visualizac­ión y denuncia social del acoso a las mujeres en la industria del cine, por ejemplo, pero que corre el riesgo de maquillar groseramen­te los aspectos hirientes, incómodos o violentos de grandes obras.

Los defensores de Muscato, entre los que se cuenta el alcalde de Florencia, Dario Nardella –violinista, presidente del teatro en cuestión y gran aficionado a la ópera–, alegan que se trataba de una provocació­n político-social fundada en las obligacion­es del arte de llamar la atención sobre las cuestiones contemporá­neas. “Aprecio su elección porque lo hizo con un objetivo preciso: reflejar un tema gravísimo y serio en Italia como es la violencia contra las mujeres. Ha habido un gran debate y muchas críticas. Pero algunas no las he entiendo”, señaló Nardella. © El País, SL

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