LA NACION

En un día agobiante, una de las playas porteñas debutó sin agua por seis horas

En el Parque de los Niños no hubo juegos acuáticos y funcionó solo un puesto de duchas; fue por la rotura de un caño maestro; concurrier­on más de 3000 personas

- Federico Acosta Rainis PARA LA NACION

“Los juegos están buenos y la vista es hermosa, pero si no me aseguran que hay agua no vengo otra vez, porque estamos insolándon­os”, decía ayer Claudia Muñoz mientras se refugiaba bajo una sombrilla del sol brillante y los casi 38°C de térmica que, a las 15 en punto, azotaban la ciudad. Muñoz había llegado desde Lanús junto a cuatro familias amigas con muchas ganas de conocer una de las playas urbanas instalada por el gobierno porteño en el Parque de los Niños. Alquilaron un micro privado que les cobró $ 120 por persona para traerlos, esperarlos y llevarlos de vuelta a las 18, pero no disfrutaro­n totalmente de la salida.

El espacio de la Costanera Norte inauguró ayer a las 10 –como parte de la décima edición del programa Buenos Aires Playa– con el pasto cortado al ras, las instalacio­nes recién pintadas y una polémica: el suministro de agua se interrumpi­ó al mediodía y volvió a las 18, dos horas antes del horario de cierre.

A media tarde, en el promociona­do sector de juegos acuáticos, que agrupa toboganes, pasarelas e imitacione­s de hongos y palmeras de dos metros que deberían largar agua, apenas quedaban unos charcos, huellas de una diversión que quedó opacada.

Allí, las hermanas Vanesa y Cintia Miño, dos amas de casa de González Catán, aguardaban el retorno del preciado líquido. A su alrededor, sus hijos chapoteaba­n en los mínimos espejos de agua que habían quedado de la mañana.

“Hace rato que estamos esperando. Nos dijeron que las bombas no funcionan y que puede ser que el agua vuelva como que no. Vamos y venimos a ver si se arregla y, mientras, aguantamos un rato a la sombra”, comentó Vanesa.

Muchas otras familias también se refugiaban bajo los numerosos árboles que hay en el predio o bajo las sombrillas de los sectores con arena.

“Es un caño que se rompió. Ya estamos trabajando para arreglarlo”, explicó a la nacion Manuel Olivos, empleado de la administra­ción, aunque no supo decir los plazos de resolución del problema. Según sus cálculos, hasta las 15 de ayer habían ingresado al predio unas 3000 o 4000 personas. “El agua está funcionand­o de manera intermiten­te, pero se ha hecho todo lo posible para que las personas y los chicos disfruten”, reconoció una empleada del sector de playa que prefirió no dar su nombre.

Solo cuatro duchas

“¡Allá hay agua!”, decía un hombre de remera roja a su familia con la felicidad de quien había encontrado un oasis en el desierto. Con el brazo señalaba una estructura a unos 50 metros, la única en funcionami­ento.

Se trata de una especie de choza abierta de unos diez metros de largo, con techo de paja a dos aguas que contiene cuatro rociadores. Debajo se apiñaban unas 30 personas, entre adultos y niños, que se turnaban como podían para mojarse y encontrar un poco de alivio a las altas temperatur­as.

“Para que los chicos se cuiden del calor los mandamos debajo de esas regaderas cada diez minutos. Son las únicas que andan”, explicó Muñoz. En la otra playa, dispuesta en el Parque Indoameric­ano de Villa Soldati, no se registraro­n ayer problemas con el agua, según fuentes oficiales.

El Parque de los Niños, de uso totalmente gratuito, tiene una playa principal con vista al Río de la Plata y varios areneros menores repletos de sombrillas y reposeras de color amarillo intenso.

“Yo vine en otras temporadas, tanto en verano como en invierno y está todo mucho mejor –opinó Carla Spazzali, docente de Saavedra, sentada en una reposera–. Hay más juegos y más sombrillas, y mucha gente que las cuida y acomoda todo el tiempo. Está preparado para quienes, como nosotros, no podemos irnos de vacaciones por una cuestión económica”.

Además de los juegos acuáticos, el parque tiene varios otros atractivos para todas las edades: un circuito aéreo de sogas que culmina en una tirolesa, un ajedrez de piezas gigantes, varios castillos inflables y, a partir de este año, un samba y un barco pirata.

Pero a pesar del excelente estado de las instalacio­nes se repite allí también un déficit que padecen otro espacios verdes de la ciudad y la nacion reportó en su edición de ayer: en las 32 hectáreas que ocupa el parque, no hay un solo bebedero público. Solamente hay algunas canillas en el sector de los baños, a unos 300 metros de la playa principal. Sí es posible comprar bebidas frías en pequeños quioscos concesiona­dos. La botella de agua mineral de medio litro cuesta $35 y la lata de gaseosa, $40.

Spazzali concordó con Muñoz con respecto a la falta de agua. “Vine con mis hijos y es una lástima que no anden las regaderas. Hoy es un día que deberían andar más que nunca, porque hace muchísimo calor”, explicó.

Al cierre de esta edición, fuentes de la Jefatura de Gobierno confirmaro­n que el inconvenie­nte ocurrió por la “ruptura de un caño maestro”, que debió ser vaciado por completo para su reparación. Alrededor de las 18, seis horas después de la falla, finalmente pudo ser reparado. Aseguraron también que hoy la playa “definitiva­mente abrirá sus puertas” con normalidad.

La dos playas urbanas abren de martes a domingo y los feriados, de 10 a 20, hasta el 28 de febrero.

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santiago filipuzzi Pasado el mediodía, apenas unos manchones de agua rodeaban los toboganes acuáticos en el Parque de los Niños

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