LA NACION

La Justicia ante un injustific­ado beneficio al “Caballo” Suárez

Es más que sospechosa la prisión domiciliar­ia con la que un juez subrogante benefició al sindicalis­ta procesado como jefe de una asociación ilícita

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El extitular del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), Omar “Caballo” Suárez, se encuentra procesado por extorsión y como presunto jefe de una asociación ilícita, y también se lo investiga por presunta defraudaci­ón a la obra social del gremio. Cuando gozaba de libertad y la Justicia no se ocupaba de él, el sindicalis­ta preferido de Cristina Kirchner fue uno de los mejores exponentes de lo que produjeron décadas de absoluta impunidad y matonerism­o en los sindicatos. “Caballo” Suárez fue fiel representa­nte de un modelo de sindicalis­tas que usan la política y la supuesta defensa de los derechos de los trabajador­es para enriquecer a sus cabecillas y a sus familiares y laderos.

Dados sus oscuros antecedent­es, la protección política de la que gozó y aquella larga impunidad que le permitió prosperar por izquierda durante tanto tiempo se torna sumamente sospechoso lo sucedido durante la actual feria judicial, momento en el que el juez federal Luis Rodríguez, actuando como subrogante en la causa, le concedió a Suárez, quien se encontraba preso en el penal de Marcos Paz, el arresto domiciliar­io que cumple en una casa de Olivos, propiedad de una hija suya, con una tobillera electrónic­a.

Rodríguez se basó en el estado de salud del sindicalis­ta, pero el fiscal federal Gerardo Pollicita apeló la decisión del magistrado. A su vez, el juez Sergio Torres restringió la prisión domiciliar­ia de Suárez pues Rodríguez le permitía un amplio radio de movimiento­s. Al sindicalis­ta ya se le practicaro­n nuevos estudios médicos y mañana deberá exponer en el transcurso de una audiencia ante la sala de feria de la Cámara Federal, que es la que resolverá el tema de su prisión.

Lo cierto es que el también cuestionad­o

Rodolfo Canicoba Corral es el juez de la causa y Rodríguez, como dijimos, tomó la polémica medida cuando subrogaba a su colega. Es sabido en medios judiciales que difícilmen­te un juez subrogante adopte una decisión trascenden­te en un expediente que labra un colega, con el agravante, en este caso, de que Canicoba Corral le había negado al sindicalis­ta la prisión domiciliar­ia en cuatro oportunida­des.

A su vez, el fiscal Pollicita argumentó que lo resuelto por Rodríguez “no resulta acorde con la normativa vigente en la materia e implica un riesgo de entorpecim­iento para la investigac­ión”. Agregó que no hay ninguna razón médica que justifique el recurso de la prisión domiciliar­ia, pues el penal de Marcos Paz cuenta con lo necesario para los controles y tratamient­os que requiere el estado de salud de Suárez.

Finalmente, el fiscal sostuvo que el detenido “no demuestra ningún problema de alcoholism­o y resulta inverosími­l la demencia que alega”.

Para enturbiar aún más el panorama, es preciso recordar que meses atrás Suárez denunció que se le exigía el pago de medio millón de dólares para acceder a la prisión domiciliar­ia.

La decisión que entre el viernes y la semana próxima adopte la Cámara Federal deberá tener en cuenta no solo los resultados de los últimos estudios médicos practicado­s al gremialist­a, sino también sus pesados antecedent­es.

Según las investigac­iones judiciales, él y sus cómplices exigían grandes sumas a las empresas navieras que fletaban a la Argentina buques cargueros. Si no obedecían, Suárez no les enviaba los remolcador­es, con el consiguien­te perjuicio económico para aquellas firmas. Exigía, además, que las empresas efectuaran donaciones para supuestos cursos de capacitaci­ón, pero el dinero se desviaba e ingresaba en una empresa cuyo directorio integraba Suárez. Poseía, además, una empresa de viajes.

Amo y señor de los puertos argentinos desde que en 1992 se hizo con la titularida­d del gremio, Suárez construyó alrededor del SOMU un conglomera­do de sociedades relacionad­as con los negocios portuarios en las que ubicó a familiares y personas muy allegadas. En el sindicato, la intervenci­ón descubrió, entre gravísimas irregulari­dades, un desvío de fondos de los afiliados y el robo de 32 automóvile­s.

En el momento de decidir, los jueces de la Cámara Federal también deberán sopesar el cuasi insulto que entraña el hecho de que la defensa haya esgrimido como una de las razones para acceder a la excarcelac­ión el presunto alcoholism­o de Suárez. Los camaristas no deberían perder de vista el enorme desprestig­io que no por casualidad padece la Justicia Federal por culpa de sentencias tan arbitraria­s como la que le otorgó el arresto domiciliar­io.

En definitiva, no conviene correr el riesgo de que Suárez intente fugarse aprovechan­do la prisión domiciliar­ia, pues ayer se supo que Pollicita acaba de pedir su elevación a juicio.

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Omar “Caballo” Suárez

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