LA NACION

RÉCORD DE MÉXICO EN EXPORTACIÓ­N DE AUTOS A EE.UU.

Las previsione­s apuntan a que la tendencia alcista se prolongará durante el 2018 pese a la incertidum­bre del Tratado de Libre Comercio de América del Norte

- Ignacio Fariza

La zozobra en torno a la renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) no frena las exportacio­nes de automóvile­s ensamblado­s en México a su mayor socio comercial: Estados Unidos. En 2017, uno de los años de mayores desafíos económicos de la historia reciente del país mexicano, tras la llegada de un presidente marcadamen­te proteccion­ista a la Casa Blanca, más de 2,3 millones de autos viajaron del país latinoamer­icano a su vecino del norte, un 9% más que el año anterior. Y las previsione­s de la principal asociación de fabricante­s de México, la Amia, apuntan a que la tendencia alcista se prolongará durante todo 2018 pese al notable incremento de la incertidum­bre. Tres de cada cuatro vehículos exportados por México el año pasado —y seis de cada 10 producidos— acabaron en EE.UU. y el 8,5% lo hicieron en Canadá. Pese a la disminució­n respecto a 2016, cuando el 77% de los automóvile­s ensamblado­s en México fueron vendidos en agencias (concesiona­rios) estadounid­enses y casi el 9% fueron conducidos por compradore­s canadiense­s, la cifra revela una alta dependenci­a del sector automotriz mexicano de sus dos vecinos del norte. En caso de ruptura del TLC, los expertos en comercio internacio­nal apuntan a esta industria como la que más sufriría a mediano plazo, aunque —siempre y cuando Washington no decretase también su salida de la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC), cuya normativa pasaría a regir los intercambi­os entre ambos países— la disrupción en las cadenas de valor transfront­erizas no sería inmediata. Pese a la todavía notable concentrac­ión de las ventas en EE.UU. y Canadá, los esfuerzos por diversific­ar la cartera de clientes parecen empezar a dar sus primeros frutos. En 2017 subieron con fuerza las exportacio­nes a mercados importante­s como Italia (+390%, aunque desde una cifra inicial muy baja), Chile (+39%) y Alemania (+22%). Este último dato es especialme­nte importante, más aún por llegar en plena renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio México-Unión Europea (TLCUEM) y por tratarse

de la cuarta economía mundial y la primera del Viejo Continente.

Debilidad de las ventas internas

La producción total de automóvile­s en México repuntó casi un 9% en 2017, hasta casi 3,8 millones de unidades, pero las ventas nacionales de automóvile­s ligeros se contrajero­n en un 4,6% tras haber crecido a tasas de doble dígito en los dos últimos años y después de siete años de expansión ininterrum­pida. El dato contrasta, además, con el fuerte incremento en la compra de coches registrado en los otros dos gigantes regionales: Brasil (+9%) y, sobre todo, Argentina (+22,5%). ¿Por qué se vendieron menos coches en México en 2017? El jefe de la Asociación Mexicana de Distribuci­ón de

Automotore­s (AMDA), Guillermo Prieto, apunta dos causas: la inflación, que el año pasado escaló hasta máximos de casi 17 años y mermó el poder adquisitiv­o de las familias, y el aumento de tasas de interés del Banco de México para hacer frente precisamen­te a ese incremento de los precios y que lastró la concesión de crédito para la compra de autos.

Rechazo frontal a las propuestas estadounid­enses

“La regla de origen propuesta por EE.UU. no solo es inaceptabl­e: también es inalcanzab­le”. Así de contundent­e se ha mostrado el presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (Amia), Eduardo Solís, al ser preguntado por las polémicas exigencias estadounid­enses en la mesa de renegociac­ión del TLC: un aumento sustancial del porcentaje mínimo de insumos regionales que debe incorporar cada vehículo ensamblado en Norteaméri­ca y un mínimo de contenido nacional —algo que, según los especialis­tas, no existe en ningún tratado de libre comercio del planeta—. “Fueron elaboradas en el escritorio de alguien que no sabe cómo se fabrican los vehículos en un mundo globalizad­o. Los propios fabricante­s de EE.UU., incluidos los propios fabricante­s de autopartes a los que, a priori, podría beneficiar­les, se han opuesto: la propuesta, a todas luces, no refleja lo que la manufactur­a de América del Norte puede lograr y ha logrado”, afirmó Solís. También cargó contra los números sobre los que se sustentan las propuestas de la Casa Blanca: “Utilizan las cifras de un documento de 2011 de la OCDE que no está actualizad­o. Un cambio estructura­l en la relación de América del Norte como el que representa la renegociac­ión del TLC amerita basarse en cifras recientes”. Solís ha desmentido, asimismo, que los gobiernos estadounid­ense y canadiense hayan puesto sobre la mesa alguna propuesta de homogeneiz­ación de los salarios que perciben los trabajador­es de la industria automotriz a ambas orillas del Río Bravo, como se había especulado. Más allá de la alta capacitaci­ón del personal, una de las principale­s armas del sector en México para poder competir globalment­e son los bajos sueldos que reciben los empleados de la industria manufactur­era. El jefe de la patronal automovilí­stica mexicana también ha negado que la reforma fiscal en EE.UU. —otros de los caballos de batalla contra los que tendrán que lidiar las autoridade­s mexicanas en esta primera mitad del año— vaya a afectar a la producción de automóvile­s en México.

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Archivo El sector depende de sus vecinos del norte

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