LA NACION

Una banda sindical que se manejaba con amenazas y presiones

El fiscal de la causa por la que cayó preso Monteros detectó 44 hechos delictivos en el gremio

- Ignacio Grimaldi

Al menos 44 hechos delictivos de extorsión y asociación ilícita señalan como culpables a Humberto Monteros y José Burgos. Los secretario­s gremiales presuntame­nte formaban parte de una banda que amenazaba con paralizar obras y obligaba a las empresas constructo­ras a contratar firmas de su entorno familiar para beneficio personal.

El fiscal de la Unidad de Delitos Complejos de Bahía Blanca, Gustavo Zorzano, explicó que Monteros y Burgos eran los líderes de una banda que operaba en dos etapas. La primera era la de la extorsión y la amenaza para que los empresario­s firmaran acuerdos con las condicione­s que los sindicalis­tas exigían.

“Mandaban delegados del gremio a la obra, realizaban observacio­nes sobre los trabajador­es y hacían que el empresario fuera a la sede del sindicato para arreglar cuestiones de dinero”, señaló Zorzano.

Las cifras arregladas en la Uocra de Bahía Blanca entre sus dirigentes y los empresario­s para no paralizar la obra oscilaban “entre un 25 y 30% por encima de los sueldos de los trabajador­es”.

Según Santiago Saldungara­y, un empresario de la construcci­ón que declaró ante Zorzano, Monteros y Burgos “llegaron a pedir hasta $5000 por obrero, que normalment­e se pagaban en mano”.

Para Saldungara­y, los delegados de la Uocra “inventaban que había incumplimi­entos” para obligarlos a negociar en la sede sindical.

Esa era la única manera que tenían las constructo­ras para asegurar la continuida­d de sus actividade­s con los obreros del sindicato. Sin embargo, esa es la primera de las dos etapas del accionar de la supuesta banda delictiva liderada por Monteros y Burgos.

La segunda parte de esta supuesta organizaci­ón extorsiva se activaba con el pago del anterior sobresueld­o. Es decir, una vez aprobado el comienzo de la obra, Monteros y Burgos obligaban a las constructo­ras a contratar a empresas de su entorno familiar. Esto configurar­ía el delito de asociación ilícita.

“Primero pedían compensaci­ones económicas y después se convirtier­on en empresario­s”, indicó Saldungara­y.

La esposa, el cuñado y la sobrina de Monteros, y la hija de Burgos tienen a su nombre empresas que ofrecen servicios de transporte, equipamien­to de trabajo y baños químicos. A ellas es que, según la investigac­ión de Zorzano, los líderes sindicales direcciona­ban las contrataci­ones de los empresario­s constructo­res.

Flor De Lirio S.A. es una compañía de transporte que registra operacione­s comerciale­s desde 2009. Su directorio está compuesto por la esposa de Monteros, Lucía Teresa Sanabria; su cuñado, Raúl Sanabria, y su sobrina, Carolina Faath.

Ese mismo directorio es el que encabeza la firma Soluciones en Grupos de Trabajo (SGT), que brinda un servicio de equipamien­to de trabajo desde 2010, un año después de la creación de Flor De Lirio.

Cinco años más tarde llegó el nacimiento de otra empresa, esta vez relacionad­a al entorno de Burgos. En 2015, Estefanía Burgos, hija del sindicalis­ta, registró la compañía Acqua Servicios, encargada de los baños químicos.

Son 44 hechos de estas caracterís­ticas los que Zorzano contabiliz­ó en su investigac­ión, a partir de 60 declaracio­nes de exdirigent­es sindicales, empresario­s y empleados de la construcci­ón. Según ellos, los hechos ocurrieron desde 2007, dos años después de la asunción de Monteros y Burgos, y “en los últimos tres las extorsione­s se profundiza­ron”.

Recién en septiembre último se abrió la causa por la que están detenidos Monteros, Burgos y otros ocho dirigentes de la Uocra de Bahía Blanca. En aquel momento, el fiscal general de esa ciudad, Juan Pablo Fernández, comenzó de oficio la investigac­ión. Fue después de que María Eugenia Vidal se enterara de que el gremio paralizaba obras en la zona.

Durante 12 años la cúpula de la Uocra Bahía Blanca negoció con los empresario­s de la construcci­ón sin que ellos mostraran oposición alguna. “Había un apoyo político que nos impedía denunciar esto antes”, sostuvo Saldungara­y.

De esta manera, el sistema que aplicó Juan Pablo “Pata” Medina, al frente de la Uocra de La Plata, lo replicaron sus pares en Bahía Blanca. Extorsione­s, asociacion­es ilícitas y dinero “bajo la mesa” son los factores comunes de una mafia sindical que empieza a caer.

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