LA NACION

Se resistió a una entradera y lo asesinaron de un tiro en el cuello

La víctima, de 59 años, forcejeó para evitar que entraran en la casa, donde estaba su hija

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Un ingeniero fue asesinado de un tiro en el cuello en la puerta de su casa de Ramos Mejía, cuando quiso evitar que delincuent­es entraran a robar en la vivienda, donde estaba la hija de la víctima.

Fuentes policiales lo identifica­ron como Juan Ángel Mario Caccia, de 59 años, un ingeniero civil que trabajaba en la empresa constructo­ra Esuco. El hecho sucedió anteayer a las 20.30, cuando el hombre llegó en su Renault Megane azul a la puerta de su casa, en Palos 281, a metros de la avenida Gaona y en el límite con Ciudadela. Allí esperó a que su hija, de 17 años, saliera a darle un maletín con documentac­ión de su trabajo.

Cuando la chica salió, dos delincuent­es se acercaron al hombre y lo amenazaron con fines de robo. La hija del ingeniero, que tiene un retraso madurativo, arrojó el maletín y regresó a la casa.

Según la reconstruc­ción del hecho realizada por el fiscal de Homicidios de La Matanza, Adrián Arribas, el ingeniero quiso impedir una “entradera” y forcejeó con uno de los ladrones; en ese momento, el otro le disparó a muy corta distancia. Caccia cayó, malherido en el cuello, y los delincuent­es escaparon con su maletín en un Peugeot 208 que los esperaba; ese auto apareció luego abandonado en Ciudadela.

La huida de los delincuent­es –uno de los cuales perdió un reloj que ahora es analizado en busca de huellas– fue registrada por una de las cámaras de seguridad del municipio de La Matanza que ya fue aportada a los pesquisas.

El ingeniero asesinado era viudo y vivía con su hija en la casa donde ocurrió el hecho, en la cual también se hallaba una empleada doméstica que escuchó los disparos, pero no vio a los delincuent­es.

Caccia fue asistido por un vecino, que le practicó tareas de reanimació­n, ya que la ambulancia tardó 40 minutos en llegar, según las fuentes de la investigac­ión. Otra ambulancia de una empresa privada de la cuadra lo llevó hasta el Hospital Posadas, de Haedo, aunque murió a poco de ingresar.

Sobre la situación en el barrio, un vecino del lugar dijo a la prensa que “es bastante tranquilo, no es una zona de entraderas”, y estimó que “a los delincuent­es les llamó la atención el maletín” que la hija de la víctima arrojó. “Caccia era un hombre de trabajo y quiso defender a su hija para que los ladrones no entraran a su casa. Fue al voleo, no creo que los hayan estado siguiendo ni que supieran de su actividad”, concluyó el vecino.

El fiscal Arribas caratuló la causa como “homicidio en ocasión de robo” y ordenó una serie de allanamien­tos en la zona de Ciudadela en busca de los delincuent­es, dado que allí se encontró abandonado el auto en el que habían escapado.

Los investigad­ores también tomaron declaració­n a los empleados de seguridad de unas garitas que están a una cuadra de donde ocurrió el crimen, ya que los vecinos denunciaro­n que no estaban en sus lugares de trabajo.

Los investigad­ores quieren saber si lograron ver el hecho y si se encontraba­n cumpliendo sus funciones al momento en el que le dispararon al ingeniero.

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