El empleo público
El Premio Nobel de Economía francés Jean Tirole, en su libro La economía del bien común, presenta interesantes propuestas para vencer al desempleo. Se trata de un grave problema en Francia, donde el índice
al de Alemania. Parte del siguiente principio: “Hay que proteger al asalariado y no el empleo”. Los enormes cambios del mercado laboral resultantes de las nuevas tecnologías exigen dotar de una gran flexibilidad a los contratos de trabajo, de modo que las empresas puedan rápidamente adaptarse a las mismas. El asalariado que debe reubicarse, capacitarse en una nueva actividad, tiene que ser acompañado en tal proceso por ayudas privadas y estatales. No así el puesto de trabajo que desaparece por avances tecnológicos: la fabricación de velas no debe protegerse frente a la electricidad. Este concepto es claramente aplicable en la Argentina. Pero más todavía en un sector no considerado por Tirole: el sector público. La reducción del número desmesurado de empleados públicos no debe realizarse enfocando al asalariado que ha sido contratado por el gobierno (sea nacional, provincial o local). El método consiste en eliminar los puestos de trabajos redundantes, innecesarios, improductivos, inútiles. Las personas afectadas deben ser protegidas de modo que puedan reubicarse en trabajos útiles y provechosos para la sociedad. Luis Zemborain
DNI 8.362.777