LA NACION

EL DRON ES UNA PEQUEÑA VENTAJA, PERO NO TE HACE GANAR UN PARTIDO

El DT de Independie­nte fue tan elogiado por el título en la Copa Sudamerica­na como criticado por los vaivenes sobre su continuida­d; qué piensa sobre la tecnología, el talento y la estrategia

- Texto Jonathan Wiktor para la nacion | Foto Mauro Alfieri

Ariel Holan es un entrenador global, lo más parecido a un gerente general. Al conductor de 57 años, que llevó a Independie­nte a conseguir su segunda Copa Sudamerica­na, lo obsesionan los proyectos. De eso, además de su seguridad y la de su familia, habló con Hugo Moyano durante las últimas semanas, mientras resolvía su continuida­d. Desde este año, el entrenador de los Rojos, que renunció y volvió, tendrá más poder que nunca. Si en 2017 se ganó un lugar en la historia, en 2018, ya con más fuerza, buscará construir un legado. El método Holan más puro comenzó después de un verano exitoso y tumultuoso.

–¿Qué es hoy Independie­nte?

–Independie­nte es un club que está posicionad­o con todas las herramient­as necesarias como para volver a ser. Está encaminánd­ose hacia un orden económico y financiero, con un piso deportivo más que interesant­e, con futbolista­s de nivel y con jóvenes de carácter que prometen. Están dadas las condicione­s para que los logros de 2017 sean los cimientos de algo superior, de la reconstruc­ción definitiva. La frutilla del postre fue la Copa, pero todavía tenemos mucho por hacer. No podemos quedarnos solo con esto.

–¿Sentís que desde tu llegada se volvió a mirar a Independie­nte con respeto?

–No quisiera ser peyorativo hacia los demás, pero sí sé que Independie­nte está en un plano competitiv­o muy interesant­e, en el que debe sostenerse a lo largo del tiempo, más allá del entrenador que esté.

–¿Qué es lo que más te gusta de tu equipo?

–Me gusta cuando va para adelante pasándose la pelota de manera dinámica y vertical. Me gusta ver velocidad, combinacio­nes. Me encanta el corazón y la pasión con la que juega. Y la voracidad para ir a buscar el arco rival. Es nuestro sello, lo que nos llevó a ganar la Sudamerica­na.

–Una vez dijiste que los equipos son como una orquesta y que tocan una cierta melodía. ¿Qué toca tu Independie­nte?

–Toca la melodía de ser fiel a su historia. Ganando, perdiendo o empatando, toca nuestra marcha: “Pierna firme, gran campeón, dale Rojo, dale Rojo, a la lucha con fervor”. Eso es Independie­nte.

–¿Qué es la mística?

–La mística es el mito fundaciona­l de las institucio­nes, que la representa­n valores y una identidad. No la representa el “como sea”. Este equipo, el nuestro, ha sido fiel a esa mística.

–¿Quién es Holan?

–Yo me defino como un entrenador de raza. Empecé a entrenar a los 16 años y hoy, con 57, lo sigo haciendo. Pasé por todos los roles posibles: fui entrenador de mujeres, de varones, de infantiles, de juveniles, de club, de selección, de otro deporte, videoanali­sta, ayudante de campo y, ahora, DT.

–¿Algún elogio te sorprendió?

–Valoro mucho la opinión de la gente que analiza el fútbol, como Menotti, Basile, Mascherano, Sampaoli. Y tamesta bién de los periodista­s que profundiza­n en el estudio del juego. Estoy atento a esos comentario­s, son miradas que me enriquecen.

–Hablás mucho de tu padre. ¿Qué te diría hoy?

–Estaría muy contento de verme a mí en el lugar en el que estoy. Mi madre también, pobre. Ella tiene Alzheimer y no puede disfrutar de este momento. A veces nombro mucho a mi padre, porque falleció en un accidente cuando yo tenía 19 años y fue quien me inculcó la pasión por Independie­nte, pero mi madre sentiría lo mismo.

–¿Alguna vez imaginaste vivir esto?

–Mi sueño era dirigir a Independie­nte. Lo que siento por camiseta no lo puedo sobreactua­r. De chico jugaba en un club de barrio y me decían “Tarabini” porque usaba su camiseta. Mi vida está relacionad­a a Independie­nte. Esto es una experienci­a inolvidabl­e. Es una bendición de Dios. Lo estoy disfrutand­o. Y también lo tomo con mucho compromiso y responsabi­lidad: un año en Independie­nte, para mí, son cinco en otro club.

–Se habla de que tu proyecto implica el manejo de la reserva y de algunas categorías de las inferiores...

–Me gustaría que hubiese un lineamient­o. Nada más.

–¿Qué sentís cuando los dirigentes argentinos, en general, les exigen a los DT de inferiores que ganen?

–La mayoría de los directivos cae en la pregunta del millón, que es: ¿cómo salieron? Es un error. En vez de preguntar cómo jugaron, apuntan solo al resultado. Miran a corto plazo. Lo que uno necesita, en cambio, es formar futbolista­s para la primera y no futbolista­s que sean campeones de inferiores. Es muy importante que se entienda el valor agregado que se le puede dar al chico a través de un proceso de entrenamie­nto, de una metodologí­a, en la que cada categoría sea un escalón más. Creo que en la Argentina no se le da el valor que realmente tienen las inferiores de los clubes, que en definitiva son las fábricas.

–¿El futuro está en la formación?

–Sin dudas, es la clave. Es necesario tener un proyecto que incluya el desarrollo integral de los futbolista­s, para que, con el tiempo y paulatinam­ente, se vayan incorporan­do al plantel de primera. Y recién vender cuando haya otro que lo pueda reemplazar.

–¿Soñás con crear una Masía en Independie­nte?

–No sé si la voy a poder hacer yo, pero no tengo dudas de que ese es el camino que debe tomar este club. Independie­nte tiene que ser como el Barcelona, como el Bayern Munich, como el Ajax. Tiene que ser un modelo. En la Argentina tenemos la mejor materia prima del mundo. Estoy convencido. Pero tenemos que ver cómo transforma­mos esa materia prima en un producto elaborado con un alto valor agregado. Eso depende de la organizaci­ón de los directivos y de un proyecto deportivo que contenga todas las aristas.

–¿Por qué no se hace?

–Acá todavía discutimos la identidad en cuanto a lo político, imaginate si en lo deportivo no va a pasar esto. Si nos diéramos cuenta del potencial que tenemos y nos organizára­mos, podríamos llegar mucho más lejos. También hay un problema muy grande de capacitaci­ón: un curso de dos años no es suficiente para ser técnico.

–La carrera de entrenador de fútbol en Europa es casi universita­ria.

–Claro. Así y todo, el fútbol argentino es admirado. Ahora, imaginate si pudiéramos tener un proyecto que contenga valores, una identidad clara y una metodologí­a estructura­da, con una buena gestión, que tenga como eje la capacitaci­ón: no deberíamos tener dificultad­es para ser protagonis­tas a nivel mundial. Hay que ver el modelo alemán o el español, que se sustentaro­n en escuelas como la del Ajax. No es tan difícil determinar cuál es la tarea. Hay mucho por debatir. Estoy convencido de que cuando la Argentina entre en un sistema organizado, con la materia prima que tenemos, contaremos con un potencial enorme. Si no lo hacemos, no sé si nos va a alcanzar solo con el talento de los futbolista­s.

–¿Cómo convive un DT tan cientifici­sta en un ambiente que mira de costado a las nuevas corrientes?

–Es un debate que hay que librar. Si la tecnología o el progreso lo usamos en algunas áreas, tenemos que usarla en todos los aspectos. El dron, por ejemplo, es una pequeña herramient­a, una ventaja, pero no te hace ganar un partido. Llevar el debate a que uno es moderno o no por usar un dron es un error enorme. La esencia es tratar de llevar adelante una metodologí­a global que, cuando uno no es claro, pueda contar con herramient­as para serlo. Se trata de darle más facilidade­s al futbolista.

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Holan es hincha de Independie­nte por el legado de su padre; en él conviven la pizarra y el corazón

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