LA NACION

la carrera que devora campeones confirma su histórica rudeza

La dura exigencia de la prueba se refleja en el alto índice de abandonos, que supera el 21 por ciento e incluye a exganadore­s, como Roma y Sunderland; hoy, en La Paz, el día de descanso

- Fernando Vergara

LA PAZ, Bolivia.– “¿Querían arena? ¡Pues ahí tienen la arena!”. La frase pertenece a Marc Coma, director deportivo del Rally Dakar. El ex competidor, ahora dirigente, pisó todavía más el acelerador cuando aseguró que el recorrido en el exigente desierto peruano era puro “rock and roll”. Lo cierto es que la primera parte del rally 2018 fue una de las más exigentes desde que se celebra en Sudamérica. La presente edición, que ayer llegó a Bolivia, ya registró muchos abandonos y accidentes producto de las adversidad­es que enfrentaro­n los competidor­es en territorio incaico.

El primer país del itinerario del Dakar 2018 vio sucumbir a diversos campeones en la furia del desierto: Nani Roma, Sam Sunderland, Sergei Kariakin y Rafal Sonik fueron parte de ese 21 por ciento de participan­tes que no logró superar la dificultos­a arena peruana. En las primeras cinco jornadas resultaron más de 70 los pilotos que desertaron, un registro importante en una carrera que contabiliz­ó 335 competidor­es en el inicio.

Perú y sus dunas se transforma­ron en dureza e intensidad a medida que transcurri­eron los días. Entre los autos, Nani Roma (Mini) vio su salida en la cuarta etapa tras caer en una zanja que, en teoría, no estaba señalizada en el road-book. El español fue trasladado de inmediato a un sanatorio de Lima y fue dado de alta a las 48 horas. “Sin dudas que esta edición fue mucho más compleja que las anteriores”, aseguró.

El francés Sébastien Loeb, nueve veces campeón mundial de rally, fue otro peso pesado que no superó la odisea y quedó atascado en la arena. La caída de su Peugeot en un hoyo provocó que su navegante Daniel Elena sufriera, según se confirmó ayer, la fractura del coxis. A raíz de esto tuvieron que abandonar.

En la ruta de los célebres competidor­es quedó también varado el último campeón en motos, Sam Sunderland. El británico de KTM desertó en la cuarta etapa después de un accidente que le hizo padecer un traumatism­o lumbar.

A bordo de las motos los accidentes se sucedieron. En la primera etapa, el francés André Metge (Sherco) se fracturó la tibia; pero fue el checo ondrej Klymciw (Husqvarna) fue quien más sufrió la rudeza de la superficie. El N° 22 (32 años) se cayó en la tercera etapa y permanece internado en el hospital Angloameri­cano de Lima. Hasta el momento, la organizaci­ón no brindó demasiados detalles acerca de su estado de salud.

Los cuatricicl­os tampoco quedaron exentos de la fiereza del trazado. Rafal Sonik, campeón en 2015, fue otro de los ilustres que abandonó la carrera. Marcado para dar batalla en la pelea final, el polaco se fracturó la tibia y el peroné en la quinta etapa. Llegó quebrado a Arequipa y ayer no pudo seguir rumbo a esta ciudad. En esta categoría se sumó a las salidas el campeón de la edición anterior, Sergei Kariakin. El ruso se cayó de su vehículo y se fracturó el brazo derecho.

El desierto peruano tampoco resultó el mejor debut en esta competició­n para el portugués André Villas-Boas (Toyota). El ex entrenador de Chelsea, entre otros, se lesionó la espalda en un salto y finalizó su travesía tras cuatro días

Arena blanda, piedras, dunas grandes, cortadas, las causas de los estragos. Diez años después de dejar África, quedó claro que el desierto exigió desde el primer día.

El desafío ahora es la altura

En las dunas se esperaba una mejor tarea de Nasser Al-Attiyah, de una profunda comprensió­n del desierto, pero el jeque qatarí no terminó de exhibir su mejor versión a pesar de adueñarse de un par de etapas. No obstante, quienes sí aceleraron en la arena fueron los Peugeot. A las habituales victorias de Stéphane Peterhanse­l ayer se sumó Carlos Sainz, vencedor en el tramo entre Arequipa y La Paz. Así, el francés y el español se asientan en la cima de la general.

Ahora es tiempo de la altura y el frío del altiplano. De todas maneras, en el que es su último Dakar, la marca del León se agiganta día a día.

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andrés stapF / ap el kamaz del ruso Nikolaev, al frente en camiones delante del cordobés Villagra, en un vado en territorio boliviano

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