LA NACION

El campo está en vilo por la falta de lluvias

Las altas temperatur­as y la falta de agua ponen en riesgo la soja y el maíz en la provincia de Buenos Aires

- Josefina Pagani

La sequía en la región pampeana amenaza las cosechas de soja y maíz Caídas en los rendimient­os de los cultivos de hasta el 30 por ciento y angustia por el resultado económico de la cosecha gruesa son parte del paisaje cotidiano que se vive hoy en el corazón agrícola de la pampa húmeda. En una recorrida de por Pergamino y Chivilcoy, la nacion productore­s agropecuar­ios expresaron su preocupaci­ón por la dura sequía que padecen. Los especialis­tas calculan pérdidas de ingresos de divisas para el país por US$3200 millones si la situación no cambia.

PERGAMINO.– Los pronóstico­s de lluvia circulan como billetes de lotería. Poco precisos, anuncian milímetros que no llegan nunca y precipitac­iones dispares: lotes que reciben 20 mm de agua y pluviómetr­os que a 2000 metros marcan cero. Siembras tardías, hojas de maíz acartuchad­as, poca altura en plantas de soja y algunas grietas en el suelo. Los productore­s comienzan a preocupars­e ante los síntomas de estrés hídrico que sufren los cultivos y piden por precipitac­iones. “Ya, ya; tiene que llover ya”, repiten.

Son las doce y media del mediodía del jueves y el sol pega sobre la ruta nacional 8. Camino a Pergamino, núcleo agropecuar­io de la provincia de Buenos Aires, el termómetro marca 38 grados. Con el correr de las horas aparecen algunas nubes y con ellas la esperanza de una lluvia que los productore­s anhelan para este fin de semana.

la nacion recorrió las localidade­s de Pergamino y Chivilcoy donde ya se registran pérdidas por la siembra tardía que se postergó por la sequía que comenzó en octubre del año pasado. Algunos productore­s hablan de un 30% de pérdidas en los rindes de soja de primera. En el peor escenario, que la falta de agua se prolongue, especialis­tas del mercado de granos como Gustavo López calculan una caída en el ingreso de divisas por 3200 millones de dólares respecto del año pasado.

Pese a los anuncios de 40 y 50 mm para este fin de semana, entre el jueves y ayer hubo lluvias dispares en la región. Algunos productore­s hablaban de 10 a 20 mm en Pergamino y otros respondían “nada”. En Coronel Mom y Achupallas (ambos cerca de Chivilcoy) no había registros de lluvias.

Eran las tres de la tarde del jueves y Marcelo Testa se sacaba y ponía la gorra como un acto reflejo para combatir el calor. Él y su hermano Carlos son productore­s y contratist­as: Marcelo recuerda cuando en 1989 sus padres los ayudaron a comprar un tractor y un acoplado. Hoy brindan servicios de siembra en más de 4500 hectáreas y arriendan otras 850.

“Los cultivos no están tan mal, el tema es que la cuenta económica necesita de altos rindes para bajar los costos de producción”, explica. Calculador­a en mano, dice que producir soja de primera les cuesta 540 dólares por hectárea (contemplan­do insumos, labores, cosecha, seguro de granizo, comerciali­zación, fletes e impuestos), más un alquiler de 360 dólares la hectárea.

“Este maíz tiene toda la tecnología: siembra con densidad y fertilizac­ión variables, mapeo de suelo y otras cosas, pero para que el rinde sea el que esperamos tiene que llover ya”, insistía mientras recorría un lote en Manuel Ocampo, a 15 kilómetros de Pergamino.

Siete de la tarde sin clemencia: los mismos 37 grados. En un lote ubicado en la ruta nacional 188 entre Acevedo y Guerrico, a 30 km de Pergamino, el ingeniero Daniel Lavezzari, asesor privado de establecim­ientos agropecuar­ios, arrancó un maíz de raíces secas. “Los maíces están transitand­o su período crítico en cuanto a necesidade­s de humedad y la soja de primera en unos pocos días entraría en ese mismo período: el agua que no reciba va a ser irrecupera­ble”, dice en diálogo con la nacion.

El profesiona­l explica que el 2017 no fue un año seco para Pergamino: llovieron 1295 milímetros cuando la media histórica roza los 950. Pero aclara que a las precipitac­iones hay que sumarles otros factores como el viento, las altas temperatur­as y el sol. “Necesitamo­s una lluvia generaliza­da y uniforme de 40 a 50 mm”, afirma. A su lado, Gustavo Farroni, productor del campo, despeja los maíces de hojas acartuchad­as para mostrar una grieta en el suelo. El lote fue sembrado los primeros días de octubre. Cinta métrica en mano, Lavezzari explica: “Este cultivo mide 1,60 a la panoja cuando para este tipo de híbrido debería medir entre 2 y 2,20 metros”, dice.

Silvio Illia es productor agropecuar­io en la zona de Pergamino, Arbolito y Pinzón. Cuenta que entre el jueves y ayer a la tarde cayeron unos pocos milímetros, muy dispares. “Escuché que en un campo vecino, a dos kilómetros del mío, en Pinzón, habían llovido 22 mm y en mi lote cayeron 7 mm”, dijo, y agrega: “No todos los campos están en la misma situación, pero algunos en soja de segunda pueden llegar a tener grandes pérdidas si no llueve ya. Cuando el productor sembró esta soja lo hizo sobre lo seco y en algunos lugares el cultivo no creció o bien no recibió el agua suficiente para su desarrollo”.

Camino al centro bonaerense

El viernes amaneció nublado; antes de las ocho habían caído solo algunas gotas. Sobre la ruta nacional 188, camino a Chivilcoy, la temperatur­a había descendido 15 grados.

Al mediodía, Luciano Maranessi recorría unos lotes de Monte Ovejero, una empresa que arrienda y maneja campos propios en Coronel Mom, a 30 kilómetros de Chivilcoy. Maranessi negaba con la cabeza: 20 mm en Mom, 80 en Moquehuá, a 70 kilómetros, pero sólo 4 mm en ese campo. Una lotería.

“Estamos retrasados unos diez días en el estado fenológico: sobre este maíz estimamos una merma del 30% por más que precipite ahora”, dice mientras señala un lote sembrado el 10 de octubre pasado. “Si no llueve esa pérdida subirá a 40 o 50%”, añade.

Una hora después, a 50 kilómetros al sur y a 30 de Chivilcoy, Fernando Solari, miembro de la Mesa Agrícola de los Consorcios Regionales de Experiment­ación Agrícola (CREA) del norte de Buenos Aires, esperaba en la banquina de su campo en Achupallas. Habla pausado, con ojos de quien lo ha visto todo. “Cuando el arranque es malo, los rendimient­os son menores. Esperamos 40% de mermas en maíz temprano. La soja de segunda tiene en promedio 20 días de atraso en siembra, lo que augura una merma de rendimient­o de al menos un 20%. La soja de primera, sembrada el 20 de octubre, está muy chica: tiene entre 50 a 60 cm cuando debería alcanzar el metro. Si la sequía sigue puede mermar un 30% su rendimient­o”, explica.

Solari afirma que las lluvias fueron muy dispares: en algunos lotes cayeron 20 mm pero el pluviómetr­o, ubicado a 2000 metros de ese lugar, marcó cero. “En esta zona desde octubre a enero las precipitac­iones no llegaron a 150 mm cuando la media es de 350”, afirmó.

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Fotos de fernando Massobrio El productor Silvio Illia, en un lote de soja en Pergamino
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