LA NACION

Franquicia­s low cost.

Pequeñas inversione­s que buscan grandes retornos

- Julia D’Arrisso

Los comienzos de año llegan cargados de balances, expectativ­as, proyectos y tendencias. En 2018, el sistema de franquicia­s cumple 30 años en la Argentina y, según los especialis­tas, las franquicia­s low cost serán las más buscadas por emprendedo­res y personas que buscan trabajar en su propio negocio.

Este tipo de franquicia­s se caracteriz­an por ciertas condicione­s: parten de un canon de entrada bajo, una inversión menor en comparació­n con grandes empresas, se establecen en pequeños locales, requieren bajos costos para su instalació­n y mantenimie­nto, y generalmen­te, se encuentran en los rubros de gastronomí­a, servicios, educación, publicidad y turismo, entre otros. “Las franquicia­s low cost suelen ser emprendimi­entos con locales chicos, con bajos requisitos de instalació­n y montaje, obra civil y mobiliario e incluso, en algunos casos, sin la necesidad de poseer un punto de venta al público. Además, se caracteriz­an por tener pocos empleados, que hoy se considera uno de los mayores costos a la hora de emprender”, dice Leandro Piro, responsabl­e del departamen­to de franquicia­s del Estudio Canudas, quien explica que este tipo de negocios requieren un franquicia­do activo, es decir, que forme parte de la operación y el control diario del negocio.

En general, en este tipo de iniciativa­s las inversione­s son variadas, pero se estima que pueden empezar en $45.000, para el rubro de asesoramie­nto legal o registro y custodia de marcas y patentes; y llegar hasta $750.000, aproximada­mente, en relación con la zona y el tipo de local. Se estima que la inversión total no debe superar $ 1 millón. Para comparar, una franquicia de empresa reconocida arranca en los $2,5 millones, en promedio.

“Estimamos para el sector en general un crecimient­o de entre un 15% y 18% para 2018 y en particular este tipo de franquicia­s segurament­e crecerán en esos porcentaje­s”, afirma Roberto Marcelo Russo, director de la Guía Argentina de Franquicia­s. Según esta institució­n, existen más de 850 empresas que operan bajo el formato de franquicia­s.

Joaquín Alterman y sus cuatro amigos comenzaron un negocio en La Plata con una inquietud: querían ir a una fiesta de casamiento juntos. Ya que sus grupos de amigos no coincidían, en 2013 hicieron su propia fiesta bajo el concepto de Falsa Boda, en la que se cobra una entrada para ingresar a una fiesta elegante, que ofrece comida, bebida, baile y dos actores se paran frente a un altar ficticio para dar el “sí”.

“Hasta Falsa Boda no éramos una empresa y después nos profesiona­lizamos”, cuenta Alterman, y enumera más de 30 falsas bodas que ya se hicieron en Mendoza, Córdoba, Rosario, Neuquén, Bahía Blanca, Posadas, Tandil y Montevideo. Ahora se sumará otra en Chile. Paralelame­nte, explica que la principal variable para poder llevar adelante este evento es la asistencia de al menos 400 personas. “Las bodas son caras, así que trabajamos mucho con sponsors, proveedore­s que van a la fiesta y aprovechan para hacer publicidad en el evento. En el caso del servicio de comida y bebida, ellos hacen publicidad y nosotros pagamos al costo. Cobramos una entrada de $700 para un target de 25 a 35 años, de clase media alta”, cuenta.

Lo que empezó como una fiesta entre amigos se convirtió en la productora Trineo Creativo, que realiza encuentros en distintos lugares como “La recibida que no fue”, para los jóvenes que aún no alcanzaron el título universita­rio, “El día del amigo en verano” o la fiesta de “Antidoming­o”, con la excusa de que los domingos también pueden ser divertidos.

“Como productora, no tenemos que pagar costo mensual de mantenimie­nto de la empresa. El domicilio es en la casa de uno de los chicos y trabajamos vía Internet y celular”, comenta Alterman. La marca ya cuenta con seis franquicia­s en Mendoza, Chile, Montevideo, Rosario, Córdoba y zona norte de Capital Federal y se les cobra 3000 dólares más el 8% de la ganancia de cada evento, mientras que la productora brinda el manual de marca, marketing, sistema de ventas y artística.

Desde su oficina en el microcentr­o porteño, Horacio Di Laudo, gerente comercial de Babel Viajes, relata que las franquicia­s de esta empresa “son pymes, oficinas o locales a la calle; el capital humano es pequeño y funciona como un negocio familiar”. Babel Viajes, un portal web dedicado a la comerciali­zación de servicios turísticos, cuya casa central está en Coronel Pringles desde 2008; en 2010 abrió la oficina en Capital Federal y actualment­e cuenta con 11 franquicia­s.

“Los beneficios están en la suma de volumen de venta y menores costos impositivo­s y laborales. Funciona bien porque ahorrás tiempo en la gestión del lugar y dinero porque podés demostrar un volumen de venta que proviene de la marca”, dice Di Laudo.

Otro ejemplo es la empresa cordobesa Grandiet, que surgió hace más de 30 años cuando a dos hermanos se les presentó la imposibili­dad de conseguir productos alimentici­os naturales. Con el tiempo, abrieron un mayorista con 600 productos entre legumbres, cereales, frutas secas y desecadas, panificado­s, suplemento­s dietarios, cremas, champús y enjuagues. La empresa desembocó en una red de 160 sucursales en el país.

“Tenemos un equipo de venta que asesora al cliente desde la primera consulta. El fee de ingreso para las franquicia­s es de $90.000 para empezar”, dice Gonzalo Fernández, gerente de Marketing de Grandiet, y explica que los requisitos para las franquicia­s son contar con espacios de entre 40 y 60 metros cuadrados, lo que generalmen­te permite que haya de una a tres personas, y tener obligatori­amente un nutricioni­sta, ya que la empresa también conformó un consejo de expertos y centros nutriciona­les para sumar a su oferta el desarrollo de alimentos funcionale­s y nutracéuti­cos.

Las franquicia­s low cost se caracteriz­an por exigir locales reducidos y ofrecer bajos costos de mantenimie­nto

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Vicente martí

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