LA NACION

Riquelme parece hincha de River cuando habla

- Francisco Schiavo LA NACION

Nunca se sabrá que estará antes para Juan Román Riquelme: si Boca o Juan Román Riquelme, así, en tercera persona.

El ex mediocampi­sta aparece siempre en momentos clave y opina sobre Boca. Es como si un sensor se le activara en los tiempos más sensibles y, entonces, clava el aguijón. Su opinión pesa. Por algunos es reverencia­da. Tiene el aval de sus años como jugador y todos los éxitos que logró con la camiseta azul y oro. A Riquelme siempre le gustó la profundida­d: pase entre líneas y lengua filosa. Tanto como llevar la camiseta Nº 10 o, en una definición que aplica como sinónimo, estar en el centro de la escena. Sólo entonces se podrá entender como un hincha de Boca, pero tan hincha de Boca, pueda conspirar contra el mismo Boca. Que no se dude: desde las palabras, Román destruye.

Boca estaba en paz hasta hace algunos días. Líder del fútbol argentino desde hace más de un año, sólo esperaba el amistoso ante River y la reanudació­n de la Superliga. Pero el problema estalló de repente. Dos de sus mejores jugadores, Edwin Cardona y Wilmar Barrios, se vieron envueltos en un escándalo bajo presunta violencia de genero y todo se desestabil­izó. Por si hiciera falta, apareció él para desafiar a Daniel Angelici.

Todo empezó en una entrevista con ESPN en la que a Riquelme se le preguntó si sería presidente del club. Le brillaron los ojos y apuntó directo a un viejo rival: Angelici, que en sus tiempos como tesorero xeneize se opuso a la fortuna que cobraba el futbolista/

hincha. “Vamos a ver. Ya llevamos mucho tiempo sin ganar la Copa. Nunca pensé que iba a pasar tanto tiempo. El presidente intenta hacer las cosas bien, está desde hace siete años”, lanzó.

Por elevación, Riquelme insistió. Y también “ayudó” a Guillermo Barros Schelotto. “Amo a mi club y deseo que este año nos vaya bien. Siempre voy a estar a disposició­n de Boca. Pero ser entrenador es difícil. Insisto, el presidente que tenemos hoy lleva seis o siete años, intenta hacer las cosas bien. Si algún día tengo la suerte de tomar esa responsabi­lidad, que el hincha me dé el mismo tiempo para trabajar tranquilo”. Clarito. ¿No?

Será un defecto de aquellos que lo tuvieron todo y que, al verse relegados por el paso de las generacion­es, tienen que hacerse notar de algún modo. En River pasó con el Beto Alonso. En Independie­nte fue evidente con Bochini. En San Lorenzo y en el selecciona­do arrasó Sanfilippo. Riquelme le hizo tanto bien a Boca como futbolista que sus hinchas lo adoran. Claro que desde las palabras, por lo inoportuno, parece que estuviera parado en la vereda de enfrente.

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