LA NACION

La Justicia de Brasil abre una investigac­ión por las coimas en el Sarmiento “DGI”, “manteca” y “mango”

El caso implica al actual gobernador de Minas Gerais y al empresario Odebrecht, por el pago de US$5 millones

- Hugo Alconada Mon

La Justicia de Brasil abrió una investigac­ión sobre las coimas que pagó el gigante Odebrecht para obtener en ese país el financiami­ento que le permitiera soterrar en la Argentina el tren Sarmiento. La pesquisa ya cuenta con un primer protagonis­ta: el exministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior y actual gobernador de Minas Gerais, Fernando Pimentel, según determinó el Superior Tribunal de Justicia brasileño.

La investigac­ión buscará determinar la responsabi­lidad de Pimentel y otros cinco acusados de corrupción por US$5 millones y de lavado de activos, así como altos ejecutivos de Odebrecht, que cosecharon “ventajas indebidas” gracias a esas coimas. Entre ellos, Marcelo Odebrecht.

La investigac­ión brasileña, que comenzó con la Operación Acrónimo en noviembre, no abarca por ahora a ningún funcionari­o, empresario o intermedia­rio argentino. Pero el desarrollo de la pesquisa podría sacar a la luz más evidencias y testimonio­s sobre cómo Odebrecht y sus socios Iecsa –por entonces en manos de Ángelo Calcaterra, primo del actual presidente Mauricio Macri–, Ghella y Comsa se beneficiar­on por esas coimas de 2011 y 2012 en la obra del tren Sarmiento.

La decisión que adoptó el Superior Tribunal implica la segunda ocasión en menos de un mes en que otro país avanza sobre la corrupción vinculada a la Argentina antes que la Justicia local. El 22 de diciembre pasado trascendió que la Corte federal de Nueva York juzgará a un exejecutiv­o alemán de Siemens por sobornar a funcionari­os argentinos por el Proyecto DNI, mientras que, transcurri­dos 20 años desde la denuncia, la investigac­ión en la Argentina por ese negociado sigue sin registrar condenas.

El proyecto del Sarmiento

La investigac­ión contra Pimentel y otros brasileños también aporta una nueva oportunida­d de conocer cómo se abonaron coimas por el proyecto para el soterramie­nto del tren Sarmiento. En particular, cuando varios exejecutiv­os de Odebrecht y documentos obtenidos por los investigad­ores brasileños expusieron que se pagaron sobornos al entorno directo del entonces ministro de Planificac­ión Federal Julio De Vido –coimas que podrían trepar a los US$20 millones–, y el rol que habría asumido el lobbista Jorge “Corcho” Rodríguez.

Por lo pronto, tanto Calcaterra como su lugartenie­nte en Iecsa, Javier Sánchez Caballero, al igual que el Corcho Rodríguez y los exsecretar­ios de Transporte y de Obras Públicas Ricardo Jaime y José López, integran la lista de acusados sobre los que el fiscal federal Franco Picardi solicitó trabar embargos millonario­s el 27 de noviembre pasado.

Pero nueve días después del pedido de Picardi, el 6 de diciembre, una sala especial del Superior Tribunal brasileño decidió abrir la investigac­ión contra Pimentel y otros cinco acusados. También determinó que Pimentel podrá continuar como gobernador de Minas Gerais, ya que la pesquisa no se centra en su actual cargo, sino en su paso anterior por el ministerio, que lideró en simultáneo con la presidenci­a de la Cámara de Comercio Exterior (Camex), que fijaba las directrice­s para las políticas de financiami­ento.

Desde aquella fecha, varios datos comenzaron a salir a la luz. Entre otros, que Odebrecht coimeó para destrabar el financiami­ento del Banco Nacional de Desarrollo (Bndes) brasileño –bajo la órbita de Pimentel– para dos obras: el soterramie­nto del Sarmiento, en la Argentina, y un corredor de transporte urbano en Maputo, Mozambique.

Además de Pimentel, los restantes cinco acusados son su entonces jefe de Gabinete en el ministerio Eduardo Serrano, el empresario Benedito “Bené” Rodrigues de Oliveira y el intermedia­rio Pedro Augusto de Medeiros, así como Marcelo Odebrecht y el ejecutivo de la constructo­ra, João Carlos Mariz Nogueira.

La decisión del Superior Tribunal también incluyó el rechazo de las nulidades planteadas por la defensa. “Es clara la licitud de los elementos probatorio­s hasta ahora presentado­s en el expediente”, afirmó uno de los jueces, Og Fernandes, quien estimó que “un análisis minucioso no deja duda de que hay indicios de autoría y materialid­ad” de esos sobornos.

Ya fuera de la cárcel, pero bajo arresto domiciliar­io, Marcelo Odebrecht colabora con la Justicia brasileña. Confirmó múltiples sobornos dentro y fuera de Brasil, así como explicó que las siglas DGI eran un eufemismo utilizado entre los ejecutivos de la compañía para aludir al pago de coimas. En el caso del soterramie­nto del Sarmiento, DGI aparece en documentos junto a pagos por un total de US$20 millones. Pero, hasta ahora, Marcelo Odebrecht no testificó sobre las coimas pagadas a Pimentel.

Según la Procuració­n General brasileña, un emisario del entonces ministro y actual gobernador recibió dinero en hoteles de San Pablo en al menos siete ocasiones, previo intercambi­o de contraseña­s como “manteca”, “mango”, “lechuga”, “algodón”, “escalera” y “4-blanco 5-pimienta”, entre otras.

El empresario Bené Rodrigues aportó esos y otros detalles tras acogerse al régimen de “delación premiada”, que le permite reducir su condena a cambio de informació­n incriminat­oria sobre terceros. Así, contó que tras el acuerdo sellado entre Pimentel y Marcelo Odebrecht, él se encargó de recibir las coimas de Mariz Nogueira, entonces director de Créditos para Exportació­n de la corporació­n brasileña.

Al revisar los teléfonos de Bené Rodrigues, la policía descubrió los mensajes que le envió a Mariz Nogueira el 17 de julio de 2013, un día después de que la Camex otorgara financiami­ento del soterramie­nto del Sarmiento en la Argentina. “¡Mi amigo acaba de llamarme!”, le dijo Bené, en alusión a Pimentel. “Usted no pide, ¡camarada! ¡Usted manda!”.

Los investigad­ores brasileños también encontraro­n pruebas de reuniones entre Pimentel y el empresario Odebrecht antes de que el Bndes y la Camex aprobaran créditos para el consorcio a cargo de soterrar el Sarmiento, y también cómo, tras tres viajes del intermedia­rio Pedro Augusto de Medeiros para la entrega del dinero, se destrabó ese financiami­ento.

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