La fotógrafa Nan Goldin torna su adicción a las drogas en denuncia
polémica. Acusa a la familia Sackler, que desarrolló la oxicodona, de “lavar dinero de sangre” con sus donaciones a museos
(Pain)”, la intervención artística y política de Goldin continúa desde entonces en redes sociales como Twitter e instagram con el hashtag #ShameOnSackler y en la plataforma de crowdfunding change.org .
La familia Sackler, compuesta por cerca de veinte miembros cuya fortuna combinada fue calculada por Forbes, en 2015, en un monto cercano a los 14.000 millones de dólares, tiene un muy bajo perfil, aunque es conocida por sus actividades filantrópicas. Han aportado millones a universidades como Yale y sustanciales donaciones a museos como el Victoria & Albert de Londres y el Met y el Guggenheim de Nueva York.
“No estoy pidiendo a los museos que devuelvan el dinero –aclaró Goldin–, pero no quiero que sigan recibiendo aportes de los Sackler y quiero que se solidaricen con mi campaña”. La artista pretende realizar un llamamiento “a cualquiera que haya perdido a un ser querido por opiáceos o conozca a alguien que está luchando contra la adicción, que incluye a la mayoría de la gente en los Estados Unidos hoy en día, y a músicos y artistas”.
Goldin se tomó fotos tras consumir oxicodona, así como retrató la parafernalia de medicamentos que usaba en el peor momento de su adicción. También pintó un autorretrato, con su distintivo cabello rojizo y su mirada afilada, pero con la boca cosida. “Pinté eso en Año Nuevo. Así me sentía en ese momento. Estaba sola”, dijo.